La Heredera CAPÍTULO 27: Mokita





 Vavau, octubre de 2014

Su cabello se meneaba con el viento, había terminado en Vavau, una isla del norte de Tonga del océano pacífico, para la época de octubre las ballenas emigraban al norte y se podían no sólo avistar sino que, además hacer snorkel con ellas. Era uno de los pocos lugares en donde el nadar con ballenas era legal, además que tenías reglas estrictas de conservación

Cathy le había dicho que se había caído escalando y ella decidió ir a verla, sabía que su condición no era crítica, pero parte de lo que ella era, le decía que quería huir así fuese solo por una semana. Finalmente se había dado cuenta que solo había sido una treta para llevarla a esa isla en el Pacífico.

Lo único que hacía era quedarse pausada, pensando en François, en su estado lastimoso y a veces sentía una que otra lágrima rodar por su mejilla, así que ahora estaba en una inhóspita isla buscando ballenas.

-¿Por qué te ves tan triste? – Cathie expresó pensativa, mientras Marie hundía sus pies en la arena. - ¿Sabes que te amo?

Ella asintió, pero no quería hablar, sentía que si lo hacía volvería a sentir ese nudo en su garganta como tonta.

-En California, todos esperan verte algún día, mamá desea verte. -Cathie insistió y ella volvió a asentir sintiendo que salían lágrimas de sus ojos, así que se levantó. -Espero que sientas que tienes gente que no desea verte así, están Aiden y el resto, tu hermano.-Cathie alzó su voz al notar que ella pensaba irse.

-Lo sé -Respondió Marie en un susurro mientras se alejaba de ella.

La brisa, la arena el sonido de las olas, sólo le traían a su memoria las vacaciones que había tenido con Fran, no se había dado cuenta en ese momento que ya le gustaba, había sido una idiota que  tenía miedo de volver a sentir algo por un hombre, eso sólo le demostraba en lo frágil que se había convertido, con un caparazón de indiferencia, para ese momento sabía que se había enamorado lentamente de Fran, pero darse cuenta ahora no le servía de nada.

Cathie se le tiró encima y le revolcó su cabello, sacándola de sus pensamientos, era fastidiosa, pero al menos le ayudaba a no sentir algo que en verdad le agradecía.

-Sólo faltamos nosotras por la cena -luego se quedó mirándola - Marie Elizabeth...

-Dime

-¿Te parece atractivo Joseph?-Se refería a unos de los hombres del grupo, según tenía entendido era una mezcla entre estadounidense y Brasilero.

Marie se cruzó de brazos y cerró sus ojos meditando su respuesta lo había detallado en el momento que se lo presentaron y le habían dicho que era luchador de la UFC, pero no había pensado si era de su gusto o no.

-Es atlético.

-¿Te gusta?

-No

-Oh -suspiró Cathie - Tú le gustaste a él, me dijo que eras atractiva. -Marie suspiró mientras divisaba en comedor artesanal al aire libre que tenía el hotel.

-Pues realmente no puedo aceptar sus intenciones, no me interesa.

-Primero deberías conocerlo, bueno no es tan apuesto como el francés, François, tiene porte, es millonario, una sonrisa que encanta y besa... bueno besa delicioso, sabe a yerbabuena y mueve su lengua... Oh vaya fue un gran beso el que me dio

Marie se movió incómoda, intentaba no pensar en él y ahí estaba Cathie diciéndole cómo besaba, lo peor del asunto era que el beso que ella le dio meses atrás no tenía ninguna de esas características y lo más frustrante era la mirada alarmada que le había dado, como sí su hermana pequeña lo hubiese asaltado en un beso, eso le quitó todo pensamiento lujurioso hacía él.

Definitivamente no tenían feeling sexual, incluso en ese momento no pensaba esas cosas de él, lo extrañaba da otras formas aun así no dejaba de ser menos importante.

-Lo siento, no quería decir eso... -Espetó Cathie nerviosa, mientras divisaban el comedor. Marie la miró.

