DULCE TENTACIÓN CAPÍTULO 9: LA TENTACIÓN DE TUS OJOS



Zürich, verano de 2013

El verano aun podía olerse, lo cual era un incordio, era la época del año en donde los olores pululaban en el ambiente, tales como pavimento caliente, barbacoas, al igual que los olores de los perfumes baratos que personas desubicadas usaban en una época en donde el clima acentuaba más los olores. No era gratuito que el otoño y el invierno le gustaran mas, simplemente la moléculas de olor se movían mucho más lentamente, lo cual significaba que los olores perdían intensidad, también porque para él los mejores vinos eran los que se cosechaban en esa época.

Le gustaba como los tonos ocres cubrían a París en esa época, haciéndola ver mucho más bella que Zúrich la ciudad en la que estaba actualmente, aunque su opinión no era la más objetiva que existía, era un Parisino de corazón y aunque hacía más de cuatro años no residiera en ese lugar, no le dejaría de parecer bella. Pero estaba en Zúrich, una ciudad algo apagada para su gusto no sabía si era lo que estaba ocurriendo en su vida lo que le hacía verla así.

Hacía mucho no sentia esa apatía, ese nadismo que ahora con su cotidianidad se mezclaba y de alguna manera le preocupaba, años atrás lo había sentido, pero era por la exasperación que Christie había traído a su vida, sin embargo en ese momento era un hombre felizmente soltero, exitoso, apuesto, demasiado según solían decirle, no tenía problemas que le hicieran pensar en que algo iba mal.

Quizás... ¿Quizás la confesión de Marie Elizabeth lo había sacado un poco de lugar? Era algo en lo que no pensaba mucho, si era honesto y para él era peor haberle mentido por no lastimarla, eso si, no negaba que en los momentos que pensaba en la situación lo hacía sentir algo mal, finalmente ella era importante, no lograba describir en qué sentido, pero habían compartido muchos momentos juntos.

Caminaba por los pasillos de la oficina en Zurich y quedarse filosofando no era algo que un hombre como él se quedara haciendo por siempre, tenía obligaciones y él sabía que la mejor forma de ser eficiente era administrar el tiempo, ya después pensaría en qué haría con esa apatía. Una de las secretarias le sonrió coqueta y él sólo asintió, recordó más joven había tenido uno que otro amorío con una empleada, una tutora de Isabelle, de hecho él era solo un adolescente sin experiencia, todo había terminado muy mal, no negaba que ese mujer le enseñó sobre sus primera experiencias sexuales, pero definitivamente no cometería los mismo errores de ese crío de 13 años.

Antes de llegar a su oficina observó que su padre venía hablando con Beltram por el pasillo que conducía a su oficina, se tensó pensando que Marie Elizabeth pudiera estar cerca, los saludó de forma escueta dándose cuenta que al parecer ambos tenían negocios, suspiró aliviado, quizás era algo borde al pensar de esa manera pero después de lo que había pasado en Canadá prefería poner un poco de distancia.

Se quitó ese encuentro desafortunado de su cabeza, era extraño pues cada vez que se trataba de los Keller su padre se comportaba de manera extraña, por el momento debía pensar en los contratos que tenía que leer, además de la cena que estaba programada con unos inversionistas, Francois era un negociador nato, que le había dado a la petrolera millones de francos.

Para completar la rutina su secretaria entró a su oficina con su acostumbrada libreta, diciéndole sus obligaciones del día, le llamó la atención cuando le nombró un problema en una de la plataformas petrolíferas, suspiró algo contrariado, hacía una semana los bonistas habían manifestado en una junta sus inquietudes por unas huelgas aisladas, que habían generado variaciones en el precio del crudo, si era honesto en esa ocasión había estado algo distraído y había salido de la reunión varias veces y ahora al parecer su padre pretendía que el hiciera de intermediario, creía que sus dotes lograría aligerar el problema.

No tenía un buen presentimiento sobre ese asunto, aun así le asintió con una sonrisa a la mujer de cabello rojizo que le seguía recitando los recados, esta vez de Sébastien que le pedía que lo llamara, no pudo evitar alzar sus cejas, tenía un móvil aunque bueno había estado tan distraído que no lo había verificado, quizás llamar a su oficina había sido la última opción.

Sin mirarla le asintió pidiendo el informe completo de las huelgas para saber cómo actuar a continuación sentía que ese problema crecía y que pronto se podría salir de las manos y temía que no pudieran solucionarlo a tiempo, las huelgas así fuesen pequeñas podían convertirse en una gran bola de nieve y más cuando los medios les daban tanta relevancia

-Señor -Habló su secretaria interrumpiendo sus pensamientos- las noticias del día, hay un artículo sobre usted, además de...

-¿Un artículo? -Esbozó sorprendido - No he tenido notificación de que algo así fuese salir, ¿Sabe quién es la fuente? -respondió visiblemente alterado.

-Ehh... -titubeo ella - El artículo es de una periodista española, sin embargo cuando lo revisé, no vi nada anormal -anunció finalmente.

Francois frunció el ceño, sería que ella... ¡Imposible! Aunque recordó que ella le había mencionado algo al respecto, le pidió a su secretaria que lo dejara solo mientras ella dejaba el artículo impreso sobre su escritorio, él lo observó por unos largos minutos, tenía una gran curiosidad al respecto, las cosas no habían terminado bien con Rebecca Bracho, ese día había estado bastante turbado, incluso tenía muy presente el momento en que con alevosía rasgó su tarjeta sin miramientos.

Esa mujer le había generado tantas emociones en una sola tarde, suspiró al recordar ese movimiento de pestañas acompañado de esa mirada altiva y cínica, ¡maldición! Ahí estaba nuevamente perdido en los lares de esa mujer y con una sonrisa en sus labios, tomó las hojas y comenzó a leer el artículo minuciosamente, era bastante impersonal, sin embargo se dejaba entre ver ciertos tintes halagadores, eso lo hizo sonreír, evidentemente ella no escribiría algo así.

Era evidente que se trataba de una sátira, se burlaba de él, sin embargo aunque fuese eso evidente, le alegró mucho saber de ella, por más que intentaba no pensar en ella, en la gala, en su enfado, sabía que no debía seguir pensando en ella, pero Rebecca ahí estaba diciendo que también había pensado en él.

Sonrió emocionado y no pudo evitar tomar el artículo y hacerse una selfie, la buscó en Instagram y subió la foto etiquetando a la mujer que había estado en sus pensamientos las últimas semanas

"hoy me encontré con un gran artículo de @BccBrachoS, fue realmente grato leerlo"

Miró unos instantes la cuenta de ella y mojó sus labios sintiendo su corazón latir a prisa, de repente ese día rutinario se había convertido en uno interesante. Se obligó a dejar el móvil a un lado y concentrarse en su trabajo, tenía que pensar en la forma de manejar la turba que reclamaba mejoras en sus contratos.

De repente en un movimiento brusco tumbó los papeles al piso formando un desorden, se intentaba concentrar pero no lo lograba, estaba más torpe que nunca pensando que deseaba revisar su Instagram y ver si ella le había dado alguna respuesta.

Detuvo todo, no le veía objeto, no había nada de concentración en lo que hacía, estaba alterado, ella y un artículo lo habían conseguido ¿que era lo que tenía esa mujer? A veces fantaseaba con ese momento en el museo, en cambiar el rumbo y probar la cremosidad de sus labios carnosos, tomar el fruto y hacerlo de él.

En ese momento su regla de nada de mujeres comprometidas le pesó mucho, saberla en una relación con Matthew Shepard, alguien que si lo meditaba no era su amigo y ahí estaba justificándose para seguir adelante con ella. Rebecca le había dicho que sólo tenían buen sexo y quería creer que quizás no estaba entrometiéndose en nada, aunque en el fondo sabía por Pauline que Shepard iba en serio con ella.

