La Heredera CAPÍTULO 31: Noche de juerga

 



Londres, diciembre de 2014

Su cabeza se movió somnolienta y se dio un golpe con el sillón, se estiró y abrió sus ojos lentamente, nuevamente sus músculos estaban entumecidos por dormir en el sillón. Miró hacia el exterior, llovía como era de costumbre en ese lugar de forma instintiva miró sus manos ya no tenían ese tono azul que en ocasiones adquiría con el frío, definitivamente su cuerpo no soportaba bajas temperaturas.

Caminó hacia la cocina para hacerse un café, era lo único que necesitaba en las mañanas,  bostezó nuevamente, sonrió como idiota al sentir ese pequeño ardor en su parte baja, ese hombre la había alterado demasiado, le había llevado desde la rabia hasta la lujuria, una parte irracional de ella que había emergido,  con sólo recordar el roce de sus manos se estremecía, pensó que era ridículo que ese hombre la alterara tanto.

Puso su taza humeante en el mesón y el ruido de su móvil la hizo girar, esperaba que no fuese otro mensaje de François preguntándole si estaba bien, su cortesía la molestaba en ocasiones, no era como si estuviese a punto de matarse por su rechazo, pero se dio cuenta que era una llamada desconocida, no sabía quién podía ser y temió que se tratara de ese sujeto que la acosaba.

No pasó mucho tiempo cuando le llegó mensaje y se trataba de Cathie, le pedía que le atendiera, Aiden le había dicho que estaba en Londres y la quería ver, descansó un poco al saber que no era un acosador  no negaba que ver esos mensajes la ponían tensa ese sujeto a veces la conocía tanto en otras eran advertencias sobre personas a su alrededor y no era bueno pensar qué les pasara algo por su culpa..

Llamó a uno de los guardas y le pidió que fuera por su prima, sabía que no era buena idea, ella tenía la facultad sermonear todo el tiempo, pero eso de llevarla a Vavau había sido un gran acierto y debía agradecérselo, miró hacia el escritorio -lleno de sobres con amenazas- y un peso nuevamente llegó a ella, olvidar por un momento que estaba metida en algo que no entendía no hacia que su realidad cambiara, pero...

Definitivamente lo que había ocurrido la noche anterior la había alejado de todo eso, discutir con ese hombre y luego dejarse llevar por otro tipo de sensaciones, se sonrió, de alguna manera pensar en él la hacía sonreír, sería un buen recuerdo por un largo tiempo.

Cuando Cathie llegó ella estaba leyendo unos informes, pero no había dejado de estornudar todo ese rato no quería resfriarse, aunque no había ayudado que la noche anterior hubiese dejado sus zapatos en casa de ese hombre y no reclamara su abrigo, no obstante no tuvo tiempo para pensar en eso porque su prima solía ser absorbente y le pidió atención de inmediato.

Comenzó a mirarlo todo y luego  a saltar en la cama de manera eufórica, mientras Marie la miraba con los brazos cruzados, sería un día muy largo, estaba maravillada con el lugar, no negaba que era bello, pero cuando por dentro comenzabas a derrumbarte las cosas externas pasaban a segundo plano.

-Es increíble, que te quedes en una suite y ni siquiera uses la cama.

Cathie continuó hablando y Marie sonrió con nostalgia, pero no dijo nada, simplemente había temporadas que no le provocaba dormir en una, cerró sus ojos y recordó la cama de William era tan cómoda y caliente de pronto sonrió tontamente, Cathie la vio sonreír y se acercó chasqueándole los dedos en la cara.

-Houston llamando a Marie –dijo solemne y Marie abrió sus ojos

-¿Sucede algo? ¿Quizás un hombre? ¿Algún londinense? –Rio estruendosamente –Era broma, realmente no te veo en ningún tipo de aventuras de una noche.

Marie se puso nerviosa, maldición él la hacía sentir tan idiota, así que guardó silencio no era buena diciendo mentiras y más cuando de forma obvia seguía sonriendo como idiota, Cathie la miró con malicia, pero no dijo nada más, después podría sacarle todo.

Ese día fue agradable, ambas charlaban y comían animadas sobre todo ella que había estado baja de apetito los meses anteriores, William le había alegrado no podía negarselo así que aprovecho para comer no sólo tostadas con mermelada sio pancakes, huevos, fruta y no solo eso sino que comenzó a cantar en francés

-Oye, ¿está feliz? Hoy estás muy animada-Cathie tomó una tostada y le untó mantequilla de maní.

Su prima como siempre logró leerla, aunque pudo esquivar con una respuesta escueta darle pie para que la comenzara a interrogar no era una buena idea, no podía contarle las cosas que había hecho con William, por más que le gustara todo lo que había ocurrido entre ellos, sentía que debía dejar las cosas como estaban, eso había decidido cuando salió de ese lugar no buscaría a ese sujeto.

Tal como pensó después del desayuno le pidió salir a pasear así que la llevó hacer un recorrido por Londres, mientras  su prima no dejaba de tomar fotos y comprar cosas, Marie se hundía en su gran bufanda de lana, tenía tanto frío, que no quería moverse, definitivamente Londres no era un lugar para ella.

 Afortunadamente, ella entendió su suplicio porque después de dos horas estaban camino al hotel, al llegar, se quitó su abrigo y subió el calentador, nuevamente se sentía ella, solo quería estar abajo de las cobijas recuperándose del frío.

Pero Cathie tenía otros planes cuando la vio salir con un pequeño vestido negro, Marie la miró con suspicacia, al parecer quería salir a divertirse.

-Toma, es mi regalo-Marie 

-¿Quieres salir? -Cathie sonrió ampliamente.

Le explicó que al día siguiente se iría y quería salir con ella de fiesta, Marie sonrió quizás estaba siendo demasiado lapsa, pero en verdad le agradecía el viaje a Vava u, le había ayudado mucho a despejar su mente.

-Está bien

-¿Así no más? ¿Sin rogar? De verdad algo raro te pasa y por lo general cuando una mujer esta así ese algo tiene nombre y apellido.

Marie la ignoró porque si bien William la había tenido con el ánimo arriba, no salia por eso, era más por esa deuda que sentía debía pagarle a Cathie, si no fuese por eso realmente preferiría quedarse en el hotel con muchas mantas encima.

Así que se equivocaba si creía eso, sin decir nada más se fue a alistarse, omitió el baño -ya se había dado uno cuando llegó-  y rápidamente se arregló, no era de muchos productos faciales, así que solo se puso un poco de rímel y tomó lápiz labial rojo, lo esparció en sus labios, recordó la sensación de sus dientes mordiendo su labio inferior, meneó su cabeza debía dejar de pensar en ese hombre,  se comenzó a peinar dejó su largo cabello suelto y se puso unos zapatos alto negros.

Cuando vio entrar a Cathie tenía un diminuto vestido color verde y su cabello estaba recogido, la miró con alegría, expresó se veía muy bien ella no le respondió nada y simplemente  buscó sus guantes y su abrigo, a pesar que era por una deuda el frío era algo que la desanimaba mucho.

Su prima estaba contenta no dejaba de darle las gracias por aceptar,  sabía que la preocupación de Cathie porque ella llevara una vida "normal" se trataba de lo qué había sucedido hacía más de diez años atrás, su vida había dado un giro y por más que Cathie intentó ayudar a Marie, todo su esfuerzo había sido en vano, así que lograr sacar a Marie a una noche de juerga era una pequeña victoria qué hacía sentir a Cathie bien consigo misma.