-Solo decías la verdad -Sintiendo una leve opresión -François es un hombre atractivo que cautiva.

Guardó silencio, no quería pensar en eso, no quería pensar que había sido víctima de su encanto, él era su amigo o por lo menos ese era el último recuerdo que quería tener de él. Suspiró no quería darle más vueltas al asunto.

Estaba cansada de recordarlo a cada momento como cuando vio el nombre de Campos Elíseos en una calle de México o cuando veía una copa de vino tinto, tanto la había afectado todo ese asunto que incluso sabía qué había dejado tirada todas sus responsabilidades en el Grupo y no por dejar eso de lado era un problema menor, simplemente no tenía cabeza para pensar en negocios.

Se sentaron y el camarero les tomó la orden, Cathie se le quedó mirando de una forma extraña, ella no le prestó atención y simplemente tomó un poco de agua, intentando no salir corriendo, todos los amigos de su prima hablaban y reían estruendosamente y eso la comenzaba a incomodar, quizá era un ser ermitaño o simplemente esas personas no captaban su interés como para querer compartir.

Ella estaba consciente que estaba consumida por la indiferencia, indiferencia por entablar amistades, por crear vínculos, ya no le importaba ser aceptada o no y ni siquiera buscaba eso por el contrario alejaba de las personas que intentaron entrar como con... Fran

-Pareces toda una millonaria -dijo Cathie sonriendo, sacándola de sus pensamientos.

Marie la miró curiosa.

-Bueno no me mal intérpretes, lo eres, es que por lo general actúas muy normal, cuando nos vimos el año pasado no te veías así, como decirlo, tienes un aire diferente, cuando hiciste el pedido no sé parecías otra, incluso tu forma de vestir, te ves diferente, no podría decir que trabajaste en una librería antes.

-Supongo que es inevitable cambiar.

-Pero... -Cathie suspiró - Es verdad, pero bueno hablas como una anciana de 50 años, sólo tienes 24 ¿acaso piensas que eso es todo?

-No Cathie, pero tú lo dijiste, soy millonaria y debo asumir todo lo que conlleva eso. Mi padre me preparó para hacerlo. -bajó su mirada - Sé que allí nadie me quiere por mí misma, soy un activo, una pieza, no es algo que me moleste, no es que esté buscando simpatía.

-Das miedo. -dijo Cathie tomando una de sus manos -¿Qué te han hecho allá?

-Olvídalo -Dejo de lado sus ojos fríos y le sonrió de forma cálida - Simplemente... Hablé de más. No me hagas caso.

Cathie la miró en silencio, cuando sintió una mano en su hombro era Billy, que la saludó y se sentó a su lado.

-Hola -saludó a Marie.

-Hola -Respondió ella, él luego miró a Cathie

-¿Ya ordenaron? -Preguntó el hombre con coquetería.

-Sí -respondió Cathie.

-Las acompaño -se giró y llamó a un camarero.

Intentaba ocupar su atención incluso agradeció que el amigo de su prima llegara el tema cambió y así evitó decir cosas que no debía, por el contrario respondió las preguntas del hombre que en su interior le parecían graciosas como el no saber de donde era ella por su acento, no podía contradecirlo se lo habían dicho antes, así que aprovechaba eso y decía que era de New York el lugar de nacimiento de su madre, aunque toda su familia fuese proveniente de los Ángeles.

Finamente quedó en evidencia y se excusó en que Joseph lo había enviado para obtener información de ella, estuvo de acuerdo con su prima cuando le dijo que si deseaba saber cosas viniera él mismo. Afortunadamente la conversación se redujo entre Cathie y el hombre y Marie lo hizo con su plato el cual saboreó con muchas ganas.

Aunque no duró mucho, dado que su prima, aunque le decía que no le pedía que terminara, lo hacia, entendía que no era fácil esperarla sobre todo porque se demoraba mucho en comer y hacerlo mientras la observaban era realmente incomodo, así que apenas terminó decidieron que era hora de dormir, aunque no eran ni las diez de la noche, al otro día irían al océano muy temprano y lo mejor era llegar con energía.