Levantó el auricular del teléfono y miró su reloj, le diría a su secretaria que le cancelara las citas del día, prefería concentrarse en los contratos, eso sí, si dejaba de mirar su teléfono esperando una respuesta.

Pensó en un él adolescente, no había sido mucho de mensajes, prefería decir las cosas personalmente, así que muy poco lo había usado, estar pendiente de su celular era algo nuevo, sentir esa ansiedad por saber más de ella, de sufrir porque demoraba en responder.

Tenía su celular en sus manos cuando vio una notificación entrante, su sonrisa se ensanchó nuevamente y la abrió.

@F_LeBlanc_F No era un cumplido, lee entre líneas.

No, definitivamente no era un cumplido, sin embargo no le importaba si deseaba incordiarlo al recordarle lo sucedido en la gala, lo importante es que la señorita Bracho lo había pensado tanto, que se había tomado la molestia de escribir un artículo sobre él, que había tecleado su nombre en internet para tener algunos detalles y que finalmente lo había publicado.

Él había sentido esa tensión y el estado en el que ella lo puso, incluso mientras tecleaba la respuesta en su IG, la seguía sintiendo, ambos se deseaban de alguna manera.

@BccBrachoS, contigo cualquier cosa puede suceder, me alegro ser digno de tu elocuente pluma.

Nuevamente dejó el teléfono aún lado sin dejar de míralo, no podía quitarse la sonrisa de sus labios, aunque se obligaba a seguir con sus tareas, como llamar a su asistente para que se llevará la prensa vieja o incluso devolverle el llamado a Sébastien, que según él ya no lo necesitaba, igual quedaron en verse.

Una vez colgó la llamada con su amigo, volvió a mirar su teléfono, demonios, jamás ese aparato había sido tan importante, era como si el tiempo fuese más lento, revisando la publicación para ver si la internet estaba bien y el mensaje de él si había salido, quizás no era algo sano pero desde que había leído el artículo en la mañana todo el esfuerzo que había hecho tratando de alejarla de sus pensamientos había fracasado.

Un timbre lo alertó de otra notificación y mojo sus labios esbozando una sonrisa, ahí estaba esa mujer hechizando cada vez más con sólo un click.

Sr @F_LeBlan_F en realidad es usted el heredero de un imperio, no es gran cosa que escriba sobre ud.

Ella le restaba importancia al asunto y él sospechaba que era porque tenía mucha, - si es gran cosa señorita Bracho, significa que estuvo pensando en mí- pensó suficiente, no podía estar tan equivocado. Notó su tono formal,de alguna manera no le gustaba que se dirigiera así con él.

@BccBrachoS ¿ahora soy usted? :( Creí que ya nos tuteábamos.

Dejó su móvil a un lado sin embargo sonó un instante después, lo tomó presuroso y leyó.

@F_LeBlanc_F en realidad recordé cómo terminó todo la última vez que lo vi, no me gustaría abusar de su confianza tuteándolo.

Sí, era verdad, no habían terminado de la mejor manera, pero era precisamente por eso que le alegraba saber que él no era el único que había pensado en eso.

@BccBrachoS Te aseguro que no es ningún abuso, Rebecca, si permite que la llame de esta forma.

Esperó, pero ella no contestó de inmediato, de repente su secretaria entró con un rostro que revelaba claramente una profunda angustia.

-¿Qué sucede? -Habló François pausado.

-Una huelga en una de las plataformas, se está convirtiendo en una riña, el Señor Jacques llamó y dice que usted debe ir hasta allá.

François rió, su padre creía que Tom Ford hacía juego con ese rústico lugar, las plataformas pretoliferas eran lugares agrestes, había estado en una que otra u tiempo atrás, e ir con una huelga en manos era realmente tonto, fue enfático con su secretaria, no iría.

La vio salir de su oficina con su rostro angustiada, quizás tener que decirle a su padre acerca de su negativa no era fácil, pero él no iría a ese lugar prefería tratar el problema desde otra esfera al sentir que alcanzaba proporciones mayores, su padre no tardó en llamarlo, sin embargo Francois rechazó la llamada y continuo revisando los contratos y permisos de los empleados de la plataforma, le incordiaba ver tanto desorden, meses atrás habían hecho unas cuantas peticiones de mejoras sobre su plan de salud y prestaciones, le había recomendado a su padre que se llegaran acuerdos finalmente esos hombres tenia un trabajo muy pesado, sin embargo su padre le dijo que sólo se quejaban sin motivos.

La puerta de su oficina volvió a sonar y notó que su secretaria se asomó con su rostro contraído

-Señor es necesario que vaya, el sindicato dice que... -Habló muy rápido, sin embargo escuchó su móvil sonar, François alzó una de sus manos y la detuvo, si era honesto esperaba ese sonido desde hacía varios minutos, vio un nuevo mensaje y se sonrió.

@F_LeBlanc_F ¿desde cuándo preguntas? Creí que ya me habías llamado de esa forma.

Él sonrió, lo había hecho, sin embargo había dejado de hacer otras solamente por moralismos falsos, se sintió un poco hipócrita. Tomó el teléfono y dio su respuesta, quería jugar un poco al ingenuo.

@BccBrachoS Sólo pretendo esta vez decirlo con tu autorización.

Una vez terminó de escribir miró nuevamente a su asistente.

-Deme un informe completo, no pienso ir a ese lugar como carnada. -Haciéndole un gesto de que se retirara, ella asintió y salió de la oficina.

Su teléfono comenzó a timbrar, eso lo exaltó un poco, sabía que no era Rebecca pues no habían intercambiado números y al mirar a la pantalla constató que era Pauline, lo que le faltaba, sabía a que lo llamaba, por los asuntos de los mensajes, aunque el no era alguien que estuviera pendiente a sus redes sociales, sabía que su amiga si, le preocupaba mucho quien la etiquetaba, así que uno de sus deportes era bloquear personas y reportar fotos que no fueran de su agrado.

No, definitivamente no deseaba una reprimenda de su muy público coqueteo con Rebecca Bracho, estaba bastante liado con la grandiosa huelga y sus esfuerzos para no tener querer ir hasta el lugar, la llamaría mas tarde que quizás estuviera más calma.

Intentó centrarse un poco, no podía negar que se sentía emocionado de esperar por un mensaje de ella, pero tampoco deseaba ir a encerrarse con un grupo de hombres furiosos, así que comenzó a repasar las huelgas pasadas, de alguna forma se habían dado de forma sistemática, una vez terminaba en una de las plataformas comenzaba en otra, los pedidos aunque diferente tenían ciertas cosas en común, lo cual le daba perspectiva para pensar en posibles soluciones.

Dejó lo papeles de lado, meditando cómo cada una de ellas había terminado en revueltas, incluso muertos, eso no parecía nada bueno.

Se levantó de su escritorio, necesitaba pensar que podría hacer sin tener que ir hasta ese lugar, anduvo por su oficina pensativo si no se le ocurría algo estaría pronto en ese lugar la verdad la idea no le entusiasmaba mucho, llamó a su secretaria.

-Necesito el informe -habló cordial aunque un tanto molesto que estuviera tan demorada, luego escuchó su móvil sonar, colgó el teléfono y cogió el móvil leyendo su respuesta.

@F_LeBlanc_F has demostrado que aunque te autorice tú tomas las decisiones que mejor te parece, aunque yo difiera de ellas.

Él rió de buena gana al leer su mensaje, esa mujer sabía cómo decirle lo que quería, volvió a recordar la sensación de sus dedos sus labios, su rostro invitándolo a probarlos, era realmente una locura, si pudiera materializar la palabra seducción, ella sería esa materialización, se sintió un poco incómodo al sentir como su cuerpo reaccionaba ante ella aun cuando estaba a kilómetros, así que siguió con su juego inocente.