En el lobby vio cómo Cathie cambió su expresión, sonreía de forma picarona, Marie miró hacia el frente y vio dos hombres que las miraban, Cathie corrió hacia ellos y besó a uno de los hombres, Marie suspiró ante la presencia de los intrusos, no le agradaba ese tipo de situaciones, Cathie se los presentó y ella comenzó a molestarse ante la mirada de ese hombre, acordaron ir en los autos que se transportaba, era mejor que tuviesen un chofer, además no conocía Londres y cuando las cosas se pusieran aburridas le daría la posibilidad de irse antes.

Llegaron a la discoteca y le incomodó ver el lugar atestado de personas, era algo que era común en esos lugares, pero que al ser un lugar nuevo se multiplicaba, por un momento quiso dejar de lado su “agradecimiento” e irse, pero se contuvo solamente sería un rato y ya después tendría que volver a su rutina de trabajo.

La música estaba muy alta y todos bailaban, tomaban licor e incluso uno que otro manoseo Cathie casi al instante metió entre la multitud dejándola sola con el desconocido, eso arruinó su noche, realmente no tenía ganas de conocer a nadie, se suponía que irían a tomarse  o bueno sí era un lugar de esos al menos bailarían, pero las dos,  por eso no había chistado cuando se dio cuenta que irían a ese lugar tan ruidoso, ahora que lo pensaba era la segunda vez que estaba en un lugar así, la primer vez había sido con François en las Vegas.

Miró a su alrededor todos reían y conversaban de forma animada, le pareció patético, pero no se detendría en idioteces, el hombre amigo de Cathie intentó comenzar una conversación sin embargo ella lo ignoró y se fue a la pista le gustaba bailar y no necesitaba a nadie para hacerlo, esa noche intentaría no pensar, al igual que la noche anterior, olvidarse un momento de su apellido y de cuánto le pesaba.

Se sonrió tontamente al recordar a ese hombre, no entendía qué le sucedía con él, los últimos meses le habían pasado tantas cosas y no era como si de repente lo que había vivido con François fuese mentira, simplemente era... Diferente.

De repente sintió que alguien la tocó, era Cathie, ella la miró con mala cara, no es que fuese particularmente partidaria a estar en manada, prefería estar sola, pero sí ella la había invitado al menos debía tener la decencia de avisar que se iría a sus asuntos.

-Oye disculpa, creí que estabas detrás de mí.

-Es una mala excusa –Marie rió relajando su rostro no valía la pena sermonear al respecto, esa noche quería bailar un poco, no era un lugar que le encantara, pero quería relajarse un instante, no pensar en nada esa noche.

-Lo siento, pero dejaste a Scott plantado -Las dos voltearon y lo vieron bailando con una mujer apasionadamente.

-Sobrevivirá-Marie dijo seca, Cathie sonrió y le asintió.

-¿Sabes a quien me encontré? -Cathie cambió de tema y la miró con suspicacia, Marie suspiró, no quería más sorpresas, no le agradaban mucho-además estaba sin compañía. -Continuó ella y  entornó sus ojos, al parecer hablaba de un hombre.

-No conozco a nadie que pueda estar aquí. -Le dijo mientras se quitaba el abrigo y los guantes.

-François lo está, vamos-La comenzó a arrastrar mientras ella se resistía, a la última persona que deseaba ver era a Fran.

Caminaron entre la multitud, lo vio una mesa alta colorida a su lado estaba Sébastien, François desentonaba totalmente en el lugar, estaba demasiado arreglado y sostenía una copa de vino, Sébastien por su parte estaba más relajado, riendo con varias personas a su alrededor de los cuales pudo reconocer a Ludovic y una de las gemelas, François alzó su vista y se quedó extrañado al verla, se levantó de forma automática como era habitual en él y les brindó asientos.

No sentía incomodidad, al menos la que había vivido antes, la tristeza de perder alguien importante en su vida aun persistia, pero se convencía que eran amigos y podrían seguir viéndose, aun así escucharlo incrédulo de su presencia, parecía lejano como si viviera un episodio de otra persona, uno en donde se enojaba porque su prima creía que podría emparejarlos a su espalda.

No le gustaba eso, sobre todo porque en cuanto más hablaba él se daba cuenta que no era una coincidencia, intentó contenerse, pero no pudo evitar hablarle de mala gana por esa situación mientras se sentaba como si fuese una niña regañada.

Marie sólo emitió un ruido al escuchar su respuesta, aunque esos ambientes para él eran normales y para ella extraños, ahora mismo sentía lo contrario, se sentía tan amargado y carilargo como la noche anterior, así que ella simplemente dejó sus cosas a un lado y se cruzó de brazos.

Como sí ya no fuese novedad Cathie desapareció al parecer quería que se quedara a solas con François, Sébastien le ofreció una copa de licor, sin embargo François la interceptó, llamó a un camarero y le pidió una botella de agua, entendía que supiera su relación con el licor, pero aun así le molestó ella hubiese podido elegir si beber o no.

Marie bebió de la botella en silencio,, había ido a bailar, se suponía que no pensaría esa noche que olvidaría y solo sentiría, pero ver la cara larga de François y a su prima de hacer de celestina le estaba dañando su buen humor

-Iré a la pista-Le dijo levantándose de la mesa.

Se alejó antes de que él dijera algo, se sentía estúpida en aquella mesa, François parecía ido y algo gruñón, Sébastien hablaba con los otros amigos y a ella no le interesaba hacerlo. Fue hacia el lavado ahí estuvo un momento, mirándose al espejo, era increíble que su prima le hiciera esto, según ella dejarla con François era su mejor idea.

Salió de ahí dispuesta a bailar e irse realmente su buen humor se había venido abajo, así que sólo cerró sus ojos y comenzó a moverse sin nadie en especial, a parte de los idiomas el baile era algo que le había gustado explorar, en ese instante, bailaba al son de una canción con ritmos rápidos y aunque estaba rodeada de gente era como si estuviera totalmente sola, no quería pensar y simplemente olvidar la presión que llevaba y en ocasiones le hacía sentir miserable, ahora estaba sumergida en la nada.

Por un instante pensó en el hombre de la noche anterior, William Tilman, de alguna forma era como si despertara un lado desconocido con él, la tocaba y la miraba de forma tan intensa que hacía que su cuerpo quedara suspendido en el tiempo, de repente recordó la mirada de François, su mirada triste y pensativa hacia ella como si le doliera verla, sacó aquel pensamiento.

Nuevamente aunque fuese por solo un día se sentía en el ojo de la tormenta, sonrió como tonta, si William era calma, realmente de ahora en adelante le encantaría estar calma y perderse en un mundo nuevo de sensaciones. Aunque había una parte en ella que le daba miedo, miedo de que ella y lo que traía a rastras causara problemas. De repente abrió sus ojos encontrándose con William de frente, eso la sorprendió ¿sería alguien parecido? Le sonrió y estirando su mano le tocó su rostro sin dejar de moverse.

-Hola Fresa- dijo él sonriendo y Marie lo miró sorprendida, pero acto seguido sonrió cándida sin poder evitarlo.

-Hola William -respondió dejando de bailar de repente, no lograba asimilar que él estuviera ahí.

