La Heredera CAPÍTULO 34: Don't stop me now




 Londres, 31 de diciembre de 2014

El vuelo de casi doce horas, había sido extenuante, pasar del caribe al frío de Londres era algo deprimente, sin embargo había quedado en un acuerdo con William, cerró sus ojos, aun no entendía porque le buscaba, recordaba su cálido abrazo, pero se sentía tonta por pensar de esa forma, finalmente había sido un acto tan normal y sin ningún significado.

Quería pensar que estaba con él porque era un hombre atractivo y quería experimentar nuevas experiencias, pero ella sabía que en lo que respectaba a hombres no era algo que le interesara, así que lo que la halaba a él era algo más que el acto sexual.

Lo mejor no era pensar demasiado las cosas, con William le gustaba hacerlas y saber que eran efímeras, por eso había corrido por todo el mundo intentando llegar a tiempo para la cita de ambos, incluso buscar un hotel y ropa nueva para bañarse y cambiarse.

Dado que estar en Londres antes de mediodía había sido una gran proeza, después de vuelos largos y varias escalas, dormir en aeropuertos e incluso solo poder lavarse su rostro en los baños públicos, así que tenía un buen tiempo sin bañar. Cuando ella prometió que estaría para él 31 no pensó que la época ajustaba los viajes y todo se agotaba en poco tiempo, sin embargo tenía muchas ganas de verlo.

Marie no sabía lo complicado que podría llegar a ser ese día, pero al ver a sus guardas arribar en cuanto activó su tarjeta, era una premonición de lo que estaba por llegar, como de costumbre los esquivó mientras los hombres las seguían en silencio, ya afuera reconoció a otro de guarda al lado del auto, ella no entendía porque no confiaba en ellos quería cambiarlos, sin chistar palabra se montó en un taxi ignorando a los hombres.

Una hora después se encontraba esperándolo en una de las habitaciones de la mansión , el lugar tenía tonos rojizos le recordaba uno de las tantas habitaciones en la mansión Keller eso de alguna forma la deprimía, caminó hacia uno de los cuadros y lo quedó mirando, en ese momento se quitó sus gafas oscuras aun no lograba ajustar sus ojos a la luz, aunque en la habitación era tenue de repente escuchó un ruido ella se giró lentamente.

William apareció ante ella con una leve sonrisa en su rostro, la saludó, pero acto seguido le dijo que debía salir a prisa, ella lo escuchaba en silencio, miraba su atuendo el cual era muy diferente al que tenía en la oficina, se tomaron ligeramente de la mano y le dio un leve beso, fue un acto sencillo, pero una sensación extraña se alojó en su estómago.

Era extraño lo que le sucedía con él, cada vez que lo veía se decía que sería la última vez, que se alejaría pero terminaba ahí justo a su lado, sin lograr moverse. Miraba su perfil mientras la llevaba al exterior, le preguntó sobre su viaje y un leve rastro de melancolía la invadió, no era una buena época para ella, aun no podía sacar la culpa que sentía por la muerte de su madre, era una sensación extraña que la inhabilitaba. Odiaba pensar que el día de su natalicio, la vida de su madre se hubiese extinguido, Marie no era muy consciente de aquello, pero estar viva y querer estarlo, le ocasionaba una gran pena en ella “un pequeño obsequio debido a tu cumpleaños”, La voz de William la sacó de sus pensamientos.

Esa pequeña melancolía comenzó a crecer al escuchar esas palabras, los ojos de Marie bajaron a la caja con un gran diamante negro en forma de media luna, aunque ella no supiese qué tipo de piedra era, quiso ser agradecida e intentó esbozar una leve sonrisa, sin embargo la melancolía ganó terreno y su cuerpo sin ser consciente comenzó a temblar.

Nuevamente esa sensación de vacío al pensar en la ausencia de su madre se instaló en el pecho de Marie, ella sintió que le costaba respirar un poco, sin pensarlo demasiado lo abrazó, quizá todo esto era raro para él. No era normal que una persona se pusiera en ese estado por recibir un obsequio de cumpleaños.

Por un instante guardó silencio como si tan solo quisiera quedarse así, las manos de él la rodearon y pronto sintió que acariciaba su cabello, lentamente todo comenzó a volver a la normalidad, no le gustaba esa sensación, hacía mucho ella había escuchado qué se debía al estrés postraumático por el accidente que ella creía haber tenido con su madre, aun así odiaba que ese tipo de cosas la descompusieran.

No le gustaba esa sensación de invalidez, de temblar cual niña pequeña solo porque alguien mencionaba la palabra cumpleaños, con el tiempo las personas realmente cercanas a ella habían aprendido a no decirle nada y ella... Ella simplemente en esa fecha se iba a un rincón del mundo.

Lentamente se separó de él e intentó ser honesta al respecto, no era algo que escuchara a menudo, y no pudo evitar tocar la cadena de oro que tenía en su cuello de forma nerviosa, su humor se había venido abajo, los dedos de él acariciaron su rostro, nuevamente una sensación de calma la invadió, William le hacía olvidar un poco esa sensación en su pecho.

No entendía por qué estaba tan abierta a él, de alguna forma le cedía el control de la situación y no le molestaba, quizá solo se trataba de sus técnicas amatorias, Marie no lo sabía pero por ese instante dejaría llevarse por eso, finalmente ¿qué podría perder? Ellos dejarían de tener sexo y ella se iría lejos una vez lograra su objetivo realmente no esperaba nada de él. Así qué sin límites o miedos simplemente seguía avanzando a un hombre desconocido que en ese instante le hablaba

-No veo por qué a toda mujer le encantan los obsequios, sea el que sea el motivo, quería que celebraras un año más de vida, sé que te gustan los zafiros, pero lo mío son más los diamantes y al ver esa roca sentí la debilidad de replicar tu tatuaje

Marie lo miró unos instantes y acto seguido bajó su mirada, mientras sentía su dedo en el tatuaje de media luna en su muñeca, lo que decía tenía sentido, simplemente él no sabía que ese día era simplemente difícil, había perdido a su madre en un hecho que el solo intentar recordar le generaba problemas.

-Sí, tienes razón - intentando sonreír y dejar esa desazón - sólo que aún... Es difícil - no sabía porque le decía todo eso, era algo que no hacía generalmente con otras personas.

-¿Qué es lo difícil?

Era una pregunta simple, Marie podría tener la respuesta quizá, pero no era capaz de articularla, los miedos se instalan en lo profundo de las personas, aguardando el momento de emerger, para eso se tomaban medidas preventivas, para mantenerlos ahí, en la oscuridad, sin embargo en contra de todo pronóstico y sin mucho esfuerzo Marie comenzó hablar.

Y un poco de su propia oscuridad emergió ante un total extraño, poner en palabras el miedo que había sentido al despertar en un hospital, sin poder recordar y querer que todo fuese una pesadilla, hizo que su cuerpo tambaleara, las manos de William la sujetaron con fuerza y le dio un beso, su lengua invadió su boca y esa sensación hizo que su caída en recuerdos inútiles se detuviera. La miró a los ojos y le sonrió, le gustaba la delgada línea que formaban sus labios y ahí estaba nuevamente en los terrenos desconocidos de él.