@BccBrachoS Señorita Bracho, ¿puedo hacer uso de su nombre?

Dejó el móvil tomó nuevamente los papeles que tenía en su escritorio, tragó saliva y detalló la imagen del perfil de ella, quizás debería detenerse, no dejar avanzar todo, tendría a Pauline encima de él recordándole que firmaba su sentencia de muerte con Matthew aunque sentía que era un poco dramática al respecto, una nueva notificación llegó y la abrió a prisa.

@F_LeBlanc_F :) Recuerde que usted es una figura pública monsieur.

Su cortante respuesta le quitó su sonrisa, de repente era usted nuevamente, no sabía por qué daba dos pasos con ella y ella retrocedía tres. Se sentó en su sillón jugueteando con su móvil y le contestó sin pensarlo mucho.

@BccBrachoS Rebecca, le recuerdo que usted también lo es.

Tal como había sucedido en la gala de repente la realidad lo golpeaba, no era bueno ventilar asuntos sobre todo cuando habían cuervos dispuestos de hacer de eso una jugosa noticia, tampoco pretendía ser un incordio para ella y generarle problemas, al parecer a ella le molestaba que dijera cosas sugerentes de forma pública, de manera que le marcó a Phillipe.

Si lo sopesaba, no quería detenerse, quería saber mas de ella pasara lo que pasara, así que llamó a su leal compañero Philippe, era un asistente servicial y eficaz, no había tarea que le encomendara que él no resolviera, así que en ese momento le pediria el numero de Rebecca Bracho, como imaginó sin preguntas ni nada por el estilo le dijo que lo haría.

Francois dejó el móvil sobre la mesa y movió uno de sus anillos, estaba yendo demasiado lejos, buscar su número sin tener la delicadeza de pedirlo era algo muy impropio en él, pero no tenía más opciones, estaba demasiado emproblemado como para ir a Madrid y le era imperioso hablar con ella, esperaba que no quedara como un maldito enfermo ante sus ojos.

Tal como venía pensando, su secretaria entró con el informe completo, mientras le decía que su padre había dejado orden de alistar el helicóptero para cuando decidiera ir a la plataforma, soltó el aire pero no le dijo nada más, ese tipo de presiones sólo hacían que se sintiera más renuente a seguir las órdenes de su padre.

Leer el informe completo no lo tranquilizó, al contrario, lo puso de peor humor, todo era un desastre, habían cesado actividades por completo y la producción estaba en riesgo, las pérdidas comenzaban a ser incalculables, François frunció el ceño, realmente se veía en aquella plataforma y eso lo molestó aún más, pues por más que deseaba concentrarse en el problema no lo lograba, pues terminaba pensando en un par de ojos cafes.

Había quedo con ese sin sabor del último mensaje, sin querer siempre terminaba siendo un incordio para ella, finalmente en la gala lo único que había hecho había sido ofenderla y ahora parecía que también.

Notó que no contestaba, guardó su móvil y se levantó de su escritorio, era mejor ir hasta el lugar y acabar con ese problema de raíz, cuando llegó al escritorio de su secretaria y la vio timbrarse mientras sus mejillas se sonrojaba, él le sonrió y le afirmó que iría, ya no tenía más remedio. Se fue a su casa para darse un baño y cambiarse de ropa, a pesar que el problema en la petrolera crecía él seguía pensando en ella, no podía dejar de mirar el celular cada dos minutos, incluso en una de esas veces al estar mojado se le había caído.

Parecía imbécil, lo reconocía no lograba concentrarse del todo en la problemática de la plataforma, esa mujer no lo abandonaba, su silencio lo tenía realmente enloquecido, quizás no le había gustado que dijera esas cosas de forma tan pública, era imperativo que Philippe le llevará el número, pero cuando le volvió a preguntar no lo tenía aún.

Lo miró contrariado, pero no podía ser injusto, se lo había pedido hacía poco, él deseaba tenerlo ya en sus manos para poder hablarle a Rebecca, Phillipe no tenía la culpa de esa necesidad imperiosa de leerla nuevamente.

Ger lucky, sonaba en el estéreo del carro, mientras él sólo estaba cruzado de brazos, realmente molesto, por tener que ir hasta allá, sin embargo después de leer cada documento se dio cuenta que si no lo hacía podría agrandarse el problema.

Por el mal tiempo no pudieron aterrizar directamente a la plataforma, pero al llegar advirtió que gran parte del sindicato los esperaba en las oficinas del muelle, llegó directamente a una de las oficinas dispuestas para las conversaciones, al entrar pudo sentir un fuerte olor a escatol, principal componente de las heces, que no entendía de donde salía, mezclado con ácido valérico, un fuerte olor a pies sucios ¿hacia cuanto no se lavaban los pies esos hombre? La sala se sentía caliente y podía deducir varias cosas, una de ellas esos hombres no se alimentaban bien, dos que tampoco tenían una buena higiene y por último que se podría oler una gran cantidad de estrés y nerviosismo.

Les sonrió y aunque intentó con su simpatía característica menguar los ánimos los hombres no cedían ni un centímetro, eso lo comenzaba a irritar, sentía que querían sacar provecho de la situación, François era bueno leyendo personas, por algo su padre le confiaba problemas como esos, con creces obtenía resultados inesperados, todo eso se debía no sólo al lenguaje corporal sino a otros factores que con el tiempo había aprendido.

Les propuso una pausa para descansar y comer algo, les hizo llevar los mejores manjares, los vio comer con entusiasmo, eran personas de bajo nivel que en su vida habían visto productos de primera calidad, sin embargo su apetito estaba en el infierno, los malos olores comenzaban a sobrepasarlo.

Se recordaba porque había tenido que ir de forma tan voluntaria, escuchó una notificación de su móvil y se percató que era Rebecca, eso hizo que su ceño fruncido se suavizara y sonriera tontamente al leer.

@F_LeBlanc_F ¿qué podrán decir? Déjeme imagino que soy una "periodista" (dicen que lo son) de farándula, escribirían algo como esto: La presentadora Rebecca Bracho (uish veo la palabra presentadora y me dan nauseas) ha quedado tan cautivada con monsieur LeBlanc que le escribió un artículo halagando todas sus bondades en el campo de los negocios, él es su nuevo crush. Se dice que se conocieron en una gala a beneficio de los niños con cáncer ¿no es maravilloso? Les deseamos éxitos.

Ahora su sonrisa iluminaba su rostro, su forma irónica de decirlo era única, le gustaba como era capaz de cargar las situaciones con humor negro, tomó su móvil, pero se detuvo, realmente era algo que le parecía imprudente, trabajaba con una cadena televisiva eso podría tener retaliaciones con ella.

François conocía el mundo de la televisión y los contratos, paparazzi, eso que ambos estaban dando en el instagram era oro puro para algún chismoso y el no deseaba eso, no quería que ella fuese la comidilla de la prensa rosa de París.

Mientras escuchaba como esos hombres devoraban el entremés, miró a Phillipe y le preguntó el número de Rebecca Bracho, le confirmó que ha se lo habían enviado, no perdió el tiempo y agregó el número y de inmediato le textió de forma privada.

04/09/2014 13: 44 pm

Si dicen algo así, quedaría profundamente halagado. Sin embargo no quiero que su buen nombre se vea envuelto en chismes rosas. F LeBlanc.

Él esperó un momento, ella no contestó, seguramente la había espantado, movió uno de sus anillos y escuchó que un hombre se dirigía a él, intentó concentrarse en lo que decían en la mesa, pero su aburrimiento era evidente, ella no contestaba. Se levantó disculpándose y caminó al baño de hombres, luego escuchó nuevamente su teléfono sonar.