Si era sincera no tenía nada de experiencia en ese tipo de aventuras, la noche anterior se había ido, entendía a qué habían ido, pero hubiese querido más sexo, de ahí qué se fuera un tanto decepcionada, dejó de pensar cuando las manos de él la tomaron por su cintura y las movió al ritmo de la música mientras él mismo se movía, había estado en diversas partes del mundo, Brasil y Colombia eran los lugares qué más la habían impresionado en cuanto los movimientos rítmicos y verlo a él, un inglés, moviéndose de esa manera la sorprendió gratamente.

Se sonrió y su cuerpo de forma automática lo siguió, era algo que hacía más en su intimidad, pero él la atraía de una manera que no fue difícil perderse en las sensaciones que le regalaban sus manos, la tocaba sin pedirle permiso y ella se lo dejaba hacer, le gustaba como la acariciaba, como se creía con derecho sobre su cuerpo y ciertamente ella se lo había dado en ese momento.

No le gustaba que la tocaran extraños, lo odiaba, pero con ese extraño que estaba en frente a Marie no le ocurría lo mismo, con él a su lado sólo quiso dejar de pensar y lo hizo como si nada más existiera, lo vio inclinarse y besar su cuello, hizo una mueca de placer y con sus dos manos atrajo su boca para sí besándolo con atrevimiento, sabía a licor pero no le importó y buscó su lengua, ambos se saborearon por unos pocos minutos, mientras su cuerpo sentía leves corrientazos, definitivamente la otra noche no había sido suficiente, aún deseaba más de lo que él le regalaba a su cuerpo.

Al parecer no era la única sorprendida, William lo estaba, le confirmaba que conocía muy bien “la vida nocturna” de la ciudad y jamás la había visto, era obvio porque ella jamás había ido a una discoteca de la ciudad, de hecho sus viajes habían sido de entrada por salida y si seguía ahí era por Cathie, eso se lo dijo y al parecer le alegró eso -nadie sabe para quien trabaja, un dicho que Rosa solía decirle y que en verdad había salido esa noche- no creyó que lo hiciera, tal cómo habían terminado las cosas las noche anterior creyó que no lo volvería a ver.

William era ese tipo de hombres que eclipsaban todo -tal como Francois, aunque este último lo hacía  de manera diferente - así que cuando se agachó y le plantó un beso la hizo entrar en el acostumbrado trance  él le provocaba a su cuerpo, con avidez exploró su boca y sintió cómo sus dientes chocaron, le gustaba la forma que la besaba y como sus manos comenzaban a subir por sus muslos, por un instante había olvidado todo y eso le gustaba, ya no se trataba de intrusos o notas amenazantes.

Eran los dos besándose, descubriendo la lujuria y la pasión que a su corta edad era casi inexistente para ella, pero no duró mucho ese éxtasis porque sintió que alguien la haló y sus labios se separaron de los de William, miró con una mueca a François, quien la miraba serio con sus ojos avellanas, pronto sintió que William la tomó levemente de su otro brazo e hizo que François la soltara.

Le pedía hablar, no entendía que tendrían que tratar, realmente los temas entre los dos comenzaban acabarse, ella aceptaba que no podría contar con él -finalmente ella primero lo había apartado- y esperaba no volver a tener un momento de debilidad, así que no le vio problema escucharlo delante de William.

Para Francois era importante hacerlo a solas y sin pedirlo simplemente la jaló del agarre de William y se la llevó como si fuese una muñeca de trapo, esquivaron un par de personas y luego se giró a ella, no podía identificar el estado de ánimo de François, se veía molesto, pero en el pasado había sido habitual que él se mostrara sobreprotector.

-¿Sabes quién es él?-

Fue lo primero que le dijo y lo último que creyó era que le iba hablar de William, ella le respondió lo que sabía: William Tilman el hermano de Pauline, el mismo hombre del que Matthew Shepard le había pedido que se mantuviera al margen, ahí estaba ella como una blandengue, derretida por sus manos.

Pero no sólo Matthew pensaba que era peligroso que ella se mantuviera con William, para Fran sucedía exactamente lo mismo, cosas como: te puede hacer daño y no es un buen hombre y es un jugador sobresalieron, el pensaba que podría encontrar a un hombre que la amara de verdad, pero él no entendía que eso no era amor, por más que le gustara la forma como ese hombre la trataba era consciente que ella era un ligue más.

Marie no pudo evitar soltar una carcajada, se había acostado con él una vez y no era como si esperara que "la amara de verdad", además estaba cansada de los chicos buenos, nunca habían sido su fuerte  de alguna forma terminada liada con uno malo, pensó al pensar en Thomas y lo oscuro que era...

-Gracias, pero creo que sé lo que hago.

Ahora François juzgaba sus decisiones y eso la molestaba, él no tenía que hacer eso, pero ahora ellos no eran los mismos. Quizás tendría razón y William jamás la “amara de verdad” no lo sabía, pero creía que tenía derecho a cambiar ese panorama oscuro por uno más gris.

Iba a contestarle algo a François cuando William llegó donde ellos, su voz se notaba algo alterada, le pidió que se alejara y los dejara en paz y luego la sujetó, Marie lo miró sonriente, lo sabía era una idiota, pero mirarlo la hacía sentir diferente, sabía que era egoista, mucho, tan solo quería serlo por un día más.

Finalmente François se fue y le dijo qué se verían en París, lo sabía quizás él, intentaría darle un sermón de por qué no debería acostarse con William y todo lo que implicaba, ella ya sabía cómo cuidarse en ese aspecto desde que estaba en la secundaria.

William no pareció contento con la promesa de verse con Fran y le preguntó si era verdad que lo haría, no le veía nada de raro, se suponía era amiga de Francois, sería inevitable, aunque si era honesta estaba más atontada, totalmente a merced de su boca y no le prestaba mucha atención al asunto, no estaba ebria, pero él ejercía un poder en ella qué no quería repeler.

Las cejas de William se alzaron, ante su respuesta, no entendió su reacción creyó qué le diría algo, pero acto seguido la besó con fuerza, era brusco y posesivo, pero le gustaba qué no la trataba con delicadeza y más cuando sintió que mordió su labio con fuerza, ese dolor agudo mezclado con ese beso que  mojaba sus bragas, pensó un instante en Thomas, aunque su apariencia denotara lo contrario, de alguna manera sentía que en ese aspecto fue un tanto blando con ella.

-Y si yo te pido que no lo hagas ¿aún lo harías?-Le dijo sintiendo como sí le planteara un escenario hipotético, se habían acostado una vez y jugaba como si de verdad a él le afectara que se viera con Fran.

-Auch,- se quejó pero era más un tipo de invitación a que lo siguiera haciendo, lo miró, -mientras estés ahí no tengo por qué verlo, -bromeó siguiéndole la corriente - Mordiéndole ahora su labio. William se inclinó como era costumbre aunque ella quedara en puntillas cada vez que le besaba y lamió su labio.

Pronto se vio siendo halada levemente por él en medio de la gente, no sabía a dónde la llevaría, aun así lo siguió obediente hasta qué llegaron a un lugar más privado, habían otras personas y la música se escuchaba contenida, él le habló a una rubia algo que no entendió en su momento, pero parecía molesto con la chica, en contraste la miró a ella y le ofreció algo de tomar sin importarle que la mujer estuviese llorando.

Intentó obviar la situación y pedir algo de agua, pero no negó que en ese momento quiso salir de ese lugar lleno de desconocidos, William le preguntó a uno de los hombres sí tenía agua y él con su cabeza le dijo que no, y luego discutió con el mismo hombre, Marie no entendía la situación, lo único en lo que pensaba era lo incómoda que se encontraba con esas personas, así qué hizo lo acostumbrado: ignorarlos y callar.