La expectativa crecía, la emoción a lo desconocido, Marie no lo sabía pero su vida era caminar por una delgada línea, disfrutando la vida y la muerte, cruzando levemente los límites y disfrutándolo, así que William le dijera que fueran a vivir un poco era un gran aliciente, esto sumado a que él efectivamente había aprendido a volar un globo, lo miró en silencio mientras la emoción la invadió, había aprendido sólo por una loca fantasía.

Marie lo miró en silencio mientras se acomodaba en el auto, no era muy consciente pero ese solo gesto fue mucho más significativo que la joya que tenía en las manos, lentamente la melancolía comenzó a disiparse, Marie miro la joya era realmente hermosa, recordó el día que quiso hacerse su pequeño tatuaje, aunque en ese tiempo le tenía pánico a las agujas había logrado tener un recuerdo de su mamá.

Guardó la caja en su bolso, ahora que su cuerpo estaba relajado sentía como hubiese realizado un gran esfuerzo físico, comenzó a sentirse adormilada se acomodó en el asiento subiendo sus pies era algo a lo que estaba acostumbrada, se dejó vencer por el cansancio quedó profunda.

Lo que ocurrió después de que sus ojos se abrieron fue extraño, William se encontraba predispuesto, le hablaba, pero era evidente su molestia, no entendía qué había sucedido, Creo que no estás en disposición de hacer esto. Fue lo único que le dijo y comenzó a caminar hacia el globo, aunque ella le explicara qué el jet lag era algo que no manejaba muy bien.

La ignoró y comenzó hablar con los encargados mientras ella miraba expectante el globo de colores qué estaba frente a ella, la leve molestia por la actitud de William fue reemplazada por los deseos que crecían dentro de ella por tener sexo en ese lugar, y como si horas antes no hubiese a punto de llorar, en su boca se formó una sonrisa, y sus ojos miraban todo extasiada.

Un hombre le intento ayudar a ingresar, pero estaba tan contenta que ni siquiera lo tomó en cuenta y se lanzó por el borde de la canastilla con facilidad, William entró con ella y después de muchas recomendaciones sosas por parte de esos hombres, emprendieron la marcha.

- ¿Preparada?-Le preguntó él sin dejar de mirarla

- Sí - Respondió emocionada.

-Al menos tú me tienes más confianza que los que ese par de sujetos.

-¿Por qué no habría de tenerla? -Dijo distraída mirando por el borde.

Iba con él por supuesto que confiaba en que todo saldría como pensaban, lentamente todo comenzó a verse pequeño y la adrenalina comenzó a recorrer su cuerpo, movió su pie y sintió un leve ardor, se había hecho un tatuaje en su pie, el segundo en éste, ya tenía una pequeña fresa en la parte de atrás de su dedo anular, ahora eran una estrella fugaz en honor a la canción favorita de su madre don't stop de Queen. Pensó un momento en la letra de la canción, ser una estrella ardiendo en el cielo, vaya que sí le gustaría experimentar algo similar en ese momento.

-Sería increíble poder volar, ¿no crees? - mirándolo entusiasmada.

William extendió su mano libre mientras con la otra manejaba el globo Ven volemos, le dijo y una sonrisa se formó en el rostro de Marie mientras recibía su mano, sin embargo no la sostuvo mucho tiempo, simplemente haló su cabello y con firmeza dirigió su boca a la de él, sus labios se unieron y pudo sentir su lengua masajear la suya , su cuerpo se movió de manera inconsciente, no estaba muy alejado eso de que estaban volando, la adrenalina corría por su cuerpo al sentir el leve movimiento de la canastilla mientras la lujuria invadía su cuerpo.

Por un largo tiempo estuvieron besándose, la expectativa crecía mientras él se frotaba en ella, no obstante se detuvo para pedir su ayuda ñ, Marie miró alrededor, siendo consciente que al estar solos él no podía descuidar su labor con el globo, él comenzó a pedirle que se desvistiera sola, le recriminó no ir en falda, pero el cambio del clima que sufrió realmente no le hizo considerar tener sus piernas descubiertas aunque era una prenda que le gustaba usar.

Posteriormente hizo lo mismo con los pantalones de él, la expectativa crecía y sus parte baja se humedeció al ver su erección, así que de manera descarada lo miró y tocó, él se agachó y de un solo movimiento la alzó, ella se ayudó tomando su cuello y rodeando su torso con sus piernas, lo miró a los ojos, su rostro no decía nada en particular y la penetró de una sola vez y se tensó por un leve cosquilleo ante lo que sabía venía a continuación, él la miraba fijamente y un leve rastro de lujuria se instalaba en él, William tenía un algo que la atraía irremediablemente, sabía qué debido a su historial no era la única presa de sus encantos.

Marie no podría describir las sensaciones que la invadían, él se movía dentro y fuera y aunque hiciera breves pausas para accionar los quemadores, eso solo hacía que su deseo aumentara, ese estar consciente que estaban aproximadamente a 500 metros de altura y que quizá podrían caer al vacío, su sexo se contrajo y sintió más liquido humedecer su vagina.

Él la besaba con hambre y ella se dejaba devorar, cederle el control en la intimidad era otra cosa que la calentaba demasiado, dejar que él llevara la delantera, aunque no negaba que no era de quedarse atrás, también le gustaba tomar la iniciativa, sus gemidos la trajeron a la realidad, no podía controlarse.

-No me obligues a amordazarte preciosa -alcanzó a escuchar de él y la imagen de una mordaza en su boca, hizo que su cuerpo se contrajera.

Así sin filtros o mojigatería le dijo lo que pensaba, que sería interesante, estaba ávida por vivir emociones, quería aprender más, movió sus caderas en intentando brindarle más placer a él, estaba en un frenesí de lujuria, los ojos de William se encendieron, ambos se demostraban y decían las ganas qué se traían, ella nunca había sentido tanto deseo de ser tocada, de buscar una boca y perderse en ella, en ese instante no era consciente de aquello y lo que ese hombre comenzaba a revolucionar en su ser.

Lentamente el fuego que se gestaba en su zona baja comenzó a incrementarse, contoneó su cuerpo totalmente ida mientras las sensaciones emergían en un orgasmo explosivo, sintió que sus fluidos se chorreaban, mientras su cuerpo se retorcía mientras gritaba de placer, realmente siempre quería más de él, todo a su alrededor se difuminó ha haciéndola sentir ligera ahora flotaba su respiración comenzó a regularse.

Aquello hacia sido realmente increíble, Marie sentía su sexo palpitar y su corazón acelerado, y aunque ella estaba con esa sensación de bienestar, él aún faltaba por su propio orgasmo, como lo había hecho la última vez le pidió que le hiciera una felación, ahora conocía el término exacto pues había buscado algo de información.