Rebecca Bracho

04/09/2014 13: 50 pm
Monsieur stalker me pregunto cómo consiguió mi número y también si debo inquietarme por eso, no vaya a ser que usted resulte ser un psicópata de ojos avellana y sonrisa encantadora.

Él sonrió, no la había espantado, al menos no tanto como para que lo bloquera y le mandara la policía, releyó el mensaje y las palabras snob y stalker, nunca le habían parecido tan interesantes, tomó su teléfono y tecleó su respuesta.

04/09/2014 13: 51 pm

Qué puedo decir, valoro mucho su buen nombre no quiero crearle un caos innecesario.

En el fondo, sabía que ese caos tenía nombre propio, no en vano Pauline había estado llamándolo de manera insistente temprano, su angustia era Matthew Shepard, en la gala le había lanzado esa advertencia y bueno y su interés por Rebecca había sido muy evidente.

Guardó su móvil y caminó hacia la improvisada y muy olorosa sala de juntas, estaba por llegar a la mesa cuando nuevamente cuando escuchó su móvil.

Rebecca Bracho
04/09/2014 14: 53 pm
Mi buen nombre no se va a afectar por chismes de pasillo, es necesario más que eso para arruinar una carrera.

Se detuvo y leyó el mensaje viendo cómo a lo lejos esos hombres lo miraban con el ceño fruncido, sin embargó los ignoró y primero tecleo su respuesta.

04/09/2014 13: 53 pm
Es verdad lo que me dice, sin embargo no quiero arriesgarme a que eso suceda y termine como una persona no grata.

De verdad le preocupaba, a veces los chismes rosas podían traer daños colaterales y más porque sabía que ella sostenía una imagen, que debía cuidar, no deseaba afectar la vida laboral de Rebecca y tampoco que la tomarán como una conquista casual. Por otro lado, no quería que Pauline lo siguiera incordiando con el tema de Shepard, realmente aunque eso lo había preocupado, ya se había dicho que no lo haría más y sólo seguiría hasta donde ella lo dejara y esperaba que no fuese poco.

04/09/2014 14: 59 pm
No sé a qué se refiere con "no grata". Señor LeBlanc desconozco lo que tiene en mente, pero no estamos en el siglo XIX donde responder correspondencia (mensajes en redes, para estos casos) es considerado como algo que comprometa "la buena moral" de la "damisela". ¡No sea anticuado!

Leyó el mensaje, rió pensando que tenía la capacidad de cabrearla con sólo decir unas pocas palabras, comenzó a teclear su respuesta cuando, Phillipe se acercó interrumpiendolo.

-Señor, el sindicato está impaciente dicen que si no son escuchados ahora mismo comenzaran huelga indefinida, además de que tenemos la posibilidad de quedarnos estancados en este lugar por varios días.

François alzó su mirada y pudo sentir la tensión, por primera vez en muchos años se había abstraído de tal forma de su trabajo que no se había percatado del transcurrir del tiempo, suspiró, definitivamente no quería quedar atascado en un lugar como ese, guardó su móvil sin una respuesta para ella, lo cual lo dejó incómodo.

Caminó hacia la mesa y se sentó con una sonrisa, allí discutieron los diversos puntos de su pliego de peticiones, cada vez salían más y más demandas que eran casi imposibles de cumplir. Después de 45 minutos acalorados lograron llegar a un término medio, los hombres se calmaron, llamando al resto de trabajadores al orden.

Una vez logró nuevamente aplacar los ánimos, les prometió que buscaría una forma de cumplir con dos de la cláusulas, salieron de ahí en busca del helicóptero definitivamente no sería fácil convencer a la junta sobre esos dos puntos lo cual lo ponía en aprietos. Esperó a que el helicóptero tuviera permiso para poder despegar, tomó el móvil y tecleó la respuesta que hacía una hora no había podido contestar.

04/09/2014 15: 57 pm

Se me olvidaba que no le gustan los caballeros andantes.

Pensó en su respuesta, era verdad se trataba de una mujer que no necesitaba quien la guiara, porque era totalmente decidida, escuchó un minuto más tarde como su teléfono le anunciaba que ella había contestado.

Rebecca Bracho
04/09/2014 15: 58 pm
No hay que ser tan literales, hay gestos dulces y hay otros machistas, son esos últimos los que desprecio.

Machista, pensó para sí, realmente nunca se lo había planteado de esa forma, sonrió Rebecca tenía la facultad de llevar su galantería al cesto de basura, aunque parecía absurdo le gustaba de alguna manera, que fuese tan decidida.

Su asistente le comunicó que su jet estaba listo, pero antes de ir a Zurich debía volver a París, tenía que poner al corriente a Jacques, su padre sobre cómo había terminado la reunión y convencerlo que era lo mejor para aplacar los ánimos.

04/09/2014 15: 59 pm
Nunca me he considerado machista, no por lo menos adrede.

Sonrió al pensar el efecto que traerían sus palabras, caminó hacia el jet, por lo menos el regreso sería cómodo se rescostó en el sillón, pensando cómo debía enfrentar parte de los socios en París, cuando escuchó nuevamente su móvil.

Rebecca Bracho
04/09/2014 16: 01 pm
Si miramos el contexto que hay detrás de su preocupación por "mi buen nombre" y que me vuelva una persona "no grata", eso deja de fondo un pensamiento bastante reduccionista y machista. Señor LeBlanc no es pecado responder mensajes en redes sociales, eso sólo era mal visto en épocas de antaño cuando se presuponía que el más leve gesto de una mujer hacia un hombre iba a afectar su pureza.

Sonrió, de verdad no había pensado en afectar su pureza, se refería sólo a tecnicismos, que por experiencia sabía podrían afectarla, aunque no estaba seguro qué clase de contrato tendría con KNC.

04/09/2014 16: 04 pm
Déjeme decirle que valoro en demasía una mujer independiente y mi preocupación se basa en sólo formalismos. Además de que sé diferenciar lo que hago público de mi vida privada.

Esperó su respuesta, recostado en su asiento, comenzaba a sentir que ese día habría sido peor sin los textos de ella. Cerró sus ojos, estaba realmente cansado y su día aun no terminaba, sólo deseaba relajarse al lado de una copa de vino. El sonido de la vibración en su pantalón le hizo salir de sus pensamientos.

Rebecca Bracho
04/09/2014 16: 07 pm
*Pone los ojos en blanco* Ya entendí de qué va todo eso, es una preocupación poco altruista, podría haberse ahorrado varios mensajes si me hubiese dicho que le preocupa cómo textearse conmigo pueda afectar su imagen ;) lindo día sr LeBlanc tengo una vida que me espera lejos de mi celular.

Sonrió al ver su respuesta, nunca pensaría de tal forma, simplemente habían cosas que quería dejar solo para los dos, porque no tenía que saberlas el resto del mundo.

Cerró nuevamente sus ojos pensando en cómo cada cosa que conocía de ella le encantaba y aunque le insultara o se enojara, sentía esa necesidad de conocerla más, esa necesidad la había aplacado desde el día de la gala, pero ahora nuevamente la sentía más viva que nunca.

Desbloqueó su móvil y textió su respuesta

04/09/2014 17: 10 pm
Lamento si piensas tal cosa, puedo ser un bastardo egoísta, sin embargo ahora no es el caso, no se trata de la imagen soy comidilla de la prensa todo el tiempo. Espero tenga un bonito día, el mío por ahora huele a infierno y si sale y se toma una copa de vino espero que pueda brindar por mí.

No le volvió a contestar lo cual le hizo sentir decepcionado, buscó sus mensajes en Instagram y los comenzó a borrar, realmente, no quería crear caos, se rió al pensar lo que diría Shepard o la misma Pauline del asunto, una vez lo hizo tiró su móvil a un lado y se concentró en lo que tenía por delante.