Pronto escuchó el apodo qué William utilizaba en ella, al parecer la presentaba con la mujer rubia, sin embargo ella no hizo ningún ademán en saludarla, sólo la miró en silencio, cuando escuchó nuestro asunto finiquitó por parte de William entendió que al parecer ella había sido su cita inicial, la chica lloraba, pero le restó importancia, básicamente ni siquiera las lágrimas de Victoria la habían conmovido en el pasado, esa mujer no había tenido compasión con ella en su momento, incluso tenía claro que sí tiempo después Thomas había tomado la determinación de casarse con ella era porque simplemente ellos no habían funcionado, así que nunca culpó a Victoria por eso.

Era simple para ella, sabía qué al igual que esa chica ella misma era una más para aquel hombre, no era diestra en las aventuras sexuales, pero entendía que no existía ningún tipo de contrato qué no te permitiera ver a otras personas, era irónico qué mientras ella pensara de manera abierta qué el sexo era algo natural, para ella fuese tan difícil lograr qué un hombre la excitara.

Miró de reojo a William, él lo lograba con facilidad, quizás estaba caminando por un sendero sin regreso directo al precipicio, pero qué demonios desde hacía mucho se sentía así, cayendo al vacío, siendo consciente qué quizá su final sería igual al de su padre, su abuelo e incluso su tatarabuelo, muertos en circunstancias extrañas poco después de asumir la presidencia del grupo.

Negó con su cabeza, ahí estaba sobredimensionando las cosas, basándose en extrañas creencias sin ningún tipo de fundamento.

-Iré a buscar una, -habló en referencia a la botella de agua-ya regreso - Era mejor salir de ese lugar, así que se acercó y le dio un besó mientras se paraba del sillón.

-No espera Fresa, yo la traigo por ti- William se acercó y le devolvió el beso.

Sin darle tiempo a nada se levantó, Marie quedó en medio de ellos aún más incómoda, hasta que vio que regresó le sonrió, recibiendo la botella, la destapó y tomó un poco de ella, estaba realmente sedienta, de repente sintió su rostro mojado, la rubia les había tirado licor a ambos, lamió levemente sus labios y miró a la mujer qué se veía realmente furiosa mientras salía del lugar. 

No entendía ese tipo de actos territoriales, nunca había tenido deseos de lastimar a una mujer por defender el amor de un hombre, sentía que era una pérdida de esfuerzos, era simple te querían a su lado o no y no tenía que ver con la otra persona. Miró a William quien se veía realmente molesto, se quitó el suéter de él y la limpió, se sintió extraña al ser la única que no se sentía irritada.

-Ven Fresa, vámonos de aquí.-Ella asintió.

Comenzó a seguirlo obediente, sin embargo se acordó de su prima, debía buscarla y William sin decirle nada la acompañó, la divisó a lo lejos bailaba y gritaba como loca ella le tocó el hombro Cathie se giró y cuando vio a William hizo un gesto de sorpresa al ver a Marie acompañada, bueno no se trataba de François, pero el rubio no se veía nada mal.

- Así que si tiene nombre y apellido - Dijo en referencia al hombre que la había tenido cantando toda la mañana, sin embargo Marie la ignoró.

-Te dejo el chofer, no tomes cualquier carro, nos vemos en la suite, -Le dijo sin perder tiempo, se giró y tomó la mano de William -Ahora si toda tuya -le sonrió con picardía, quizás irían a comer algo, tenía tanta hambre.

Marie lo miró cuando una sonrisa se formó en sus labios, le gustaba su sonrisa, guardaba un toque de coquetería que lo hacía un hombre interesante.

-¿Toda mía? Oh eso suena muy caliente Fresa

- Lo es - Lo besó, porque aunque tenía hambre, también tenía muchas ganas de intimar con él.

Ambos salieron de la discoteca no sin antes decirle a sus guardas que se quedaran con su prima y recibir su abrigo y sus guantes, tenía mucho frío al menos tener guardaespaldas tenía sus ventajas. Y simplemente esperó que  haría con William, pensó que irían a un hotel, comerían algo y un nudo en su estómago se formó ante la expectativa, le gustaba esa adrenalina que comenzaba a sentir al pensar el tipo de encuentro que tendría con él.

Durante el trayecto él condujo realmente rápido, esquivaba autos e incluso se pasaba semáforos en rojo, no hablaron mucho durante el trayecto, realmente moría de frío y sabía que sus dientes castañearían sí se atrevía abrir la boca, para su sorpresa llegaron a la mansión del día anterior.

La condujo por el lugar como si fuera un laberinto hasta llegar a las escaleras principales, ese poco ejercicio le ayudó un poco pues dejó de sentir su cuerpo contraerse de frío, caminaba en silencio a su lado, mirando alrededor, le recordó un poco la Mansión Keller a la que ahora se sentía incapaz de volver. Su móvil sonó era Beltrán de verdad todo esto la estaba cansando, siempre quería saber en dónde estaba y realmente una de las ventajas de estar sola desde joven era no tener que rendirle cuentas a nadie.

Tal como imaginó la sermoneo por irse sin sus guardaespaldas, entendía la preocupación, pero estaba con William no creía que tuviese que estar vigilada.

El comenzó hablarle sin embargo retiró el teléfono y lo colgó apagándolo inmediatamente, odiaba que se tomara el derecho de sermonearla y más cuando ese dichoso equipo la tenía harta, no servían para nada en ocasiones.

-¿Problemas con los changos?-Escuchó que William le hablaba y ella alzó su cabeza para intentar mirarlo.-Marie sonrió.

-Algo así, suponen que en cada paso que doy algo me puede pasar, ¿ridículo no? -si así fuera ya estaría muerta, pensó para sí, las amenazas que tenía estaban desde el comienzo de año y hasta el momento no la habían lastimado de gravedad, no supo por qué, pero tomó la mano y la apretó levemente, era tan grande que su pequeña mano sólo abarcaba la mitad de la de él.

-Seguramente saben que mis intenciones contigo no son buenas. -Le dijo jovial cuando vio que se inclinó levemente y pronto la puso como si fuese un bulto de patatas en su hombro y le dio una palmada, su cabello se giró bruscamente y ella con una de sus manos trató de controlarlo, era tan pesado.

-Quizás, saben que a mi lado alguien no quiere hacerme cosas muy buenas. -Dijo en referencia al hombre que la cargaba y sonrió intentando alzar su cabeza, al pensar en las cosas sexuales qué harían - y quieren evitarme todo eso, aunque como dije soy algo terca -Dijo de buen ánimo, si, él era un hombre un tanto mayor, promiscuo y con mucha más experiencia qué ella, sabía que no quería hacerle cosas buenas y su estómago nuevamente tenía esa sensación de vacío por la expectativa.

-¿Cómo es eso Marie?-Le dijo una vez llegaron al descanso de la escalera y la bajó de su hombro, se veía realmente serio y ella no entendía por qué.

Trató de organizar su melena mirándolo curiosa, recapituló lo que le había dicho y le pareció curioso que se pusiera tan serio porque le dijera que era terca en ocasiones, sobre todo cuando le decían qué hacer y este caso con quien acostarse.

-¿Es malo que sea terca? -sin comprender a qué se refería.