Ambas se dirigieron a la habitación y Marie caminó por delante de Cathie quien tomó su larga trenza y la tocó balanceándola.

-¿Tienes complejo de Rapuncel?-Su prima le habló divertida y eso le causó gracia.

Marie se rio fuerte ante el comentario iluminando sus ojos se giró levemente a ella y luego al reanudar el camino se topó de frente con Joseph que la mirada en silencio, ella dejó de sonreír y se separó un instante, ese hombre la estaba comenzando a incomodar desde que había llegado y no de una buena manera.

Se fueron a la habitación, decidieron estar en una las dos, realmente a Marie no le incomodaba compartir cama, por el contrario le gustaba, le ayudaba a conciliar el sueño, comenzó a rebuscar en su maleta, mientras Cathie se recostaba tirando sus sandalias de forma desordenada.

-Te conseguí café y caramelos ¿Cómo haces? Comes dulces y sigues igual de flacucha. -Marie alzo su cabeza.

-Umm no lo sé. -Sacando un caramelo de la maleta.

-¿Todo es por el abuelo? Él nos daba muchas golosinas. -Marie sonrió.

-Sí, lo recuerdo.

-Nos llevaba a ver a los yanquis y escuchar jazz, lo único que no me gustaba era que fumaba mucho.

-Yo lo amaba, amaba al abuelo - Dijo Marie con las manos en su maleta. -No odiaba nada de él.

-Sí, eras su favorita -Dijo Cathie celosa.

-Lo era ¿cierto? - Se río.

-No tienes por qué fanfarronear sobre eso.

-Me gustaba ser su favorita -Se giró y comenzó a sacar la ropa de la maleta. Cathie se acostó hacia la parte de abajo poniendo sus dos manos en el mentón.

-¿Lo extrañas? -Cathie preguntó.

-Si - Poniendo las cosas de su maleta en la cama.

-Yo también - Cathie tomó las cosas que ella había puesto en la cama - Que abrigo tan lindo. Marie alzo su mirada.

-Te traje algo de París. -Cathie sonrió

-¿Unos Louboutin?-Preguntó juguetona Cathie.

-Sí, ¿cómo supiste?-Respondió Marie intentando sonar bromista.

-¿Es en serio? - Exclamó ella, luego rió - No son cómodos para escalar. Marie sonrió

-Y eso que yo soy mala para bromear. En la caja pequeña está tu regalo -Le pasó una bolsa en tela.

Cathie tomó la pequeña caja y la abrió, era un reloj tipo Gear.

-¿Un reloj?

-Es un gear de última generación, salió dentro de los productos que lanzamos, cuenta con medidor de ritmo cardiaco. Tiene podómetro, cronómetro, cancelación activa de sonido dedicado, tiene mejoras y muchas características que suelen tener, lo puedes sincronizar con tu móvil. Cathie se levantó y le dio un beso.

-Gracias -Lo sacó y se lo puso Marie sonrió y buscó del café, le gustaba tomarse una taza antes de acostarse.

-¿Sabes que ese no es un hábito saludable?

-Si -Cathie alzó las cejas.

-Bueno creo que será inútil decirte que lo dejes. -Marie dejó de tomar de su taza y la miró.

-Si -hizo una pausa - No creo en los buenos consejos -Luego rió con gana.

-¿Por qué dices eso?

-Sencillo cada vez que se exhorta a alguien sobre lo mal que va su vida y sobre cada vicio que debe dejar, la otra persona tiene uno peor, así que para mí básicamente eso es dar órdenes, la otra persona no quiere seguir ordenes, tampoco quiere aprobación, solo no quiere que se le juzgue y simplemente que se le acepte así tal cual. Marie hizo una pausa y continuó hablando. -Ademas cambiar por otro es aburrido, esas cosas surgen con naturalidad, no existe nada mejor que una persona este a tu lado porque le gusta tu compañía, existen cosas que no se piden simplemente nacen.