Ella sonrió y comenzó a introducir su miembro comenzó a besarlo con pasión utilizando su lengua lo saboreaba bajaba por toda la extensión subiendo y bajando una y otra vez lo saboreó sin restricción haciéndole sentir nuevamente el deseo de que estuviera dentro de ella, sabía que aún era torpe en aquello, pero de alguna forma no podía negarse a todo lo que él le pedía le gustaba y moría de lujuria con sus pedidos, al poco tiempo noto que él se derramó en el interior de su boca, ella tragó el semen como lo había hecho la vez pasada y él le extendió la mano, para ayudarla a incorporarse.

-Marie no deberías dejar que alguien te folle sin protección- Habló una vez ella se incorporó.

Marie miró su pene y se dio cuenta que nuevamente habían tenido sexo sin condón, los días antes había podido hacerse unos análisis, suspiró frustrada, realmente era la primera vez qué sucedía, pues a Thomas siempre le había exigido protegerse. Aún era novata en el tema y así se lo expuso, no era la mejor excusa, pero aprendería de su error y siempre le pediría protegerse.

-Sólo no confíes ni en este idiota que te besa, debes cuidarte, porque nadie lo hará por ti, aunque descuida yo siempre me protejo, como bien lo dijiste las últimas dos veces ha sido una excepción que no volverá a pasar.

Ella le asintió, tomaría sus palabras en cuenta, era verdad él tenía una experiencia sexual amplia y aunque le gustaba por sus destrezas en la intimidad sabía que eso conllevaba riesgos. Terminó de organizarse su ropa y él comenzó a descender se pegó del borde viendo como todo comenzaba a verse claramente de nuevo ahora en silencio. 

Lo que él le había dicho era verdad, aunque confiaba en él de alguna manera sabía qué era lo que él le ofrecía, además de que era consciente más que cualquier otra persona que Willliam le mostraba un punto: nadie la cuidaría a excepción de lo que ella pudiera hacer por ella misma.

Había aprendido a depender por sí misma, realmente le costaba hacerlo en los demás, aunque ella no lo sabía en parte tenía que ver con las pérdidas que había sufrido, prefería mantenerse al margen de las personas.

La llegada a tierra fue un tanto extraña, no solo porque se acordó que se había hecho un tatuaje en la planta del pie y debía cuidarlo, sino porque William indagó por su ceja rota, no pudo evitar tocarla y contarle lo sucedido de forma escueta, pero a William no pareció gustarle y no entendió por qué, es decir minutos antes estaban riendo desenfadados y ahora parecía que había ocurrido algo que no se había dado cuenta.

William mencionó a  Francois y no supo que tenía que ver con lo que le acababa de contar ¿qué tenía que ver François y su ceja? Marie quedó confundida, pero cuando le mostró su celular olvidó el asunto, pensó que lo había perdido, pero al parecer lo había dejado en la oficina de él, ese día habían pasado tantas cosas que definitivamente ese hombre la hacía actuar como demente. 

Le agradeció y él le dijo quién le había hablado, se sonrió al escuchar sus recados, no se veía el chico típico secretario y eso la conmovió, así que le recordó su compromiso previo con Phillipe y realmente su amenaza la tenía sin cuidado, lo suyo con él era más por amor qué por compromiso, ya tendría que hacer los arreglos para verse con él, por el momento disfrutaría un poco más con William aunque en ese instante tuviese un genio de perros.

-También te llamó LeBlanc-Acotó al final- luego de pasar toda la noche bebiendo por la ex novia de Matt.

No entendía para qué le hablaba François, la última vez que lo vio esperaba no volver hacerlo por un tiempo, pero le llamó la atención lo que dijo, nuevamente bebiendo, no entendía cómo un hombre como él insistía en reducir su vida a una botella, y básicamente eso se le salió, realmente no pensó de más, pero eso le trajo una situación complicada de leer, pues William se enojó aún más.

La voz de William se acentuó, se veía enfadado y ella no entendía qué le sucedía, bueno era verdad que él le caía muy mal, pero ella no tenía que pagar por eso, pero le hablaba ser de paño de lágrimas y se sentía confusa al no entender lo que le decía, él le decía que fingía no hacerlo y ella solo lo miraba estupefacta.

Intentó procesar todo incluso cuando le dijo que al menos sabía que él no estaba enamorado de alguien más, y realmente justo en ese instante se daba cuenta, pero lo que le llamó la atención fue cuando le dijo que se valoraba muy poco al permitir que Francois la buscara porque Rebecca Bracho prefería a Matt.

¿Él intentaba decirle que él la buscaba como consuelo por no tener a la señorita Bracho? No entendía, sí, lo había buscado, pero realmente no con ánimo de intimar con él, había sido más por lo que Sebàstien le había dicho y a pesar de su rechazo él había sido su amigo, era normal que se preocupara. Ingresaron al auto y lo miró, él intentaba decirle que ella no era una forma de evadir un viejo amor, pero lo que él no sabía era que ella no se prestaría para algo similar, si elegía estar con alguien era precisamente por eso: elección.

Esta vez sí habló parca ante esas acusaciones, no era paño de nadie, no buscaba a nadie para mendigar amor -aunque días atrás lo hubiese buscado-  era verdad, no lo buscaba para intimar, no era idiota y sabía que una vez le había dicho no me gustas no había insistido más en ese aspecto, diferenciaba el amor de la amistad y esperaba dejarselo claro, incluso la parte en donde le había dicho que Francois sabía sus movimientos.

La mandíbula de William se tensó y ella lo miró confundida, no entendía qué sucedía, prefirió guardar silencio, por lo general la cagaba más cuando hablaba y aunque Marie no fuese consciente sentía algo de rabia por no entender el comportamiento de él.

No pasó mucho tiempo cuando ella cedió, le parecía estupido estar discutiendo por cosas sin sentido, así se lo dijo odiaba que el día tan increíble que había tenido, estuviera empañado por Francois, cuando quería estar con William y eso le dijo, quería verlo a él, si no fuese así estaría en París buscando a Francois, aunque hablar era inútil decirle algo dado que se le notaba incómodo.

Él no le dijo nada y ella suspiró frustrada, su móvil sonó y Beltram del otro lado remató la escena sermoneándola, no estaba para escuchar qué necesitaba protección, al demonio con esos ineptos que no servían para nada, colgó sin dejar de mirar el móvil para escuchar la voz de William, con palabras que le dolieron mucho, porque no sólo no había escuchado nada de lo que ella le dijo, sino que además le decía que hiciera lo que quería, que ella vería y nuevamente la ignoró y ella le respondió un escueto: lo entiendo, porque al parecer él le hacía reclamos y después la despreciaba como si fuese cualquier cosa.

De alguna forma se sentía triste, pero no lograba descifrar por qué, guardó su móvil y se dejó caer en el asiento mirando por la ventana el exterior, ahora sabía que no era un buen momento, ya decidiría que hacer al llegar a Londres, tomar un vuelo sería difícil teniendo en cuenta no pediría el jet y la temporada no daba un vuelo de última hora.

Marie divagaba con irse una vez llegaran en dejarlo, pero en el fondo sabía que no era algo que haría, solo era la rabia que comenzaba invadir y por qué no, la decepción.