-Por favor no finjas no entenderme- dijo frunciendo el ceño, se veía enojado y no entendía el por qué, de forma inconsciente Marie tomó uno de sus anillos y lo rodó. -¿Quién quiere hacerte daño? Me lo acabas de decir.-Su rostro se tranquilizó, se refería a eso y aunque tenía un loco fanático tras ella, en ese momento se refería a él y a las cosas sexuales y muy malas que él pensaba hacerle.

-Me refería a ti - sonriendo, en esta habitación el único que quiere hacerme "daño" espero que sea William Tilman -riendo de lo que acababa de decir, realmente olvidaba al loco de mierda que se suponía estaba tras ella cuando estaba con él.

William miró alrededor y con esa sonrisa característica de él le dijo qué no tenía problema de hacerlo con ella en el pasillo, sin embargo no podía garantizarle privacidad, si bien la noche anterior había estado un tanto neurótica por las personas alrededor, pensar hacerlo ahí y que alguien los escuchara hizo que su sexo se humedeciera de inmediato, era ese tipo de expectativa la que su cuerpo aguardaba con él, hacer cosas por primera vez, despertando un lado morboso y oscuro.

-No tengo problema. -Le guiño un ojo, experimentar era algo que deseaba hacer con él, aunque sabía que de lejos eran cosas que él mismo ya había hecho.

-Te tomo la palabra entonces-Dijo con su voz ronca.

Ella se puso en puntillas cuando él abordó su boca, afortunadamente hacia la tarea sencilla al agacharse un poco, sin perder tiempo William subió sus grandes manos por sus muslos y Marie de forma desesperada se quitó el gabán tirándolo en el piso. Él la giró con facilidad la empujó hacia una de las paredes haciendo que su mejilla quedara presionara contra la fría pared, como ya su cuerpo lo sabía era brusco y ella simplemente dejaba de forma sumisa que él tomara posesión de su cuerpo.

Pronto sintió un frío en su espalda, le quitaba el vestido apresuradamente y lo tiró a un lado dejando su cuerpo al descubierto, le gustaba ver esa necesidad con que la tomaba, cerró sus ojos cuando sintió una de sus manos cerca a sus bragas y la bajó por sus muslos, intentó asirse con sus manos, pero la presión era fuerte, lo que hizo que su respiración se acelerara.

Le hizo abrir sus piernas y metió un dedo de su vagina, su cuerpo se estremeció, no había llegado a su clítoris aún así un espasmo se clavó en su estómago, estaba aún más excitada, abrió sus ojos y pudo ver a lo lejos una cabellera oscura alejarse y eso hizo que sintiera más líquidos recorrer su entrepierna, nunca imaginó que sentirse observada le generara tanto placer.

-Estás empapada Fresa.- Le dijo a su oído, mientras dejaba de asirla por un instante y sentía el ruido de un cierre, cada sonido y movimiento hacía que tuviese más ganas de que la invadiera.

Así que en su estado no pudo más qué asentir con dificultad, era tonto, pero sería su tercer orgasmo con él y eso después de años de celibato era como un santo grial, era lo que provocaba en ella, él la enloquecía de placer y no pensaba ocultárselo.

William metió sus dedos en su vagina y ella se quedó sin aliento ante el movimiento de ellos, la prendía mucho pensar en el número de mujeres con las que se había acostado, no entendía por qué. pero esos pensamientos llenos de morbo hacían que en ese instante todo estuviese multiplicando su placer el cuádruple.

Suspiró cuando los sacó y ella se giró levemente y vio qué los lamia, estaba saboreando sus fluidos y esa guarrada que para cualquier otra mujer podría parecer asquerosa, hizo que su boca se entreabriera, le dijo que sabía deliciosa y se acercó a su oreja mordiendola, le encantaba que lo hiciera, de alguna manera agudizaba las sensaciones que estaba experimentando.

Se alejó un momento y advirtió que se estaba poniendo el preservativo, pero todo fue muy rápido porque de un momento a otro le giró su cabeza e introdujo su lengua con vehemencia, bajó a su barbilla y finalmente en su cuello, su cuerpo se arqueó de forma instintiva, estaba ida en las sensaciones cuando sintió que la envestía, sin contenerse gimió con fuerza y se agarró de la pared.

-Exquisita-Le dijo a su oído.

Sentía la fricción de sus sexos y cómo se deshacía ante los movimientos, todo fue más intenso cuando alzó una de sus piernas con facilidad, no dejaba de besar su cuello, ahora el silencioso lugar estaba con sonidos de ellos dos mientras dejaban que la lujuria gobernara sus cuerpos.

Ella sentía el movimiento de sus caderas, soltó un gemido que parecía más un grito dejándose guiar por él, sentía corrientazos por su espalda, era inevitable, las palabras con aquel hombre sobraban, en ese momento todo lo que hacía en ella no lo podía controlar, su voluntad a merced de él.

Ya pronto debía regresar a Paris eso de repente la golpeó, significaba que no se lo podría encontrar, por ahora todo aquello lo guardaría, la noche anterior había pensado que sería cosa de una noche, pero ahora esa idea la preocupaba de una forma extraña, quería más sexo con él.

Estuvo a merced de sus movimientos intentando mover su trasero, pero era inútil estaba aprisionada, pronto sintió las manos de él en sus pechos y en un movimientos sintió su pene aún más profundo, gimió con fuerza sin contención, estaba a punto de reventar.

-Oh Fresa, eres tan follable.

Esuchó que el el hombre vociferaba, pero ella ya no estaba en esa realidad,  era simplemente un cumulo de sensaciones, que se dejaba hacer cuanto el deseaba, el roce de su sexo saliendo y entrando era embriagador, cada movimiento emitía pequeños espasmos, sentía la respiración de él en su espalda y le gustaba escuchar lo acelerada que se encontraba, sus labios en su cuello y sus grandes manos apretando sus pechos.

No entendía qué le sucedía con ese hombre, quizá era el efecto que él creaba en muchas, no era como si pensara qué lo qué hacían en ese momento fuese especial y único, sin embargo para ella se trataba de un mundo nuevo de sensaciones que quería seguir explorando.

Poco a poco se dejó ir con él sintiéndose algo mareada con su orgasmo, respiró pesadamente, pero William no le dio tiempo de nada pues salió de ella y la tomó él brazos, se dio cuenta que él seguía vestido y que  la había llevado  su cuarto poniéndola  en la cama.

No sabía que harían a continuación creería que más sexo -por algo estaba ene se lugar- sin embargo esperaría el proximo movimiento de él, quien no tardó en llegar con la ropa que se había quitado minutos antes, eso le hizo pensar en los zapatos que había dejado la noche anterior y como casi se congela.

-Fresa, creí que tenías complejo de Cinderella. -Fue lo único que le dijo.

Y ella soltó una carcajada al escuchar la analogía, bueno quizás hubiese podido volver con la excusa de pedir sus zapatos cuando en realidad quería su miembro, lo tendría en cuenta para una próxima ocasión. Pero la realidad era que no creía en princesas y así se lo dijo intentó decirle que envidiaba era a Andrómeda, pero se había equivocado hablando de afrodita una de las diosas más deseadas -algo que realmente no le interesaba-

Mientras hablaba no había podido evitar acercarse a él y tocarlo quería un poco más de sexo, pero simplemente ha había arrastrado a la cama intentando crear una conversación, creyó que la había llevado ahí con el fin de más sexo, no para hablar y eso la confundió, aunque bueno ella no sabía mucho sobre encuentros furtivos, quizás era de mala educación no quedarse y hablar un poco más a una charla amena y se sintió tonta por la noche anterior.