-Me parece escuchar al abuelo, de verdad él te malcría mucho. -Replicó Cathie

-Por algo era su favorita -Dijo fingiendo suficiencia.

-Sí, ya lo habías dicho -Tirándole una almohada.

-¿Y cuál es el plan? ¿Después de nadar con Ballenas?

-Umm... Tomar cerveza, quizás ellos fumarse un porro, bailar, coger, no sé por ahora ese es el plan.

-Bueno, suena un poco improvisado.

-Lo es, pero no es algo que tú no conozcas -Se rió

-Dentro de mi improvisación siempre tengo un plan - Dijo Marie mientras se desnudaba para ponerse su pijama.

-Por favor, no me digas eso, tus planes son bien retorcidos, aún me acuerdo cuando tuve que ir a San Francisco por ti, tenías una pequeña bolsa en tu espalda y andabas indocumentada.

-Eso fue un fallo de cálculo -Dijo seria, mientras buscaba su cepillo de dientes.

Marie suspiró y no dijo nada más, se sentía fatigada así que solo se fue al cuarto de baño a lavarse la boca.


....🐋....

Temprano en la mañana estaban en un barco, buscando el lugar indicado para sumergirse, Marie miraba por la borda totalmente abstraída, no era la primera vez que hacía snorkel, incluso en una isla tailandesa se había certificado como buzo, fue a lugares lejanos, había visto teatro Kabuki, paseado por la calle roja de Ámsterdam, nadado en las playas más paradisíacas, hablaba más de cinco idiomas y sabía uno que otro dialecto, había probado comida exótica como gusanos o alacranes.

Ante los ojos de los demás podría decirse que a sus cortos 24 años había visto y hecho demasiadas cosas, su madre podría decirle qué había aprovechado su vida, pero en ese momento no lo creía, sentía que se estaba perdiendo de otras cosas, qué comenzaba a sentirse vacía, afortunadamente esa opresión comenzaba a ser más soportable.

Sin presiones de nada, en ese instante quería olvidar su vida en Europa, pensar que era aquella mujer que trabajaba en una librería y que su mayor problema era tener que trabajar con fiebre, acomodó sus gafas oscuras, que tonta era, ese tiempo no volvería, ella ahora era la heredera, se había convertido en una mujer fría, sin sentimientos al momento de arruinar otra empresa, eso la aterraba, ella misma se daba miedo, lo que en inicio era un disfraz, sus ropas y sus joyas, habían momentos en que sentía que hacían parte de ella, que poco a poco se convertía en un ser terrible y no podía evitarlo.

Los guías se habían sumergido buscando lo qué ellos denominaban ballenas amistosas, y de esta forma poder meter a cuatro de ellos, mientras que el resto estaba en otra localización con otro grupo de guías. Recordó el interrogatorio de su prima sobre su vida amorosa recién llegó, ella solo le había dicho "No quiero hablar de eso, creo que los temas sentimentales no son mi fuerte" Era real, no entendía esos temas y aunque después intentó ser sincera y decirle qué no sabía qué le ocurría con François, había fallado, era algo qué no quería compartir con nadie más.

En ese instante reconocía qué lo quería, se había enamorado, pero era diferente a lo que vivió con Thomas así que por mucho tiempo no pudo entender qué era lo que le sucedía con él. Con Fran se trataba de una calidez extraña, de un sentimiento cálido qué no tenía qué ver con pasión o al menos eso creía.

Se fijó en el mar tratando de disipar esos pensamientos, ese lugar era hermoso, nunca antes había estado ahí, según lo lugareños Maui pescó ese conjunto de islas con un anzuelo mágico y las dejó flotando, pero que a Vavau  la había pescado de mala gana y por eso tenía esa forma particular de una bahía muy abierta en el sur con un gran rastro de islotes.