El siguió increpandola, como que ella no entendía y que si era autosuficiente lo debía ser siempre, no era como si no lo fuera, la persona que más amaba la había dejado aun cuando le había dicho que jamás lo haría, había seguido sin ella a su lado, incluso cuando su padre murió o Thomas la dejó y Francois no quiso seguir a su lado, pero a William sólo le habló de su madre porque en si era lo único asunto que le importaba y le daba expliaciones como una idiota sin saber que la impulsaba a eso.

Porque él insistía que era el segundo plato de Francois y la forma tan indigna que eso se veía y nuevamente no veía relación en lo que le contaba de su madre y Francois, odió esa actitud porque ella simplemente le decía que no tendría miedo aun estando sola, y le dejó claro que entre ella y Francois no había nada, sin dejar de mirar la ventanilla, no entendía qué le pasaba, le había contado más cosas que al mismo François, había hecho cosas con el que no se imaginó hacer y aun así le decía que si era feliz con él lo estuviera.

¿Qué tipo de pensamiento lógico era ese? ¿Todo por qué la había llamado? Miró las calles de Londres adornada con las luces de temporada ya no quería hablar, se sentía cansada sólo quería que simplemente le dijera fuera y salir corriendo de aquel auto, era realmente incómodo dar cuentas de algo que no venía al caso.

-¿Ahora me tratas de usted? ¿Me estás diciendo con esto Marie que quieres terminar con nuestros encuentros?-

Le preguntó al cabo de unos minutos, lo miró, realmente no había considerado aquello, por más que se lo reprochara dejarlo no estaba entre sus planes, pero estaba algo enojada, quizá tenía que ver con que por primera vez él no había leído su mente y la juzgaba por algo que no entendía.

-No, pero no sé porque me juzgas por algo que no entiendo de qué se trata. - ella se acercó a él hasta quedar muy cerca, - ¿porque me quieres lejos? -Dijo confundida.

Lo miró fijamente, sentía como si la repeliera, por obstinado que eso sonara no quería que eso sucediera, él no la miraba y permanecía muy quieto mientras ella seguía ahí insistiendo a que la mirara, si bien no entendía la raíz de su enojo, ella no era de los que se rendía fácil cuando algo le gustaba, finalmente se giró y la miró pensó qué le diría algo, pero guardó silencio, parecía torturado, no le gustó la expresión de sus ojos. Aquello la frustró más, pero se retiró levemente para quitarse el cinturón de seguridad después se zafó del cinturón de seguridad y tomó su rostro entre sus manos apostando a que no la rechazara brindándole sus labios.

Sin perder el tiempo él los tomó y lo besó, Marie no sabía cómo funcionaba una relación de ese tipo, pero sí se guiaba por la lógica esa clase de cercanía primaba, él no la quería de otra cosa que no fuese de forma física y si era sincera el ambiente que se gestaba antes del beso no le gustaba, odiaba estar discutiendo, odiaba las situaciones que conllevaran drama por algo intentaba ser directa.

Aquello aplacó los ánimos y creyó que podían terminar la noche sin complicaciones, se sintió aliviada por algún motivo hasta que le dijo que cuando la conoció no sabía que ella era de Francois y nuevamente estaba serio, ¿eso finalmente si le molestaba? Creyó que no le significaba ningún problema que ella fuese amiga con él a pesar de que a él no le caía bien.

Si le hubiesen preguntado en la mañana que en la noche estaría inmersa en una conversación de François, la verdad no lo hubiese imaginado, finalmente ese hombre no se cruzaba por su mente, desde hacía mucho tiempo.

-No soy de nadie William - Le replicó cuando le dijo que era la Marie de François, era evidente no le caía bien, pero insistía en hablar de él - Ahora mismo sólo soy Marie, Elizabeth o solo fresa - tocando distraídamente sus anillos, no le gustaba que le dijera esas cosas, no se consideraba de nadie, no le gustaba ese tipo de asociación.

Las personas eran libres y la posesión creía que se limitaba a las cosas y ella no creía que las personas lo fueran, así que continuó escuchándolo hablar del tema esta vez de que por su hermana había escuchado que hablaban de ella con Francois, por un momento se le vino una idea tonta ¿acaso creía que a François le gustaba ella? Es decir ese día en casa de él se lo había dicho, él se lo había dejado claro no sentía nada por ella. Eso la molestó más y sintió que quizá él le recriminaba lo que ella sentía por François, y tan sólo le decía lo contrario, se detuvo un instante.

-Ok, ok por un largo tiempo sentir que le quería más que como un amigo y ahora no sé que siento por él-En ese instante no estaba segura, no sabía qué tipo de sentimiento tenía hacia él, pero al menos sí podía reconocer qué le gustaba

Abrió sus ojos y él había entrado al restaurante sin esperarla, había estado hablando sola cual idiota, suspiró y entró por alguna estúpida razón, pudo dar media vuelta e irse como acostumbraba, pero ahí estaba siguiéndolo, porque era incapaz de dejarlo, hijueputa vida, se maldijo.

El restaurante era elegante ambos desentonaban, igual los empleados trataban a William Tilman de forma atenta, Marie miró el lugar y por un instante su rabia se apaciguo y fue reemplazada con hambre y unas ganas inmensas de orinar. Los guiaron a la mesa, mientras la cara de William era como la de ella en un recital de ballet: aburrida.

Ver la cara de William le hacía sentir incómoda tomó la carta intentando omitir la situación, terminaría y sólo se iría agradeciéndole por su día, finalmente había sido realmente increíble, si tan solo él dejara la cara larga podría seguir siendo increíble, maldición incluso con su cara larga lo era, definitivamente debía dejar de verlo, claro estaba que Marie era consciente que una vez lo veía le era imposible dejarlo, así que la opción más plausible era no verlo de raíz.

El problema era controlar sus impulsos para buscarlo, en ese momento Marie no lo sabía, pero eso se estaba convirtiendo en algo habitual, el mesero se retiró y sin poder aguantarse más se lo preguntó al verlo indiferente ¿sucede algo? Necesitaba claridades, si bien él no le brindaba expectativas, sí era claro al respecto, esperaba poder aclarar la situación, pero no, todo fue al contrario, pues le dijo "qué sucedía ella".

Hijueputa vida, maldijo nuevamente, ahora ¿qué le había hecho ella? Nada que supiera, de hecho con él no era particularmente grosera, no le nacía serlo así qué no estaba a la defensiva como solía ser con el resto del mundo de ese medio.

Le preguntó qué había hecho, quizá sí había sido una maldita grosera y ella ni se había dado cuenta porque ese sucedes tu no lo entendía, sólo la sorprendió, vaya ¿sería qué le fastidiaba? Es decir ¿sólo quería sexo y ya estar con ella era incomodo? Le decía qué le sacaba su lado tierno y lo irritaba a la vez, eso seguía sin ser claro, no entendía qué era lo que ella hacía y cómo en ocasiones no era buena leyendo las intenciones, mejor era preguntar si quería que se fuera.

Pero la respuesta fue abierta al decirle era libre, por supuesto que lo era, pero no se trataba de lo que ella pensara, era sí él estaba a gusto a su lado, porque por lo poco que veía no lo parecía, aún así le sacó en cara la primer vez que se fue en esa fiesta de disfraces, no supo si de alguna manera eso había sido un reproche, ya no entendía nada, lo único que la tranquilizó un poco fue saber que si él quisiera irse se hubiese ido como lo hizo el día de las gomas, ese era un gran argumento, pero seguía sin entender.