Cuarenta minutos más tarde se encontraba en París, en la oficina de su padre, desde que había llegado no dejaba de decirle que el acuerdo que había prometido era al que jamás les cumplirían.

-Eres un inútil, -escuchaba que Jacques lo incordiaba, mientras él juueteaba con un accesorio del eacritorio -cómo les pudiste decir que pensarías estas propuestas.

-Sé que son algo complicadas de cumplir, pero padre, creo que son fundamentales para su dignidad laboral, si los tienes contentos podremos tener más productividad, además que ahora adelantamos los nuevos biocombustibles, debemos ser cautos -hizo una pausa haciendo un ademan con sus manos- No pensarías que les diría no, eso habría supuesto quedarme estancado en aquel lugar -François se levantó, del sillón, -Ahí te dejo mi informe del día de hoy, me voy, realmente ya no depende de mí, reúne la junta de bonistas y expón la situación, realmente ustedes los viejos me desgastan, hace siglos, hubiese solucionado el problema si de mí dependiera, te aseguro padre que si no logran contentar al sindicato, el problema se agrandará.

Sin esperar una respuesta de su padre salió de la habitación, ahora mismo estaba hecho un asco, tomaría el próximo vuelo, quería darse una ducha y descansar en Zúrich, era como si llevara un gran peso de suciedad sobre si.

Salió rumbo al aeropuerto y dejó que el chófer condujera, no se sentía capaz, ese día había sido pesado y si se detenía a pensarlo, desde que ella le había dejado de hablar, un vacío se había instalado en su pecho.

Cerró sus ojos y vio la boca de Rebecca, su acento madrileño al hablar francés, no sabía qué le pasaba con Rebecca Bracho, pero no podía sacarla de su cabeza, había conocido muchas mujeres, sin embargo se sentía tan diferente con ella.

Le tuvieron que decir que habían llegado y mientras esperaba que despegaran se sentó de forma pesada, Rebecca, ¿por qué no se iba? ¿Por que después se tenerlo todo el día en vilo en ese momento lo tenía así de drenado?

Su móvil comenzó a sonar, lo miró con uno de sus ojos abiertos y se dio cuenta que se trataba de Pauline, ¡maldición! Ya era inevitable no atender, si no lo hacía la tendría en Zúrich en menos de 24 horas.

-François al habla.

-Hasta que te dignas en contestarme- le dijo ella muy molesta. Él suspiró un instante sabía que tenía que ver con Rebecca.
-Ya sabes, trabajo duro. -Pauline resopló
-François LeBlanc Favre, no me vengas con excusas pobres que bien has tenido tiempo de contestarle menciones a Rebecca Bracho. ¿Qué estás pensando? ¿Al menos lo estás haciendo?- François alejó el teléfono un poco de su oreja.

-¿Por unas menciones? -Preguntó haciéndose el inocente.

-Bien sé que ya las borraste, pero les tomé un pantallazo en mi celu sabiendo que dirías esto, leo y te cito: "contigo cualquier cosa puede suceder",

François alzó sus cejas, que controladora y desocupada, de verdad había comenzado a leerle todo los mensajes de IG y eso que el los había borrado temprano, según ella uno tras otro era peor, para el habían sido lo mejor de su día y en ese momento se hallaba anhelando que ella se dignatarios a contestarle el último mensaje que le había enviado.

-Veo que tienes mucho tiempo libre - dijo François riendo - Willian debería darte un trabajo en la empresa.

-¿Es todo lo que vas a decir? ¿François en qué estás pensando? ¿Has pensado en Marie? Hace tres semanas que saliste de esa gala con esa mujer de brazo me tocó inventarle a Matt que eras mi novio para protegerte y eso no me importa, lo volvería a hacer si tengo que cuidarte, pero esto es demasiado, lo hiciste en público, Matt lo sabe, no sé cómo se tome que andes coqueteando con su fulana. ¡Qué no dimensionas la gravedad de tu accionar!

Y ahí venía ese tema maluco: Elizabeth, si era honesto una punzada se generaba y no entendía el por qué, no deseaba estar con ella, pero al tiempo se sentía mal, como si en el fondo pensará que le hubiese fallado y eso lo atormentara y prefiriera hacer caso omiso.

No tuvo más remedio en contarle todo a Pauline, no valía la pena ocultarselo, le contó todo, la fiesta, el beso, la declaración de Marie y antes de sentirse aliviado de contar esas cosas se sentía más y más incómodo.

-¡Oh Fran lo siento! Pero si me habías dicho que te le ibas a declarar.

Sí y estuvo mucho tiempo sintiéndose enamorado, le gustaba pasar tiempo con ella, pero no lograba entender por qué su declaración no lo hizo feliz, por el contrario se sintió muy mal tener que decirle que él no se veía con ella de esa forma. Había sido sincero ella sería especial para él, Marie Elizabeth le había dado momentos diferentes, pero después de desear estar tanto con ella ahora todo era confusión.

Pauline quedó en silencio ante esas nuevas declaraciones, la escuchó soltar el aire y finalmente le dijo:

-Lo entiendo, -la voz de su amiga se escuchó- pero por favor, no te refugies en Rebecca, no quiero que te lastimen más.

No podía responderle nada, sin mentirle, tenía un sentimiento hacia Marie, recordó la primer vez que la vio, se veía tan desvalida, quiso quitarle la tristeza que había en su rostro hacerla reír, esa noche se enfermó mucho, lo único que hacía era llamar a su madre en sueños, eso lo atormentaba, ahora mismo se sentía culpable por poner una mirada similar en su rostro. Pero tampoco podía negar que cuando regresaron de sus vacaciones algo había cambiado, sentía que no la conocía, es como si fuera otra.

Sin embargo, con Rebecca todo era diferente, lo atraía como una polilla hacía la luz, sabía que el resultado sería desastroso, pero no se sentía capaz de detenerse, quería saber más acerca de ella, conocer qué era lo que la acongojaba, ver su risa, saber qué pensaba y que lo desafiara, porque con ella se sentía de alguna manera intimidado y aunque no comprendiera bien qué le pasaba con ella, buscaba averiguarlo, pero sabía que no podía decirle nada de aquello a Pauline, así que prefirió reducir el daño diciendo:

-No te preocupes, - mintió sabiendo que ella no se daría cuenta por teléfono- no lo haré

-Me alegro, no sólo por ti, también por Matt, no sé cómo reaccionaría con esto François, de verdad se ha encaprichado con esa mujer, no quiero tampoco que él te lastime.

Le tenía que mencionar a ese tipo, realmente no le importaba y así se lo dijo, noble tenía miedo a Shepard, ambos eran herederos de imperios, tenían puestos privilegiados en sus ramas, aunque Pauline lo negara Shepard, también tenía gustos excéntricos es decir tener sementales de miles de euros, no era de todo el mundo.

Se diferenciaban por sus edades, mientras él tenía 28, Shepard 33, pero para el eso era irrelevante, Shepard no podría hacerle nada, no se consideraba un hombre desvalido, al contrario, tenía muchos amigos en diferentes esferas, muchos de ellos hijos de personas influyentes y si Shepard iniciaba una disputa él tenía sus formas de defenderse.

Le planteo un panorama hipotético en donde Shepard debía asumir como adulto, si finalmente Rebecca y él llegaban a tener algo, finalmente si eso ocurría de debía a la atracción que sentían, además que sentía que no le daba el lugar, a pesar de no conocerla, ese día le había dicho muchas cosas como para mentir de que con Matthew Shepard se trataba de sexo casual.

Sentía que Shepard debería sacarla de ese estatus de clandestinidad, él al menos lo haría, no la ocultarla de ninguna manera, si decidió hablarle en interno, simplemente era porque eran cosas que no deseaba que el resto supiera.