Le gustaban esas historias locales, eso le demostraba cuando amplio era mundo y sus formas de ver la vida, parte de viajar le había regalado experiencias de otro tipo, unas qué no se podían teclear en el internet.

-Te envidio. -Cathie la hizo sobresaltar. Marie abrió sus ojos y la miró desconcertada.

-Envidio tu bajo calor corporal, mientras que sudo de forma insufrible a duras penas tú te vez calurosa.

-No me envidies, en lugares fríos, mi cuerpo es un fastidio. -Cathie rió -Y mucho sol sin bloqueador me enferma.

-Ya entiendo por qué huyes tanto de Europa.

-Yo huyo de todas partes -Se rio - Mi cuerpo se enfría incluso en lugares cálidos.

Marie volvió su vista al frente y volvió a mirar el océano, era verdad, no tenía un lugar fijo, simplemente esa era su tendencia, siempre terminaba regresando al mismo lugar por Phillipe era lo único que la ataba a Europa, el peso de ser la heredera se hacía cada vez más insoportable.

Llegó el momento de la inmersión y la adrenalina comenzó a recorrer su cuerpo, esa sensación era indescriptible, le gustaba lo desconocido, explorar, se sonrió y tomó la máscara y las aletas, se acercó al borde y mojó su cara y parte de su cabello llevándolo todo hacia atrás, sabía que dejar alguna hebra podría hacer que el agua se le metiera a la máscara, se sentó a un borde y se puso la aleta y la máscara aun la tenía en su mano, todos estaban alistándose cuando escuchó unos quejidos.

Era unas de las mujeres del grupo qué decía sentir miedo y no quería entrar y entre todos la convencían de que lo hiciera, ella giró su rostro no era buena para ese tipo de dramas si no quería hacerlo no debería y ya, por su experiencia sabía qué no se debía sumergir estresado antes por el contrario debía tener calma.

El instructor pronto llamó la atención de todos.

-Estaremos en el agua por espacio de una hora, los tiempos de inmersión será de acuerdo a la capacidad pulmonar de cada uno, ya saben que lo primero que deben tener es calma, luchar en la profundidad es inútil. Esperamos ver ballenas es el final de la temporada espero tengan suerte de poder ver alguna junto a sus crías, son animales amistosos, pero deben esperar a que ellas se acerquen primero.

El hombre siguió hablando y Marie fijo su vista en el océano, no sabía, pero casi siempre terminada en este y era algo que le daba tranquilidad. Todo se pusieron las caretas, ella llevó su tranza hacia atrás.

-Oye -Le dijo Cathie entregándole dos cámaras pequeñas - Yo tengo otras dos Go pro así cada una podrá grabar a la otra.

Marie asintió y puso una de estas en su cabeza y dejó la otra en su mano, juntó las palmas de sus manos y se dejó caer hacia atrás, vio como los demás comenzaron a entrar al agua, Cathie se hizo al lado de ella y comenzaron a nadar, el empuje de la aleta quemaba un poco sus pantorrillas, agradeció al entrenamiento ya que aparte de eso no sentía mayor cansancio, nadaron a lo que parecía ser una cueva hueca, esto era realmente relajante más que esa sesiones de meditación que hacía en su entreno, el océano era fantástico, de repente pensó en todo lo que le había sucedido, de alguna forma en el pasado no lograba decir que quería a François y ahora qué lo había reconocido sentía paz consigo misma, una tranquilidad indescriptible.

Extrañaba su ausencia y todo lo que hacía para alegrarla o lo que ella hacía para molestarlo, ¿cuándo se habían convertido en extraños? Ahora sentía que no le conocía o quizás nunca lo había hecho y sólo había visto una parte de él, siempre tan amable, atento, igual sabía lo superficial que podía llegar a ser.

Sabia con seguridad que había amado a Thomas, pero con Fran era diferente, eso había llegado a ella sin darse cuenta. Aunque sí tenía algo claro era qué no había podido confiar en él, aunque en un inicio fue por petición de Beltram, se daba cuenta que a pesar de vivir tanto tiempo con Fran ambos parecía extraños ya que él no la conocía realmente al igual que ella no lo conocía a él.