Él le decía que ella no escuchaba y ella no entendía a qué se refería, ¿por qué no era más claro y se dejaba los rodeos? La conversación comenzó a ser más intensa le repitió lo de la ternura y la irritabilidad y esta vez algo molesto le dijo que no lo repetiría más.

Marie bajó su cabeza de verdad no lograba descifrar lo que le quería decir, él la confundía, no la dejaba pensar con claridad, su parte racional la confundía fácilmente con su lado emocional y eso la frustraba, la hacía sentir demás, porque Marie, aunque en ese momento no fuese consciente todo ese asunto comenzaba afectarla más de lo que creía.

Todo volvió a ser silencio pidieron la comida y después ella se levantó, el apetito de Marie se fue levemente y sus ganas de orinar aumentaron, ya en el lavado se deshizo de la opresión de su vejiga, luego lavó sus manos y su rostro qué estaba algo rosado, el frío tenía ese efecto en ella, se quitó su moño alto y dejó caer su largo cabello hasta su cintura dado que se lo había cortado un poco y se lo alisó un poco.

No lo entendía, él era como la K2, una montaña en donde incluso su ruta de ascenso fácil no lo era y siempre terminaba encontrándose con algún glacial o seracs, columnas de hielo, propensos a derrumbarse en cualquier momento, regresó a la mesa y lo vio en el teléfono más entretenido de lo que había estado con ella, eso la entristeció un poco, finalmente desistió por un poco de compañía y encendió su móvil y le mandó un mensaje a Beltram, intentaría tomar fuerzas para irse con ellos en cuanto llegaran, su postura lo decía todo se vería con alguien más esa noche.

-¿Algo interesante? -Preguntó intentando que él mismo fuese honesto y le dijera que ella lo aburría.

-Ah decir verdad sí.

-Que bien, por lo menos tu noche no terminará mal-Por qué la de ella él se empeñaba en arruinarla y eso la enfadaba, le enfadaba no poder enviarlo al demonio.

-¿La tuya si?-Preguntó mientras guardaba el móvil.

Ella lo miró realmente no lo sabía, tendría que decirlo una vez pudiera entender qué era lo que le pasaba, le respondió eso mismo, era ridículo no entendía cómo habían terminado así, de repente recibió un mensaje en respuesta ella lo miró y sin responder guardó el móvil, le avisaba que en cuanto quisiera la recogerían, pero se sentía tan pendeja que no quería irse, apretó sus labios cuando él la invitó a contestar, sus ojos se apagaron, ¿por qué era tan idiota? por más que él le hiciera olvidar su vida, igual sabía que debía tener claro que no todo desaparecería por arte de magia, incluso él mismo podía ser una ilusión.

- Sólo es Beltram - bajando su cabeza a su móvil luego lo miró, era como si ya no quisiera estar con ella, era raro lo que sentía en ese momento ¿porque la ponía así? - No es importante.

-¿Por qué estás tan triste?

Ella lo miró, toda la noche había estado con un supuesto tras supuesto sobre su vida, ¿de verdad le importaba lo que la ponía triste? No creía que le interesara mucho lo que ella pensara.

-¿Realmente importa? – Bajando su mirada, lo estaba, pero no era capaz de decir por qué o simplemente le daba miedo descubrir que era por él, poniendo su móvil en la mesa, había intentado arreglar las cosas, pero lo único que hacía era alejarlo, sólo quería que se fuera con la cita que probablemente reía minutos antes o que le dijera que se fuera, no era capaz de irse.

-Supongo que no- Le habló con indiferencia.

No entendía qué la tenía así, era cansancio, sí podía ser eso, él solo era un extraño para qué le bajara su ánimo de tal manera, además podían ser sus ocupaciones, ese mes se había escapado muchas veces, ya no le importaba tanto estar al frente, quizá era eso también, Marie buscaba una excusa tras otra para describir lo qué le sucedía, pero no comprendía por qué lentamente su estado de ánimo caía en picada.

Su móvil sonó y pudo leer un mensaje “Espero que hayas disfrutado el último año de tu vida” Le llegó una nueva amenaza, miró a todos los lados y finalmente apagó el celular sacándole la batería, William seguía con su móvil riendo, así que si él la quería sólo para un rato de placer le daría su cuerpo y se dejaría llevar, esas malditas amenazas le decían que era él último año se su vida, pues bien, al menos le sacaría provecho a su vagina sin importarle nada más, así que le propuso a él salir a eso.

-No todo se soluciona con sexo Marie. -Puntualizó,

Vaya ahora se ponía susceptible como si no la quisiera solo para eso, se comportaba de forma extraña y ahora le decía que ella era la desubicada, además de que le dijo que parecía no alimentarse, suspiró agotada y frustrada, la noche iba de mal en peor y ella no entendía por qué...

Podía hablar un idioma con fluidez en tres meses, hacer cálculos rápidos de matemática o física, pero relacionarse con personas era una mierda no entendía ni leía las personas, ahora le decía que no se alimentaba, pero qué realmente no le importaba, era verdad ese sería su desayuno, pero no se trataba qué se saltara sus comidas, era más por el viaje que había alterado todo, incluido su sueño, él volvió a ignorarla y comenzó a reír mirando su móvil,

Lo miró seria, se sentía extraña, se metió un bocado de comida y su ánimo mejoró un poco y eso la enojó sabía muy bien y ésta tendía a alegrarla, él comenzó hablar esta vez le decía que en la cama cedía con facilidad y por fuera era caprichosa, cruzó sus piernas, ahora era caprichosa, intentó arreglar un poco las cosas y bromeó con eso de ser obediente aunque no era que pensara hacerlo, pero estiró su mano para tocar la de él.

-No quiero que seas obediente, en este momento no se trata de eso, creo que fue un error sacarte de una cama, al parecer es lo único que quieres de nosotros. Mi error, pero lo tendré en cuenta.

Ella retiró su mano de la de él ahora realmente no entendía nada, no sabía que hacer, ahora sólo quería salir de ahí, pero no se podía mover, se suponía que él solo quería sexo y ahora le declaraba que no era así. No podía negarse y decir qué era todo lo que quería de él, sería una mentirosa porque le gustaba hablar con él, le gustaba estar a su lado por algún motivo que no entendía, pero definitivamente eso era algo que no entendía.

-Gracias por todo - habló bajo dispuesta a levantarse de la mesa- Si de verdad piensas eso igual te puedo decir que disfruto cada momento contigo se trate de sexo o no. No soy buena en esto de hablar, soy torpe y nada coqueta - sonrió, lo sabía no era una gran conversadora.

Quizás con Thomas había funcionado porque él era muy callado y aunque ella tenía momentos en donde se le daba hablar, no es que duraran demasiado. No había salido nunca en citas, eso era nuevo pues con Ton nunca sintió que las tuvieran, todo era más relajado en ese aspecto y con William, a veces era cercano otras distante y Marie no era consciente de que  odiaba cuando lo era.