William guardó silencio ante el tema de afrodita -porque ni siquiera le preguntó sobre andrómeda- y la miró con detenimiento, como ya había ocurrido antes, se levantó serio y sirvió una copa de Whisky, no lograba entender los cambios de humor de ese hombre, le resultaba altamente ambiguo, Marie se sentó y rodeó sus piernas con sus brazos, comenzaba a sentir frío.

-Marie ¿te incomoda si hago una llamada? Es algo realmente importante.-Le dijo después de unos minutos callado.

Realmente no le incomoda y así se lo hizo saber, no obstante se incorporó y caminó hacía su gabán, tenía mucho frío y recordó que tenía un paquete de fresas ahí, el dulce le ayudaría a entrar en calor.

-¿Para dónde vas? Voy a hacer la llamada aquí, no tienes que irte, no quiero que lo hagas.

Ella lo miró sorprendida, ¿quería qué se quedara a dormir ahí? Definitivamente no entendía eso de tener aventuras de una noche, pero finalmente el de la experiencia era él y realmente quería quedarse con él, además volver al exterior al frío inclemente de Londres no le apetecía.

-Sólo quería buscar algo -Sacó el colorido paquete de gomas en forma de gusanos.

Eras de las últimas que le quedaban, Aiden le había dado suficientes, en la temporada invernal eran realmente útiles, se odiaba por no gustarle el chocolate, pues sabía que este le aportaría mayor calorías a su cuerpo y no estaría ahí siendo presa de un leve temblor incontrolable.

William le sonrió y le habló sobre su hermana y cómo tenían el mismo gusto, vaya no creía que le gustara justo ese dulce, eran realmente difícil de conseguir en Estados Unidos y nunca las había visto en Europa, ella por su parte le dijo que su abuelo solía enviárselas y que por ende guardaban un contenido emocional grande, además de que al ser tan escasas eran importantes para ella.

Le dio una y él la recibió, no creía que le gustaran los dulces, luego la acercó a él  y realizó su llamada, Marie se metió una par de gomas en su boca sin saber qué hacer, a él no le importaba que ella estuviera presente, pero no podía negar que se sentía algo incómoda y más porque él la apretaba y podía escuchar incluso a su interlocutor y como lo increpaba por llamarlo tan tarde.

Intentó no prestarle atención, pero escuchar cosas como "Rebecca no es una jodida puta como pensamos" le hizo dar curiosidad, quizás por qué tenía que ver con François, aunque no lo mencionaba, sólo se refería a alguien como mocoso, pero no era muy difícil sumar los elementos y saber qué hablaban de miss Bracho.

Dejó de escucharlo cuando metió sus dedos en su cabello y comenzó a juguetear con él, sin darse cuenta recostó su cabeza en el pecho de William sintiéndose levemente somnolienta, dormir no sería tan malo sí lograba hacerlo toda la noche, llevaba una semana con su sueño recortado, no podía cerrar sus ojos porque sus terrores nocturnos habían vuelto, después de todo, este tipo de encuentro furtivo le traería algo más qué sexo; algo de sueño.

Cerró sus ojos sin dejar de comer sus gomas, el frío se había atenuado un poco, sólo necesitaba algo de dulce y su cuerpo agradecía el gesto aumentando un poco su calor corporal. Escuchó el nombre de Afrodita, la diosa de la que habían hablado al inicio y realmente estaba confundida con la conversación de William, aunque no era como si estuviera muy atenta  a cada palabra que decían.

Lo sintió reír a carcajadas y la vibración de ésta en su pecho de verdad ahora estaba contento hablando de una analogía que no entendía, suspiró y metió otra goma, él nombre de François resaltó  y dijo algo relacionado a que él que no entendió, acto seguido colgó y se inclinó un poco y la besó sin previo aviso.

Aunque toda la noche había pensado en una segunda sesión de sexo, no evitó aplacar su curiosidad y terminó preguntándole respecto a su conversación, finalmente él le había dicho qué no le molestaba que le preguntara cosas y bueno en este caso no eran sobre la vida de él, pero sí relacionado, por eso antes de seguir le hizo la salvedad qué sí no quería hablarlo realmente lo entendería.

William se puso a la defensiva, indagó un poco sobre lo que ella sabía y le contó lo poco que había visto y oído, Matthew y miss Bracho eran novios y luego Francois entró en escena, él meditó sus palabras y finalmente le dijo si eso podría quedar entre los los, por un momento pensó en la mala situación en la que ponía a William por ponerlo a cotillear de su amigo a sus espaldas.


Prefirió dejar el asunto de ese tamaño y acercó sus labios a los de él e inmediatamente comenzaron a moverse, los besos de William Tilman solían tener matices, a veces cargados de lujuria y sensualidad en otras ocasiones eran fuertes casi caníbales, en más de una ocasión la había mordido con tanta fuerza que sentía leves cicatrices internas por las heridas causadas.

Le preguntó honesta que más harían y su respuesta fue que no abría sexo ¿razones? Estaba cansado y al día siguiente tenía trabajo, lo bueno era esa promesa de dormir, lo malo es que sería la última oportunidad de tener sexo en quien sabe cuanto tiempo. Por otro lado le hizo acordar que tenía una junta pendiente y cuando lo comprobó supor que había sido aplazada una semana más

Quizás lo mejor sería dormir plácidamente, pero su curiosidad era mucho al pensar en quién era el mocoso y se lo preguntó, algo que no le gustó a William al parecer no era pertinente su pregunta, no entendía por qué le molestaba tanto decirle: sí le digo así o simplemente no se trata de él.

-Lo siento, tienes razón. No preguntaré más. -Dijo sintiéndose algo impropia, quizás para ella era sencillo, para él no y eso le hizo pensar en lo difícil que se le daba relacionarse con las demás personas.

Notó que su trasero seguía al aire, lo mejor sería ponerse algo encima, la calefacción de esa habitación no estaba como ella acostumbraba tenerla y el frío nuevamente comenzó a llegar a su cuerpo se pondría al menos su abrigo,-ya que cuando fue por él se entretuvo con las gomas- recogió sus cosas y las comenzó acomodar, le fastidiaba sentir sus bragas mojadas, pero de repente no quería pasear su vagina desnuda por la habitación así que se las puso.

Por un lado sabía que se trataba que ya no estaba cómoda y no quería sentirse desnuda delante de ese hombre, por un momento había pensado en irse, pero no quería desperdiciar la última noche con él y aprovechar lo que podría ser una noche de sueño completo.

-Fresa ven aquí, no hagas un drama, yo te contesto lo que quieras, pero debes decirme si puedo confiar en ti.

Ella lo miró detenidamente, él pensaba contestarle más cosas de las que había preguntado no sabía cómo decirle que no le había pedido tanta información así qué lo dejó estar, le preguntaba si podía confiar ella y aunque era un desconocido con el que se había acostado en dos oportunidades, de alguna manera, confiaba en él y sí se trataba de no decirle a nadie sobre ese asunto simplemente le prometería que no lo haría bajo ninguna circunstancia.

-Sí, hasta el momento yo lo he hecho.

William la abrazó y la cargó a la cama de él, subió una de sus piernas sobre ella aprisionándola totalmente, ahí era más evidente que el cuerpo de él la abarcaba totalmente sin mucho esfuerzo, se sostuvo su cabeza con una de sus manos y ambos quedaron frente a frente.