Cathie la halo sacándola de sus pensamientos y señaló al frente, eran dos ballenas que jugaban cerca de ellas, Marie le asintió y nadaron en donde estaban, llegando a un espacio prudencial, comenzaron a dar vueltas de costado, las ballenas comenzaron hacer lo mismo, Marie sonrió se sentía feliz, no entendía como a las personas les podría dar miedo de seres como ellos, quizás la apariencia tuviera ese efecto, pero ella mejor que nadie sabía que los seres más despiadados se encontraban en su misma especie, los seres humanos podían ser más terribles, dado su poder destructivo, se suponía que eran una especia superior, pero siempre todo eso terminaba reducido a una sola cosa: al poder la codicia la envidia.

Se acercó un poco más, Cathie la detuvo, pero ella movió su cabeza de forma afirmativa y siguió nadando más cerca de esta, estiró su mano y sintió la gruesa piel del animal, definitivamente estar ahí le hacía olvidar cualquier maldición que le hubiese proferido a Cathie, podía sentirse en paz, de daba cuenta que por más lágrimas que había derramado a comparación con el océano eran pocas, tenía más motivos para seguir y terminar con lo aún no había podido descifrar.

Su absurda situación podría definirse como Mokita una palabra de la lengua Kivila proveniente de unas de las islas más del archipiélago de las islas de Trobriand; Kiriwina en Papúa Nueva Guinea, aunque no tenía una traducción literal lo más cercano era 'la verdad que todos saben y de la que prefieren no hablar' Ella de alguna forma sabía qué él le comenzaba a gustar, pero finalmente prefirió omitir el tema, no quiso hablar de eso hasta que esos silencios la comenzaron a ahogar.

Quería a François, pero ya no se lamentaría más por eso, dejaría de convertirlo en una carga y simplemente dejaría de ser la idiota qué dejaba pasar las cosas de lado y se limitaba a mirar, tendría qué cambiar cosas en su vida y reconocer la vulnerabilidad que tenía en su interior, eso era un paso para no cometer los mismos errores, ahí estaba la diferencia entre los débiles y los fuertes: la capacidad de evolucionar.

...🐚...

Llegó la noche y nuevamente se encontraban en la playa, habían cervezas alrededor, Marie estaba junto a Cathie, sentadas al lado de la fogata, Marie reía escuchando los chistes de Cathie, se sentía tan tranquila, como si todo el peso que cargaba no existiera, se sentía normal, pero realmente no entendía que era ser normal, las culturas dictaban que estaba bien y que estaba mal, así que era un concepto que para ella era amplio.

Ahora mismo sólo quería deshacerse de lo que era siendo una Keller, eso era algo que le gustaba decirse, ser la mujer que viajaba y le gustaba aprender idiomas de los locales, que le gustaba experimentar experiencias desconocidas y que definitivamente no dejaba que otra persona viviera su vida, como extrañaba eso, ahora era una mujer que tenía que pensar de forma fría, tenía que responder ante un junta que no le importa que ella fuera la heredera y solo quería quitarla del camino.

-¿Quieren? -llegó Josep con unas cervezas, Marie negó con la cabeza y Cathie la recibió.
-Es solo cerveza, no creo que te afecte -Le susurró. Marie la tomó, asintiendo dejándola a un lado.

-Joseph, las trajiste cerradas -Se quejó Cathie.
-Iré por un destapador -Se levantó el. -Marie tomó la botella y se acomodó su anillo intentó abrirla sin lógralo,

-¿Que intentas hacer? -Cathie se adelantó.

Marie la ignoró y volvió a intentarlo mientras Cathie y Joseph la miraban intrigados, mientras ella intentaba una y otra vez finalmente destapó la botella.