-Si eres coqueta, sino no me tendrías loco.-Respondió y ella se sonrió levemente.

-Contigo soy otra - dándose cuenta de lo que dijo, él le generaba cosas que otras personas no lograban.

Pero para William no parecía un argumento sincero y ella comenzaba a pensar que estaba destinada a recluirse, no supo cómo llegaron hablar de como era de desfachatada en la intimidad -pues andaba muy poco vestida en temporadas cálidas- Y sintió que él volvió a enojarse, según le entendía porque no era exclusivo de él y claro que no, su fascinación por andar ligera de ropa era algo que le gustaba a ella para ella misma y sí lo había hecho en casa de François era por qué en ese momento le valía pepino que la viera así, pero ahora Francois usaba esas cosas para hablar de ella con otros.

También hablaron de la desnudez de ella y según el que permitía que cualquiera la viera, bueno no estaba mal, para ella el cuerpo era algo natural y por ejemplo no le había dado verguenza de que Sébastien la viera desnuda,  pero ella sabía separar una revisión médica de un amante y como una idiota comenzó a explicarle de manera nerviosa que en ese sentido sexual él era el segundo en verla así.

Sabía que él podía desecharla, le daba vergüenza reconocer que escasamente había tenido un hombre en su vida y que lo peor era que solo eran unas cuantas veces, él por el contrario se respiraba muy sexual, ¿por qué querría una mojigata? Se lamentó por su pobre vida sexual y su apatía por relacionarse con los hombres, por lo general terminaba espantando a los pocos que se le acercaban.

-¿Por qué estabas triste?-Volvió a preguntar, cambiando de tema.

Ella lo miró en silencio, en general estaba triste por él aunque Marie no era muy consciente de esa declaración, por su vida de mierda, porque creía que ese sería un día diferente y no terminaría diciendo tonterías. 

Había tantas cosas que la molestaban, sentía que en ese momento era un chiste mal contado, Thomas solía decirle que la vida solía estar dictada por actos, tal como en el teatro y en ese momento no se sentía ni cerca del acto final y eso la molestaba. Por un momento pensó que lo tenía todo a su alcance, pero él se había encargado de recordarle que no era de esa forma, quizá era lo mejor, por eso cuando William le dijo qué era lo que quería, supo que deseaba, aunque él estaba enojado, aunque no la quería ver, quería quedarse un poco más con él.

Esa declaración calmó los ánimos, porque salieron de ese lugar de mejor humor, tanto que se atrevió a darle algo que le había comprado, no sabía qué obsequiarle, pero finalmente pensó que un par de gemelos con zafiros. Le pareció curioso que cuando le dijo él presente le hablara de sus labios y que se los regalara, una sonrisa tonta se formó en ellos, sí los quería se los daría solamente a él, su ánimo cambió de ese vacío, nuevamente comenzaba a sentirse tan contenta como cuando la llevó a globo.

Tonight I'm going to have myself a real good time, I feel alive, and the world I'll turn it inside out, yeah, and floating around in ecstasy. So don't stop me now, don't stop me, cause I'm having a good time, having a good time.

La letra de Don't Stop Me Now, retumbaba en su cabeza y la comenzó a susurrar, parecía tonto, pero su ánimo volvía, era como si minutos antes no hubiese pasado por la rabia o la tristeza, movía su pie llevando el ritmo, sintió muchas ganas de moverse, pero solo se limitó a mover su pie.

William le preguntó por su canción y ella solo pudo aumentar el tono de su voz, él parecía sorprendido, nuevamente tuvieron otra micro discusión, a veces ella hablaba de forma descuidada y eso lo enfadaba, pero afortunadamente no pasó a mayores porque detuvo el auto cerca al Támesis, había una aglomeración de personas y eso la sorprendió, le entregó su regalo, no sabía si le gustaría finalmente lo tenía todo y ella poco por ofrecer.

Se los recibió con una broma y después sus labios se unieron en un beso ella quería sentirlo, le gustaba la forma descarada como la toqueteaba, era como si su piel se preparara para recibir sus manos, después de discutir por tonterías ese beso se sentía realmente bien. 

En esta ocasión la llevó a un espectáculo de fuegos pirotécnicos en el parque St. James, le era inevitable no cojear de vez en cuando, tanto que William le terminó preguntando por eso, le daba algo de vergüenza decirle, finalmente sabía qué había sido un impulso idiota teniendo en cuenta que se vería con él y eso la tendría algo inhabilitada, no tanto por el dolor, ese le gustaba, era más por no estropearlo.

Le dijo qué sucedía y él solo la sujetó con fuerza para pasar en medio de las personas cuando obtuvieron un lugar William le avisó que era imposible avanzar más de una forma jovial, ella le respondió algo escueto, estaba realmente absorta en su sonrisa, le gustaban sus ojos con ese tono verdoso, él la abrazó y aunque todos estaban pendientes de la cuenta regresiva por el nuevo año, ella no despegaba su vista de él. Ella sintió sus labios en su cuello, realmente temía acostumbrarse a él y cómo la hacía sentir se aferró aún más, quería guardar todo de él en su memoria, definitivamente el sería un buen recuerdo en medio de todo lo que le pasaba.

Marie alzo su cabeza y lo miró, él le dijo algo de sus ojos, muy similar a lo que ella había pensado de los de él, por un momento se sintió tímida, era la primer vez que le decían algo así, alzó su mano y recorrió el puente de su nariz con ella, luego delineó sus labios, sin dejar de mirarlo, William la tomó de la cintura y la beso, aunque había una multitud a su lado sólo existían ellos dos, se abstrajo, ahora mismo sólo quería quedarse un poco más así.

Quiso que ese momento no terminara, quedarse abrazada a él, que la besara por más tiempo y esa emoción que sentía no acabará, sin embargo como todo en la vida llegó a su fin, los fuegos artificiales estallaron y él volvió a arrastrarla hacia él auto, no pudo evitar decirle qué le había encantado. El espectáculo en el cielo le recordó la lluvia de estrellas en la que había estado hacía unos años.

Creyó que todo había mejorado, pero Marie no imaginaba que lo que se venía por delante estaría más denso que lo que había vivido, lo que estaba destinado a salir mal simplemente empeoraba y esa sensación de felicidad estaría pendiendo de un hilo.

Aunque ya era media noche, él aún quería hacer algo más, pero su pie era un gran impedimento, decidió ir a su casa y ella se sonrió le gustaba la idea de acostarse un rato debajo de sábanas calientes a su lado, lo miró de reojo mientras la cargaba y le daba vueltas, ¿de verdad un hombre como él se conformaba con eso?

Podía estar en cualquier lugar divirtiéndose, pero prefería ir a su casa sólo por su pie, la confundia no entendía por qué hacía eso, pero después pensaría, en ese momento sólo lo disfrutaría.

Además no podía negar que la mansión Tilman era realmente hermosa, estar ahí no era ningún suplicio, pero por un momento pensó que vivir ahí todos los días sería un suplicio, el sólo hecho de pensar en ser atendido en todos los aspectos la aburría.