-¿De qué estás hablando François?-Pauline arremetió contra él, cuando le expuso su sentir- No sé si no has escuchado nada de lo que te he dicho, Matthew dejó a Claire sólo por saltar a los brazos de Rebecca, además también te dije que se inventó el dichoso programa sólo por ella y para finalizar se enfrentó a su padre porque éste no quería darle semejante responsabilidad a alguien tan novato. No sabes nada François, no sabes de qué es capaz él por ella- dijo ella con dolor- creo que sería capaz de atravesar el infierno como Dante.

El volvió y expuso su punto, Matthew no salía con Rebecca de forma oficial, si ella le dice que lo ama y seguiria saliendo con él pues en ese caso aceptaría todo, no pondría a pelearse como un pequeño, sin embargo si no era de esa manera él no se retractaria por coquetearle a una mujer.

Sintió risa e ira ante los argumentos de Pauline, de el por qué para ella eran novios, el muy imbécil le había hecho comprar, pendientes, vestidos, flores, para Rebecca. Si bien a veces le parecía una adicción que ella tenía por sus McQueen, era cruel sabiendo lo que los amaba y lo que amaba a ese tipo para que ella tuviese que elegir uno para su "novia"

Tenía que hacer algo ante la ingenuidad de su amiga y explicarle que no, regalarle cosas a una mujer no la hacia la novia, personalmente para él, tenía que ver con cosas más personales, por ejemplo en esa gala él se vio totalmente ajeno a que estuviera con él y bueno podrá ser un tipo genial que no le dan celos de nada, pero para François había una delgada línea entre tener cero celos por seguridad y desinterés.

Y eso era lo que él había visto, ni un gesto, una caricia y no se trata de marcar como animal a la persona es decirle que le importa, que la desea tener cerca, de hacerla sentir importante.

Le explicó todo eso a su amiga, incluso le dejó abierta la posibilidad de que sólo fueran ganas sexuales, de las más puras, finalmente Rebecca tenía todos los elementos en su cuerpo para perderse en él.

-...Rebecca no es una mujer sólo para un acostón, -continuó explicándole- además de que no creo se impresione aún con la joya más costosa que tú le hayas escogido de eso me pude dar cuenta, por favor, me acabas de dar una razón más: ¿quién deja que su mejor amiga escoja los regalos para la que se supone es la mujer que ama? - riendo esta vez.

-¡Te escucho y no lo creo! Te lo advertí François, te dije que te pasaría y te pasó, has caído en los encantos de Medusa.

-Aún no - espeto esperando el alboroto al otro lado de la línea.

-Bah- dijo cansada- ¡no te engañes! Has dejado que el despecho ciegue tu entendimiento.

-Puede ser - vencido por ella.

-Pues no deberías, ve y lucha por Marie y deja a Rebecca, por mucho que te quiera no podré protegerte del lío que se te armaría si te llegases a involucrar con ella.

-No sé si quiero luchar por Marie, no sé si no quiera meterme en un lío. Ahora no puedo decirte que siento por Marie ¿no entiendes? - Le dijo un poco más alterado

-¿Me estás tratando como una tarada? Se suponía que amabas a Marie y ahora de repente muestras un interés insano por esa mujer.

Él suspiró airado.

-Suficiente tengo con no saber qué siento por Marie hasta el momento sé que somos o éramos muy buenos amigos ¿sabes? Aunque andes por el mundo detrás de Shepard te darás cuenta algún día que para él no más eres la hermana consentida de su mejor amigo y sentirás el amargo, no todo se trata de vivir de ilusiones que es lo que creo que hacia yo con Marie y no voy a luchar por algo de lo que no estoy seguro, no sé qué siento respecto a ella.

-François- dijo ella rompiendo en llanto- espero de verdad que tanta amargura que sientes cese, incluso siento pena por Rebecca y eso ya es mucho decir, no deberías acercarte a nadie en este momento, sólo haces daño. Gracias por pensar que no soy suficiente para que algún día Matt se dé cuenta que soy una mujer que lo ama, si tú te has rendido yo no, yo si sé amar de forma incondicional.- Y sin esperar a que él contestará colgó.

François se quedó inmóvil en el asiento del jet, se sintió terrible, sus pensamientos oscuros habían salido a flote, hizo mueca al pensar que aunque para él seguía siendo una realidad a veces la verdad era amarga y debía seguir bajo en tapete.

No debió decirle ese tipo de cosas a Pauline, era un total imbécil que había descargado su frustración en ella, el asunto con Marie a veces lo hacía sentir mal, con Rebecca sentía que flotaba, pero a parte de sus demonios no debía lastimar a su amiga con algo que él sabía perfectamente cuánto le importaba.

Aunque para el Shepard no era el hombre para ella y no porque fuese un mal tipo, al contrario era tan psicorígido que parecía irreal, perfecto en casi todas las áreas y totalmente parco, pero había un pequeño detalle que ella no tomaba en cuenta: no la amaba, no se veía ni pizca de pasión o morbo por parte de Shepard hacia Pauline.

Para François debía existir así fuese el morbo para meterse con una mujer, un algo que llenara de chispa dicha relación, a pesar que sabía que tenía la razón se sintió como la mierda, amaba a esa chica rubia y no quería lastimarla, así que quiso ir donde ella, después de todo no se merecía ser tratada de esa manera tan cruel.

Le pidió a su asistente que cambiará el vuelo hacia Madrid, sería una molestia para ellos que estaban prontos a despegar hacia Zürich, pero no era alguien que se preocupara por esas nimiedades, se les pagaba muy bien por hacer su trabajo.

Una vez llegó a Madrid, se dirigió a la casa de Pauline, sabía que tenía altas probabilidades de ser enviado directo a su casa, una vez se enojaba era realmente difícil.

Vivía en un sector llamado la moraleja, un lugar cerrado con casas amplias y lujosas, no dejaban seguir a quien no viviera en el lugar, incluso el como visitante debía ser autorizado por el propietario de la casa.

Por fuera era una casa de fachada amplia, aunque vivía ahí bastante tiempo no sentía que Pauline se hubiese apropiado de ella, François sabía perfectamente que sólo estaba ahí detrás de Shepard.

Timbró un par de veces, hasta que ella le abrió, como lo había imaginado su rostro estaba encharcado en lágrimas, ella lo miró con un profundo odio, sin embargo lo dejó seguir, él entró con su cabeza abajo, la había lastimado y eso lo hacía sentir miserable.

-Disculpa lo tarde - dijo pausado y apenado- yo sólo no podía dejar de pensar en las idioteces que dije.

-No te disculpes, cuando estás así sólo dices la verdad.-Ella lo conocía tanto que sabía que era algo que pensaba de manera irremediable.

-No por eso dejo de ser un idiota, - dijo realmente mal - yo no quiero lastimarte, no te menosprecio, me pareces increíble, incluso me da rabia todo lo que haces por Shepard y aun así él sólo lo ignora. Si puedo estar mal, pero nunca pensaría meterme con alguien para hacerle daño.-Expresó esta vez refiriéndose a Rebecca- Es extraño pero siento cosas por ella, créeme pude ser hipnotizado por Medusa como bien me dijiste, pero ella es diferente lo vi en sus ojos, luchar contra esto y pensar en Marie de alguna forma me hacen sentir un tonto imbécil, pero a ti no te lo puedo negar.

Se sentía vencido por la lucha que tenía desde la gala, sabía que si veía a Rebecca muchas cosas en su vida cambiarían para siempre y eso lo asustaba. Se sentó en un sillón y puso sus dos manos entre su cara.