William le contó muchas cosas que la sorprendieron, como que conocían a miss Bracho hacía cuatro años, pero en persona hacía solo uno, al parecer la stalkeaban vaya qué sí era densa esa primer declaración, eso sonaba como si la persiguieran a todos lados y por un momento los vio como un par de extraños acosadores, Rebecca Bracho era realmente bella, pero no pensó que llegaran a esos extremos, en vez de sentir envidia se alegró de su aburrida vida sentimental como Cristal solía echarle en cara.


Al menos ellos no eran un par de locos, no como… El sujeto que la perseguía, así que dejó pasar el asunto como algo… Relativamente normal, aunque William aclaró que no era él quien la perseguía, solo Matthew, se sonrió y recordó la primer vez que Matthew le había hablado deWilliaml, de alguna manera, aunque la había dicho que no era bueno para la mujeres, lo primero qué le había dicho sobre él, de alguna manera hacía que confiara en William.

Le comenzó a contar qué Matthew era director de KNC internacional y había conocido a Miss Bracho por un noticiario de la época cuando reportaba desde Irak y qué prácticamente lo había hechizado, aunque él ya tenía novia, que entre otras cosas era la mujer con la que se besaba la noche de Halloween ese día que fueron descubiertos en ese estudio.

Lo que le pareció más loco era que por culpa de Miss Bracho él terminara con su novia, pero nunca se atreviera a acercarse a ella y la mirara a lo lejos, además de que hiciera un programa única y exclusivamente para qué ella estuviera en él, eso ultimo hizo que levantara sus cejas en un gesto de estupefacción, nunca imaginó escuchar algo semejante de Matthew.

-...Esto de verdad suena peor de lo que es, lo prometo- La besó en su frente, quizás le dijo esto último por qué no pudo evitar hacer una mueca de extrañeza, todo era tan irreal, Matthew Shepard era un hombre apuesto, sus facciones eran simétricas, alto y un ejecutivo rico e inteligente cualidades que a cualquier mujer atraerían, ¿por qué no simplemente cortejarla como una persona normal? Era un hombre apuesto, -Cristal era prueba de eso aunque él jamás le prestó atención.-

Para William no era tan sencillo, según ellos miss Bracho era una mujer dificil, pero no sabía cuál sería la diferencia de stalkearla a abordarla directamente, el intentaba meterla en el contexto y ella veía todo tan exagerado, sentía que era mejor decir lo que se sentía directametne para no sentir arrepentimientos por el resto de la vida

Eso último hizo que su pecho doliera al recordar "ese" día con su madre, si tan solo ella le hubiese pedido perdón… No podía evitar hundirse en esos pensamientos, pero William siguió hablando y la sacó de esos oscuros pensamientos. Lo que le decía era verdad, empezó aclarando que Matthew amaba a Rebecca con locura y ese término le llamó la atención.

Marie lo miró, detenidamente, había amado a su madre, pero sabía que no se refería a ese tipo de amor filial, creía que había sentido amor por Thomas e incluso por François a tal punto que creía que su vida sería un infierno al no tenerlos cerca algo que ella interpretaba más como costumbre, realmente no estaba segura, sin embargo ese amar con locura no lo había sentido, estaba viva, no había muerto por la ausencia y en ese instante ya no dolía tanto como en su momento.

-Lo siento, no logro comprender ese amar con locura y no acercarse a ella de forma directa, no lo juzgo, sólo... no lo entiendo-Quizás porque no lo había vivenciado era qué no podía entender lo que él le decía.

-Lo hizo, se acercó a ella, sólo que Matt es bastante complejo con sus demostraciones afectivas y también en relación con el poder, le gusta controlarlo todo,-Le dijo William.

Era extraño qué le dijera qué a Matthew parecía más sencillo saber qué estaba atada a él por un contrato comercial y de cómo intentó convencer a su propio padre de su talento, según William, Matthew exageraba todo cuando se trataba de Miss Bracho "todo es drama y exageración, son un fastidio" Marie lo miró y repasó su incipiente barba, pensó en Thomas el único novio qué había tenido y como todo con él había sido tan tranquilo.

El drama más grande en su vida era indudablemente su madre, cuando se trataba de ella sentía qué tendía a exagerar las cosas, pero incluso con el tiempo esto había disminuido considerablemente, la hartaban esas situación en donde no se llegaba a ningún lado.

Parecía como si William hablara mal de su amigo, pero saber de antemano la relación de ellos le ayudaba a comprender que no era así, esa noche le contó lo que había pasado en esa gala y la advertencia de Matthew con él, incluso que la fiesta de halloween no era la primera vez que se vieron y recordó el incidente en KNC.


Para William era importante que ella guardara silencio y ella sabía qué se arriesgaba a generar una pelea con su amigo si ella salía hablando al respecto y no quería eso, no quería llegar y alterar su entorno. Bajó sus ojos levemente, Alice en su adolescencia solía decirle que todo lo que tocaba lo volvía mierda, no quería ser presa de ese tipo de inseguridades, pero por mucho tiempo se había culpado de la muerte de su madre, era como un punto débil al que solo tenían que mover levemente la herida de forma estratégica para lastimarla.

Ya no era una adolescente frágil que dormía en el piso en un rincón de su habitación y temblaba por todo, ahora era una adulta rota que dormía en un sillón, sabía que había algo ahí dormido que evitaba despertar y que prefería que estuviera en lo más profundo de sus pensamientos.

Finalmente le prometió a William que guardaría su secreto mientras no perdía oportunidad de tocarlo, él siguió contándole la historia, mientras ella no podía evitar sentirse con mucho, lo que le siguió contando había sido realmente extraño, ya sabía que Francois había estado con la novia de Matthew, pero la reacción de éste al enterarse por Jean Pierre por caualidad…. Fue raro, no le preguntó a miss Bracho lo que sospechaba sino que ideó un plan para desenmascarar haciéndose pasar por Fran.


Jean Pierre… Otro nombre que lograba molestarla, ese sujeto había estado detrás de ella para contarle la supuesta infidelidad, pero ¿realmente qué podía hacer? Le llegaron las fotos en primera plana, cada uno había vivido ese drama desde diferente angulos, aun así sentia que había sido innecesario suplantar a Fran para hacer confesar a Miss Bracho, ¿por qué no simplemente preguntar? 


Eso incluso le pareció cruel a ella respecto a Miss Bracho. Por otro lado el decía que Fran había dicho con soberbia a Matthew qué le quitaría a Rebecca Bracho cuando quisiera, pero... Esa mirada, esa voz tan melancólica no parecía de un cínico en busca de sexo, él se lo había dicho, se había enamorado, aunque para ella fuese inverosímil que lo hiciera en tan poco tiempo, no tenía por qué poner en tela de juicio los sentimientos de él.


Pero era evidente que los sentimientos de Francois no le importaba al par de amigos, por un momento pensó si sería problema que ella fuese “amiga” de Fran, al menos se había acercado a pesar de eso, para Marie era simple siempre existiría dos lados de la moneda que existían situaciones qué no se hacían con la intención de lastimar, habían motivos y no siempre se tomaban las mejores decisiones.

Finalmente William le dijo el motivo de su llamada inicial a su amigo, él pensaba que Rebecca no había querido lastimarlo y lo quería tanto como ella decía hacerlo, Marie guardó silencio, eso quería decir que el estado lastimero de Fran se debía a eso, Rebecca Bracho no lo quería y deseaba volver con Matthew, no lo que ella había pensado ese día.