Lo miró de soslayo él vivía en ese lugar tan grande, y al parecer lo hacía solo la última vez no había visto más que empleados ahí, ¿aquello no le resultaría monótono?

-¿Vives sólo en la mansión Tilman? - Curiosa preguntó de repente, el lugar era tan amplio que quizá los demás no se notaban.

-Se puede decir, mis padres están disfrutando de su retiro y Pauline va y viene.

- ¿No es aburrido?-Le dijo sin contexto.

William río y ella entendió un poco a que no se refería a la soledad su pregunta tenía que ver con la monotonía que implicaba el ir y venir hasta ese lugar, intentó explicar su punto, pero por algún motivo extraño terminó hablando de Jean Claude.

Al parecer él lo conocía y no lo tenían muy buena estima, le expresó que aunque estuviera muerto no le apetecía hablar bien de él. Realmente no había mucho que hablar de su padre de manera positiva, sabía que no era la mejor persona del mundo, tendía a menospreciar y humillar a las personas que tenía a su alrededor incluso a ella.

Si era sincera a la única persona que trataba bien era su madre y realmente en la gran mayoría de veces no era como si lo hiciera. Al parecer con William no había tenido una buena relación, pero lo tenía sin cuidado porque el tiempo demostraba lo contrario, pensó en sí misma y su posición en el grupo, había hecho todo tipo de trucos sucios para poder sobrevivir, lentamente dejaba de reprochárselo a si misma, comenzaba a aceptar la oscuridad que la invadía.

Con el tiempo había logrado acallar esas voces en su cabeza, su meta era sobrevivir. William por su parte de forma sincera le dijo que no inspiraba seguridad, cuando ella le dijo que todos desconfiaban de ella en el grupo Keller, no podía refutárselo, la mayoría de cosas que había hecho no eran propias de una persona segura, amenazar a la junta de sacar a la luz sus trapos sucios era ruin y cobarde.

Entonces todo cambió esa noche el plan de ir debajo de unas sábanas calientes a casa de William, fue reemplazado por un casino, no entendía en qué momento el itinerario se volteó. No era fanática a los casinos le parecían demasiado predecibles al menos los números se lo parecían. Sin embargo, para William tenía que ver con otras cosas que al parecer a él lo fascinaban, Marie lo observó curiosa, la postura de él cambió y sus ojos se veían realmente entusiastas.

Al parecer era un amante de las apuestas, ella había estado en un casino en una ocasión hacía mucho, pero realmente no le había llamado la atención, quizá se debía a su apatía de estar interactuando con otros. Si era sincera los lugares que le gustaban al aire libre no tenían que ver con personas, una montaña para escalar, una playa paradisíaca, un camino boscoso para senderismo.

Él le contaba entusiasta que los negocios tenía que ver con interacciones con otros, de manera honesta le dijo que era la parte más aburrida, odiaba tener que lidiar con personas, por algo había podido sobrellevar su aprendizaje autodidacta tan bien.

-Al contrario Fresa, -le insistía él-ahí es cuando conoces lo que el otro desea y tú finges que se lo das o se lo darás, para los efectos es lo mismo.

Ella lo miró pensativa, ahora mismo pensaba si lo que le daba era real o fingido y eso por un momento punzón. El problema cuando le decía  que le importaba tan poco lo que los otros querían de ella, era porque sabía que realmente no podía jugar de esa manera.

No le interesaba entrar en un juego en donde fingía que daría algo que no pensaba hacer, era directa, quizás ese era su parte aburrida, no le gustaban los rodeos ni irse por las ramas.

-Te enseñaré a jugar.-Le dijo entusiasta.

-Ok soy buena aprendiendo - lo miró sonriendo con algo de picardía.

-Me he dado cuenta- le respondió con una sonrisa.

-Que bien que creas en mis dotes de aprendiz.

-Seguramente no eres tan dedicada en otras áreas.

-Umm -meditó lo que le dijo - Sé y he leído sobre muchas cosas, de ahí que no me interesen, mi madre me decía que debía estar segura por qué no me gustaba algo, así que se puede decir que no, no era tan dedicada en algunas áreas, una vez me daban tedio –simplemente porque se daba cuenta que no le interesaban pensó.

El casino era realmente impresionante un lugar muy lujoso y para su sorpresa estaba más lleno de lo que creía, William le explicó que en ese momento él sólo se limitaría observar, le preguntó si sabía jugar black Jack y aunque ella le había dicho que sí, finalmente cayó en cuenta que había jugado en Estados Unidos y no sabía si en Reino Unido se jugaba de igual forma, él de manera presuntuosa le dijo que era mucho mejor que el juego americano, como todo lo británico, Marie rió definitivamente era muy engreído.

Llegaron a una de las mesas, ella se quitó su chaqueta y la puso al respaldó, luego sacó un elástico y se hizo una coleta, una vez se sentó recogió un poco las mangas de su suéter, como él se lo había dicho se quedó a su lado, sin ninguna intención de jugar.

Según le había dicho, primero debería realizar su jugada antes de saber si el crupier obtendría black Jack, eso complicaba el asunto a no saber si era confiable o no hacer una jugada, recordó lo poco que sabía del Black Jack americano, intentaría defenderse con sus conocimientos. Miró a William quien observaba, de alguna forma se sintió vulnerable en una mesa al lado de personas expertas, había aprendido la facilidad con que se podía predecir un 21, sin embargo nunca lo había llevado a cabo y simplemente le había dicho a él que se trataba de aburridos números, pero ahora con la presión de los otros era diferente.

Comenzaron a poner las apuestas sobre la mesa tomó algo temblorosa unas cuantas fichas y las puso sobre la mesa, el crupier hizo el conteo pertinente y comenzó a repartir la carta de cada participante dejando al descubierto una sola, rápidamente comenzó a contar, el crupier exponía un as, lo cual le decía que debía ser cauta, su carta era un 10 de corazones así que cuando le tocó el turno pidió otra sacando un 8 de diamantes, tuvo miedo así que se plantó una vez todos hicieron sus jugadas el crupier dio la orden de no va más, expuso su otra carta obteniendo un 20 en total, Marie vio como todas su fichas se fueron.

Una vez más volvieron a poner sus apuestas esta vez un poco más sumergida en el juego tomó unas cuantas y las puso en la mesa el crupier volvió a repartir las cartas, según sus cuentas tenía un porcentaje neutro dándose cuenta que no tenía muchas opciones, esta vez quedó con el mismo número de cartas que el crupier perdiendo la mitad de sus ganancias, se acomodó nuevamente en el asiento, ahora sentía que debía poner todo de sí para entender un poco más la dinámica, después de unas manos, perdiendo tres, empatando una y consiguiendo una 21 sin black Jack estaba totalmente abstraída incluso de la presencia de William a quien ahora no miraba, de repente un hombre asiático comenzó a hablarle en mandarín, sin embargo ella no le puso cuidado, el hombre seguía hablándole. Ella paró lo que hacía puso sus manos furiosa en la barra y lo miró con rabia respondiéndole en mandarín en un tono plano.

-¡Calla, solo juega! –volviendo nuevamente su mirada a la mesa.