-Ya lo sabía- le dijo ella entre susurros- te conozco hace tanto, te conozco mejor que nadie, supe que morías por ella desde esa gala, yo sólo quería creer que lo que sentías por Marie era más fuerte que eso. François en serio aléjate de ella, no son mis celos los que hablan, aunque te odie en este momento sigo preocupándome por ti, tú no conoces a Matthew, yo sí, él la ama y no lo veo quedándose de brazos cruzados, sé que piensas que es frío, pero Matthew no sabe amar de otra manera,- ella lloró más fuerte- él simplemente finge lidiar con todo muy bien, pero en el fondo es tan débil como todos nosotros, ¿no es demasiado el peso? ¿Crees que no sé de lo que me aleja Will? ¿Crees que no veo cómo se vuelven unos monstruos en este mundo donde lo único que importa es el dinero y las relaciones?- Ella se sonó la nariz- Yo entiendo todo, no soy la tonta que todos creen, yo sé cómo ha cambiado William, ya no es el mismo que solía ser, creo que jamás se ha enamorado y Matt sólo nos tiene a los dos y yo sólo los tengo a ustedes tres, ¡por favor François! Alejate de Rebecca, vuelve con Marie...

Él seguía con su cabeza abajo, sabía que no le podía decir que sí, era un imán el sólo escuchar su nombre, quería saber más de ella, pensaba en ella de un momento a otro, sonreía cada vez que ella le respondía un mensaje, sabía que era imposible detenerse, sabía que no le podía prometer nada a Pauline.

-Lo siento - dijo con su voz más apagada de lo que nunca lo había escuchado - No puedo esta vez mentirte y prometer lo contrario.

Ella lo miró destrozada y su llanto que ya se había apagado volvió a intensificarse, él la observaba abatido en silencio, cuando Pauline logró calmarse le tomó las manos.

-Muy bien, haré todo para protegerte de Matt, todo lo que pueda hacer, pero no creo que sea mucho.

A veces Pauline odiaba tanto a Rebecca, sentía que todo cuanto tocaba resultaba arruinado, ahora hacía lo mismo con su amigo. François se acercó y la abrazó, él sintió que Pauline había entendido una parte de lo que quería decir.

François la miró ahora ella decía que lo protegería, siempre habían sido así, cubriéndose las espaldas, metiéndose uno por el otro al fuego y sabía que eso era algo difícil para Pauline.

-Lo siento tanto, es difícil, pero ahora que lo digo en voz alta creo que me hace sentir miserable por lastimar a personas a mi alrededor.-Dijo François y ella rió entre lágrimas.

-No eres tú, es ella, tiene ese poder, es como el rey Midas, pero al revés, todo cuanto toca lo vuelve fango, yo no puedo protegerte de ti mismo y si insistes en estar cerca suyo, no puedo contrariarte más, yo te cubriré a ti, lo que le pase a ella me tiene sin cuidado. Sin embargo no te entiendo ¿cómo quieres estar con una mujer que le hace esto a un hombre? A ustedes los hombres les gustan las putas.

-Ella es diferente, -le recalcó, no la veía ningún tipo de puta- soy incapaz de juzgarla, según yo amaba a Elizabeth, no obstante pasé delante suyo mujeres, quizás para convencerme a mí mismo que no era tan importante mi sentimiento o sólo por frustración, en ese caso vendría yo a ser peor, porque ahora ni sé qué siento por ella - mirándola fijamente con amargura.

-¿Qué intentas decirme? ¿Qué Rebecca ama tanto a Matthew que por eso coquetea con el primero que se le aparece?- Rió irónica.

-No, ella sólo piensa que Shepard la quiere como una aventura - dijo suspirando.

-Pues no es así, ahora tú lo sabes y tendrás que lidiar con eso.

Él solo guardó silencio, no sabía qué pensar estaba cansado de eso, ya se había dicho que no le importaría y tan sólo seguiría adelante.

-Entonces cuando llegue el momento lidiaré con eso.-Era inevitable el fuego del infierno comenzaba a quemarlo, simplemente era una tentación irresistible, Rebecca Bracho en ese instante comenzaba a ocupar cada centímetro de su piel.

-François, dime la verdad ¿haces todo esto por Lindsay?

-¿Lindsay? - Expreso algo pensativo.

Recordó a la chica pelirroja que tenia unas piernas de infarto, esa mujer le había fascinado, tanto que a pesar de ser menor que ella, se había atrevido a cortejarla, sin embargo Matthew Shepard con su porte y su nulo carisma, la habían echo flaquear a la pelirroja, saliendo por un tiempo.

-No me digas que no te acuerdas de Lindsay porque no te creo.-Lo increpó Pauline sacándolo de sus pensamientos.

-¿La sexy pelirroja?

-François estuviste loco por ella dos años, no finjas que no la recuerdas.- Pauline torció sus ojos y él sonrió, realmente no estaba fingiendo demencia sólo que le parecía tan insignificante como para traerlo a colación.

-Sólo tenía 17 años por favor a esa edad uno está loco por un par de piernas torneadas y aunque lo eligió a él y lo deteste por un tiempo, sabes que a mí me llegó mi propia maldición: Annie -Pauline rió estridentemente y por primera vez de forma suelta.

-Es verdad, Annie nos engañó a todos. Pero es bueno saber que no haces esto por Lindsay.

-Aunque no me lo creas no odio a Shepard, sólo no es mi tipo y yo no soy el de suyo. -intentó bromear -Sé que es un buen tipo y aunque tenemos que tratarnos por ti, la verdad ahora mismo no lo odio. Y en cuanto a Annie, ¿te dije que lo de ella con Sébastien también era un embuste? Y el tonto aún sigue tras ella - dijo frustrado. Pauline volvió a reír.

-Sébastien... creo que lo nuestro es estar rodeados de la fatalidad, ¿al menos Sébastien sabe que es una perla falsa?

-El tonto le acólita todo, sabe que lo hizo por darme celos, incluso nos vio un día que ella me besó. -Expresó algo incrédulo.

-No me habías dicho que te había besado. Esa boca tuya debe tener una cantidad de veneno, te andas besando con cada mustia.- Él río esta vez alto.

-¿Qué puedo decir? Me persigue la fatalidad como dices tú.-Bromeó a veces tan solo le gustaba jugar con Pauline.

-De eso nada, tú te entregas a ella, mírate nada más insististe con Marie y me temo que ahora vas a volverte una estatua de piedra.

-¿Por Rebecca? - Dijo algo pensativo - Eso aún no lo sé, sólo sé que si la vuelvo a ver no sé qué pasará, no creo que pueda contenerme de nuevo.

-Pues entonces no la vuelvas a ver.-Él solo pudo mirarla con tristeza.

-Ya te dije que no sé si lo pueda hacer.

-Vete ya, no quiero que estés en Madrid, en unos días nos vemos en Zurich- Lo abrazó y le dio un beso.

-¿Sólo me echas? -Espetó con sus manos arriba -¿Entonces estoy perdonado? -Le preguntó con ojos de cachorro.

-Hace rato te perdone idiota y te echo sólo porque estoy en esta estúpida ciudad, sabes que en mi casa eres siempre bienvenido, pero prefiero que te vayas antes de que la veas.

-Pauline no creo que eso suceda, ¿la quieres tanto que es tu vecina? Déjame quedarme por lo menos hasta las 6 am, tuve que cancelar mi vuelo a Zurich por venir acá directamente y sólo me tienen preparado el jet hasta el amanecer - dijo ahora realmente cansado.

-Ahí está tu cama, incluso el pijama, debajo de la almohada. Eso sí hazme algo de comer, tienes que pagar de alguna manera tu amargura.

-Por eso te amo -le guiño un ojo.

-Ya lo sé, la mucama mantiene tu habitación limpia como te gusta, sábanas blancas, así tal cual como te gusta.

-Mañana comerás el mejor desayuno -la abrazó - gracias por quererme así sea un imbécil.

-Ve a dormir imbécil- lo abrazó nuevamente.