-Puede ser. -Respondió Marie escueta ante ese último "lo quiere como dice hacerlo"-Pero no soy muy buena en esos temas, no logro comprender del todo los temas del amor -Esos asuntos tenían un contenido altamente irracional y aunque meses atrás le había dolido que François la rechazara, pronto pudo entender y racionalizar que eran cosas que sucedían y qué básicamente no haría ninguna locura por hacerse ver ante François.

Amó a su madre, su abuelo y amaba ahora a su hermano, de eso no tenía dudas, pero en el plano romántico le era difícil explicar muchas cosas, tendía a simplificar las cosas en ese aspecto. Se levantó y tomó su gabán, definitivamente su cuerpo comenzaba adquirir ese tono azulesco, se odiaba era la tercera vez que se levantaba por él y William terminaba entreteniendola y olvidarlo.

-¿Tienes frío?

-Sí, -comenzó a ponerse el gabán - por lo generar esta época la paso en lugares cálidos

Frotó sus manos intentando darse calor, cuando lo vio incorporarse, sacó varias frazadas gruesas y las tiró en la cama, la sujetó e impidió que se terminara de poner el gabán y la llevó bajo las frazadas y  agradeció el gesto, se sentía realmente cálido, podría estar ahí por mucho tiempo, quería dormir un poco pero William siguió hablando, en esa ocasión quería saber sobre su curiosidad sobre el tema,

Ella intentó contarle todo lo que sabía desde el princio incluso lo de Jean Pierre  y su acoso porque supiera lo de Fran, sintió a William tensarse y preguntarle que era lo que sentía por Francois, si era honesta en ese momento no lo sabía muy bien, así que esquivó el tema siendo escueta, aunque no del todo mentira como que Francois la cuidaba como a un padre y no tenían ese tipo de relación.

Ella añoraba lo que habían tenido antes, era raro porque no era como si lo quisiera tener de forma sexual, no se sentía igual a como lo hacía con William y cuando nuevamente la besó dejó de pensar con coherencia, simplemtne rodeó el torso de él y una de sus piernas buscó las piernas de él, en la posición en la que estaban era más sencillo intentar abarcarlo.


Rodeó su cuello y acarició su cabello casi al ras, estaba ida en las sensaciones, le dio miedo acostumbrarse a eso, miedo que esa sensación que el generaba en ella se convirtiera en otra cosa, pero debía centrarse: ellos solo querían sexo y ella acababa de salir de un sentimiento conflictivo, no quería sentir más.

Finalmente apagó las luces y ella recostó su cabeza en el pecho de él, quería café, pero sentir el movimiento de su pecho le hizo ir aquella idea, pronto sintió sus ojos pesados, estiró su mano y jugueteo con el borde de su oreja hasta que finalmente se quedó dormida.

Marie abrazaba una almohada mientras su cabello tapaba su rostro, su espalda y sus piernas no se sentían entumecidas, se sentía realmente cómoda, en su sueño William le tocaba sus pecho y con su lengua recorría su aureola, mientras ella se retorcía de placer, no estaba segura si era un sueño porque los espasmos que sentía en parte baja se sentían muy reales, no obstante quería más sueños de esos.

Soltó un quejido de placer cuando sintió que su clítoris era levemente presionado, no se trataba de un sueño, era muy real, abrió sus ojos y vio la cabeza de William entre sus piernas, hizo un movimiento con su lengua y echó su cabeza hacia atrás sin poder evitar gemir con fuerza, él no se detenía y ella movió levemente sus caderas, estaba a punto de explotar, sentir sus labios y lengua moverse de forma frenética era una sensación única.

Tenía casi 25 años y sentía que había desaprovechado tanto su vagina, enterró sus dedos en las frazadas y las apretó al sentir otro espasmo, sabía que su cuerpo se movía de forma frenética, hasta que sintió su orgasmo.

-Hijueputa-Gritó cuando sus piernas comenzaron a temblar.

William se incorporó y le sonrió de forma picara, se relamió los labios y siguió organizando su corbata como sí no hubiese hecho algo especial, ella por su parte lo miraba anonadada con sus ojos abiertos, sabía qué se veía idiota pero era la primer vez que le hacían algo como eso y era inevitable no mostrarse sorprendida.

Él salió diciéndole qué la esperaba abajo y ella comenzó a vestirse en silencio, su sexo aun palpitaba, para él era un día normal para ella una apertura a un mundo qué entre más experimentaba con él, mas quería. Como era costumbre dejó sus bragas en el cesto y terminó de ponerse su abrigo, recorrió la habitación de él mientras intentaba alisar su cabello.

Le llamó la atención un foto en su estante, se acercó y la detalló, se trataba de una mujer joven, quizás de su edad, su rostro era simétrico, tenía el cabello oscuro, ojos color ámbar y tez dorada, su móvil vibró en su abrigo y se dio cuenta que debía apurarse y salir de esa habitación.

Cuando llegó a la habitación del hotel tiró sus cosas en un cesto, olía a licor y fluidos entró al baño y se metió bajo el agua intentando sacarse el hedor que tenía, sentía un leve cansancio en su cuerpo, aunque había dormida plácida al lado de William, peor no era lo único que sentía, también su nariz congestionada y no era una buena señal.

Tuvo que llamar a Beltram para acordar su salida de Londres y las noticias no fueron alentadores, una nueva amenaza había ocurrido y habían saboteado el jep privado, por lo tanto debía quedarse en ese lugar, lo que no le agradaba, realmente no soportaba más el frío y no dejaba de estornudar.


Después de colgar no pasó mucho tiempo cuando alguien tocó a su puerta, Beltram le había mandado  un médico, al parecer ese hombre la conocía muy bien, porque efectivamente el hombre le dijo que tenía temperatura y le recetó algo para el resfriado, lo que le faltaba, no quería enfermarse, generalmente cuando lo había no era algo pasajero y tal como estaban las cosas en el grupo no podía permitirse faltar más.

La situación empeoraba pues se sentía muy débil, esperaba que los medicamentos surtieran efecto rápido, odiaba verse de esa forma, incluso la llegada de Cathie renegando por su novio fue difusa, simplemente se acordaba que le había dicho que no aplazara sus asuntos por ella, antes de quedar profundamente dormida por el efecto del antigripal.

Pasaron los días y su resfriado lentamente comenzó a crecer, para el segundo día era un ente que no lograba mantenerse en pie, el médico no la dejaba viajar y los papeles de su escritorio aumentaban. Para el cuarto día en ese lugar, había logrado tomarse unas pastillas y esperaba que al menos le quitará los síntomas, caminó al ventanal el clima esta inclemente como de costumbre en esa ciudad, se recostó en su sillón y se quedó dormida. 

La puerta sonó, no supo cuánto tiempo había pasado, pero alzó su cabeza ya no pesaba tanto, esperaba que por fin el médico le dijera que podía irse, pensaba que se trataba de él, como pudo se organizó su cabello y lavó su cara debía mostrar que estaba en mejores condiciones. 

Caminó un poco más derecha, la inyección de contrabando había disminuido un poco su malestar, cuando abrió la puerta su boca se abrió muy grande ante la persona que se estaba frente a ella, sonreía, tenía su cabello cogido de forma desordenada en una coleta, con un traje negro, la cadena de plata sobresalía en su cuello, él le sonrió.

-Fock-Atinó a decir sin dejar de evitar tener su boca abierta.

-Hola, Roux.-Respondió él como si nada.


CAPÍTULO ANTERIOR                                                                         CAPÍTULO SIGUIENTE



Comentarios

Entradas populares