Esta vez miró al crupier y los demás jugadores levemente, hizo su cuenta mental y miró a William quien seguía a su lado callado, sin ninguna expresión, Marie terminó su cuenta dándose por enterada que esta vez tenía una gran posibilidad de ganar, miró sus fichas, le quedaban la mitad, esta era su última oportunidad, con sus manos las empujó al centro, viendo como en la mesa hicieron un leve gesto de asombro, ella miró a William, sólo alzó sus cejas sin decirle nada, al parecer no le interesaba perder un poco de dinero, seguro estaba acostumbrado hacerlo, pequeñas perdidas a veces podían significar grandes ganancias, con esta idea se fue, ahora su rostro estaba relajado y sin expresión, de alguna forma él había logrado que se tranquilizara un poco al estar  a su lado, una vez cerraron las apuestas y el crupier comenzó a repartir las cartas se abstrajo de la mesa de repente escuchó Black Jack la casa pierde, sin embargo no se había dado cuenta a quien le habían dicho, vio que las miradas se dirigían a ella miró la mesa encontrando un as y un 10 de trébol, sin embargo en vez de dirigirse al centro de la mesa a reclamar su botín miró a William quien le sonreía ampliamente.

Sin embargo después le dijo que su juego había estado muy regular y que había sido sólo suerte de principiante, le ayudó a recoger las fichas y la tomó de una de sus manos y de manera paciente comenzó a decirle:

-En primer lugar jamás titubees delante de tus adversarios, no pueden sentir tu miedo -le sonrió en una media sonrisa y ella no pudo quedarse mirándolo- o créeme que abusaran de eso y jamás te dejarán en paz, el miedo es algo que se huele en la distancia. Segundo, tampoco muestres irritación cuando alguien interfiera con tus objetivos, recuerda que tener emociones en exceso en los negocios prueba que eres inestable y poco fiable, así que tampoco debes permitir que te vean fuera de control. Y por favor Fresa, ni en el juego ni en los negocios debes ser inexpresiva, al contrario muéstrate calma- la miró a los ojos y sonrió- como si fueras un estanque, tus ojos ya tienen el color del agua, no los vuelvas fuego.

La escucho atenta, entendía porque le gusta tanto estar con él, le decía que no se dejara llevar por el miedo, y en parte era lo qué había hecho esos meses.

-Oh, ¿hice todo eso? -con una sonrisa - Creo que me concentré demasiado en contar las cartas

-Y deja lo de contar cartas, no hace falta acudir a trucos tan baratos, si eres buena leyendo las personas, sabrás anticiparte a sus jugadas, los negocios se tratan de eso.- Él se encogió de hombros.-Ese es mi talento, Giles dice que nací con el don, siempre le doy a la gente lo que quiere- sonrió- sólo si me conviene hacerlo.

Ella estiró su boca y lo volvió a mirar, él le da a las personas lo que quieren, pensó, hacerles creer algo mientras él consiga lo que quiere, mientras ella solo se fijaba en lo obvio, le agradeció, le dijo su problema para relacionarse y qué definitivamente haría algo con esas fallas, él le mostraba otro mundo, uno en donde ella pudiese llevar la delantera, así qué las tomaría en cuenta.

-¡Ay Marie a veces me pregunto para qué me desgasto contigo!- La miró furioso.

Nuevamente estaba enojado y otra vez no entendía por qué, Lo miro triste y se aventuró a preguntar qué había hecho o sí había dicho algo malo, otra vez sintió esa opresión en su pecho, ¿porque le dolían tanto sus palabras?

-Pues sí, empiezo a entender por qué no se fía de ti el gremio, parece que no te hubieran dado clases de diplomacia.

Le decía grosera y realmente era algo qué escuchaba a menudo, lo era con muchas personas de ese medio a propósito, pero con él no se sentía de esa forma, realmente "el gremio" le valía, no estaría mucho tiempo en ese lugar como para querer hacerse querer, además sabía que en el fondo odiaba hacer cosas ilegales para poder mantener su puesto, como todo lo que había hecho y lo que le faltaba por hacer.

-No tendrán que hacerlo por mucho tiempo -sonrió levemente - todo lo que has dicho es verdad, soy incapaz de transmitir seguridad, en el fondo aun no soy de este medio y no me interesa serlo, además temo hacer cosas que no quiero -bajando su mirada, solo estaba hacía un año como CEO, pero eso aún era difícil para ella.

-Marie en realidad no se trate de cuánto sea el tiempo, se trata de lo que hagas con ese tiempo y hasta conmigo lo malgastas.-Ella lo miró, se sentía realmente mal

-Lo siento, no volveré hacerte perder tu tiempo -Le dijo decidida, al parecer eso no estaba funcionando, por más que ella se esforzara.

Caminó hacia el cambio de fichas y esperó así en silencio, todo daba vueltas a su alrededor, él tenía razón, no sabía más que darle tiempo en una cama, pero si ella lo sabía ¿por qué le dolía tanto? Se sentía extraña, sólo esperaba que al dar media vuelta el ya no se encontrara, todo esto era extraño tocó con una de sus manos su pecho, su corazón estaba acelerado, ahora pensaba que todo lo que tocaba se convertía en desastre, la maldición Keller, sonrió para sí, su padre solía decirle que no se trataba de ninguna estúpida maldición que simplemente había personas que nacían con un toque especial, simplemente se decidía si era para maldición.

Una vez recibió el cambio se giró y vio que él estaba de pie justo detrás de ella esperándola con sus manos dentro de los bolsillos y con el ceño fruncido. Ella caminó esta vez más lentamente, de verdad se trataba de ella, todo le molestaba a él, sin embargo no quería arruinar su noche, se iría con una sonrisa, y le diría adiós, esta vez quería hacerlo para siempre, ahora que todo lo que le decía le dolía, así que le sonrió y estiró el fajo de billetes, finalmente él era quien había puesto de su dinero.

Intentó dárselos con una sonrisa, él le sonrió con desgana, y le dijo que eran de ella. Bajó sus manos y su sonrisa se desvaneció, ¿como se reparaba algo cuando ni siquiera se sabía cómo se había roto? 

Esta vez él le preguntó ¿Ahora qué pasa? Maldición, lo de toda la noche y que apenas en ese momento era lo suficientemente consciente para reconocer que se trataba de William, él tenía mucho que ver en su humor.

-Tu pasas -dijo con tristeza emulando su comentario.

No le gustaba esa sensación, los dramas no eran algo que le gustaran a ella, ahí estaba sintiéndose Marie como una mierda sin saber por qué, de repente sintió sus manos en sus mejillas le hizo alzar su rostro y le dio un beso, no entendía tampoco qué había hecho para qué él tuviera ese impulso

-¿También tengo el poder de sacarte de quicio?

-Si -dijo negando con su cabeza, era lo único que había hecho toda esa noche, manejaba sus emociones a su antojo.

Él no solo le sacaba el quicio, también una serie de emociones qué no sabía sí eran buenas o malas, finalmente no deseaba sentir, debía hacer algo con eso y dejar de ser tan susceptible con él, finalmente era una persona de paso, se iría como ya le había pasado antes y básicamente ellos se reunían para algo netamente carnal.


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