François sólo le dio un beso en su mejilla y caminó a la habitación, una vez llegó se quitó su traje y se dio una ducha para dormir. Sabía que de ahora en adelante se estaba metiendo en algo en lo que probablemente no saldría bien librado, suspiró pensando si valdría la pena.

Había quedado realmente cansado de su día, así que después de ducharse y ponerse el pijama había quedado profundo, había tenido un sueño reparador y estaba listo para un nuevo día. Le agrado saber que la ropa que había dejado sucia la última vez estaba impecable y no tuvo que volver con el mismo traje.

Con mejor humor, se dispuso a prepararle un desayuno especial a su amiga, sabía que a esa hora ella aún dormía, no era particularmente madrugadora, algo en lo que eran opuestos, a él le gustaba madrugar, sentía que aprovechaba más su día de esa manera, hacía ejercicio, leía la prensa y llegaba a su trabajo, además que se sentía energizado.

Ese día, sin embargo no saldría a trotar, tenía el tiempo justo para volver a Zúrich, tendría que hacerlo más tarde, debía de confesar que cuando no lo hacía, su humor se convertía en una bomba de tiempo.

Le gusto saber que ni sus doncellas se veían cerca, así que aprovechó ese tiempo a solas para relajarse con lo que más le gustaba: cocinar.

Abrió el frigorífico y sacó un cesto con huevos poniéndolos en la repisa, uno a uno comenzó a partirlos en la mitad con una sola mano, tomó un tenedor y los batió con precisión, mientras puso el pan en la tostadora, vertió un poco de la mezcla a la antiadherente y comenzó con el omelet, busco un poco de jamón, cebollines y tomates para el interior, dio una vuelta a su omelet y se volvió a concentrar en el relleno que comenzó a preparar en una olla a parte.

El olor poco a poco inundó el lugar se acercó al relleno y con su mano atrajo un poco el olor cerrando sus ojos, dejó esa parte lista y se dirigió nuevamente al frigorífico para preparar el zumo se encontraba haciéndolo cuando notó a Pauline con el cabello desordenado sobándose los ojos perezosa.

-¿Por qué te despertaste tan temprano?- Le dijo ella en medio de un bostezo.

-Porque las personas como yo, o sea geniales, madrugan, no hacen pereza hasta tarde -dijo sonriente.

Ella torció los ojos y buscó a tientas el control del televisor ubicado en su cocina, al no encontrarlo lo encendió de forma manual, de repente escuchó una fastidiosa voz, que pese a todo empezaba a conocer muy bien, ahí estaba Rebecca con su cabello recogido y en unos shorts floreados, que para su desgracia estaban a la última moda. Incómoda empezó a buscar el control algo desesperada para cambiar el canal, no soportaba verla, escucharla, respirarla. De pronto fue consciente que François dejó de cocinar y observaba la pantalla como si estuviera en éxtasis, ella se acercó y lo golpeó en su cabeza.

-Hey, que te pasa. -Se quejó François sin dejar de mirar la pantalla.

Jamás la había visto en la televisión, aún así era preciosa, su voz había inundado todos sus sentidos y ese par de piernas eran simplemente hermosas, se quedó lelo, mirándo a la mujer que el día anterior lo había tenido pegado a su celular y sintió muchas ganas de verla nuevamente.

-Deja de mirar a esa mujer con cara de idiota.

Ese hecho la hizo despertar por completo, al no hallar el control decidió apagar el televisor. François caminó hacia éste encendiéndolo nuevamente, sonriéndole a Pauline ampliamente, quería seguir viéndola, así fuese a través de una pantalla, Rebecca Bracho, era su medusa definitivamente.

-¡No te atrevas François LeBlanc Favre! ¡Apágalo!- le dijo Pauline notablemente molesta.

François hizo un puchero, pero lo apagó nuevamente, ya suficiente había tenido con lo que le había dicho la noche anterior. Ella negó con la cabeza, no tenía un buen presentimiento de todo eso.

-No te acerques a esa mujer.

François volvió al mesón pensativo donde preparaba los platos, sus ojos, sus labios, su voz, todo era adictivo para él, no podía dejar de pensar en ella, quería seguir hablando con ella.

El olor a quemado lo hizo mirar lo que estaba haciendo ¡maldición! en su cocina jamás se le había quemado algo, incluso cuando era solo un sous chef, esa mujer lo estaba llevando a la perdición.

-¡Demonios!- se quejó al ver el pan totalmente negro.

Pauline lo miró consternada.

-Ves, lo ves, todo lo que toca lo destruye. ¿Es lo que quieres?

-¿Hablas de las tostadas? -riendo, evadiendo el tema de Rebecca.

Pauline lo observó detenidamente, sin decirle nada más, a veces le gustaba jugar a hacerse el tonto, sólo para reducir el daño, si quería hacerlo en realidad no le importaba, lo único que quería es que no se acercara a Rebecca. François terminó los platos con su distinguida decoración, preparó la mesa para ellos y sirvió el zumo y las tostadas que había hecho de nuevo.

-Bien, un desayuno exquisito, para madmuaselle

Ella comió en silencio estudiándolo, estaba extraño, aquello le preocupaba, pero sabía que en este momento cualquier cosa que le dijese la iba a negar tajantemente, él comía bastante animado.

-Creo que debería pasar unas vacaciones aquí contigo -bromeó.

François le dijo a su amiga, levantando su mirada del plato, quería quitar la tensión del ambiente, no hablaba en serio, estar en Madrid no sería una buena idea, aún así, sus ganas de estar cerca de Rebecca terminaban ganando.

Pauline lo tomó literalmente y aceptó, pero de forma prevenida le dijo que definitivamente nada que tuviera que ver con España.

François sonrió nostálgico, sabía de qué aunque le había dicho que le ayudaria, quería tenerlo lejos de Rebecca, aunque para él no ocurriera lo mismo, la quería cerca.

Si era honesto, desde que Rebecca le había dejado de contestar, se había sentido algo bajoniado, pensar que todo había terminado porque ella pensaba que para él era un incordio que la relacionaran con él.

No le dijo nada de eso a Pauline, suficiente con la intensa charla de las últimas horas y está vez supo que ella pensaba irse de Madrid, creyó que Matthew se iría a otro lugar, en cambio, su amiga se estaba dando por vencida, Matthew Shepard quería algo serio con Rebeca y ella no podía más que hacerse a un costado.

Le dolía, todo ese asunto lo hacía sentir miserable por el amor no correspondido de ella, amaba a Pauline y odiaba verla tan herida como para tomar tal determinación. Ella podría decirle egoísta, lo era, pero con ella no podía serlo, nuevamente se sintió fatal, su amiga sufría con ese imbécil y él no tenía reparo en restregarle que no la amaba.

Pauline se acercó y lo beso en sus mejillas y el la miró con ternura.

-Ya no pongas esa carita triste, -ella le dijo- nos iremos de vacaciones a un buen lugar, muy lejos de aquí- ella miró alrededor- lejos de todo esto. -Lo rodeo con sus manos en un abrazo.

Él recibió su abrazo, por lo general se pelaban pero terminaban reconciliados como un par de críos.

-¿Lejos? ¿Dónde podría ser? -dijo sonriendo intentando quitarse ese mal sabor de su boca - ¿Dónde me llevarías?

-He pensado en Seúl, nunca he ido a Corea del sur, pero me llama la atención su particular gusto por la moda ¿qué te parece?- Expresó ella sonriente.

-Puede ser, después de que no me hagas ver desfilar ropa, iría contigo a cualquier lugar, podemos ir a Corea cuando quieras -dándole un beso en su frente.

Ella sonrió y François se la devolvió de vuelta, Pauline lo vio moverse hacia su cuarto, sabía que ya tenía que irse y sintió el acostumbrado vacío en su pecho, a veces se sentía muy sola, con él y Will tan lejos, de pronto pensó en Matt y tragó saliva.

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