-¡Oh! No sabía que podías hacer algo así -Dijo Cathie incrédula mirando la botella.
-Trabajé en un bar -Dijo sin emoción.
-¿Un bar? -Dijo Joseph intrigado -No pareces el tipo de mujer que trabaje en un sitio de esos.
-No -Sé rio -No lo soy o quizás uno no debe dejarse llevar por las apariencias.

Joseph la miró detallándola en silencio, era verdad, tampoco parecía una mujer que hiciera snorkel y de hecho nadaba muy bien.

-Que otros empleos tuviste. -Marie lo miró aún se sentía algo incomoda al lado de él, aun así al ver la cara de expectativa de Cathie además de que él había sido amable con ella durante el día.
-Fui dependienta de una Librería.
-¿En verdad? -Cathie espetó sorprendida -¿Que más has hecho?
-Trabajé en un bar como ya lo había dicho, como traductora y guía turística, llegue a tomar fotos y venderlas a artistas -Ella se quedó pensativa- Son mucho y no vale la pena mencionarlos todos, pero me gustaba porque aprendía cosas y además me pagaban.
-¿Por qué trabajabas tanto? -Dijo en tomo empático Joseph pensando en la vida dura que había tenido que soportar.
-Ya lo dije, aprendía cosas y además me pagaban -Dijo ella sin entender lo que él quería decir.
-¿Por gusto?
-Si. -Joseph le pasó la cerveza de el

-Por favor ábrela por mí.

Ella le asintió y como en la primera vez comenzó a hacer lo mismo, hasta que en uno de los intentos lo volvió hacer, le devolvió la botella, y tomó la que le había dado abriéndola también, quería darse la oportunidad de disfrutar, la tomó dejándola a la mitad, aunque no tenía mucho algo sintió un leve entumecimiento en sus extremidades y un poco más suelta.

-Cathie -la llamo Guadalupe unas de las mujeres del grupo.
-Voy -Grito ella de vuelta, entre risas -Ya vuelvo -Miró a Marie, ella le asintió.

Marie recogió sus pies en la arena sintiendo la fricción que hacía en estos, eso siempre de alguna forma la excitaba, sonreía, se sentía en paz, cerró sus ojos y vio el rostro de Fran, seguía doliendo el saber que amaba otra persona y que ahora estaban tan lejanos, pero no cargaría más con eso, simplemente lo aceptaría, comenzó sin motivo sintiendo esa opresión su pecho aún dolía, contrajo sus labios rojos, un momento y puso una de sus manos sobre sus ojos, su vestido se recogió un poco dejando ver un poco más sus muslos.

Joseph la veía en silencio su abultado pecho subía y baja, mientras ella seguía ahí sintiendo la arena, Joseph comenzó a acercarse y sintió sus suaves labios, Marie por un momento movió sus labios de forma instintiva, hasta que sintió un sabor que no le gustó, bajó su mano y abrió sus ojos, vio la cara de Joseph a centímetros de la de ella, se incorporó, golpeándolo sin querer con su cabeza, se retiró.

-Yo lo siento... -dijo él mirándola.
-No lo vuelva hacer, -hizo una pausa - Por favor.

Ella se levantó y caminó hacia el bungaló, se sentía extraña, realmente nunca había besado a alguien que no le llamara la atención, aunque la impresión inicial la asustó, su corazón estaba calmo, definitivamente aquel hombre no despertaba nada en ella, ¿sería algo bueno o malo?

Caminó por la playa sin rumbo, limpiando con el dorso de su mano su boca, no entendía por qué ese hombre la había besado, sí era sincera prefería tomar la iniciativa, eso la hacía sentir segura.

-Josep no deja de mirarte-La voz de Cathie la hizo saltar-Le gustas, Lizzy deberías tener un rollo con él, me parece una tontería qué después de Thomas no exista nadie más.

Marie la miró, pero no le dijo nada, no era mojigata respecto al sexo, lo poco qué había experimentado con Thomas se lo decía.

-Pero qué no sea un viejo, -Continuo Cathie- mira que Thomas era muy mayor y terminó casándose, ¿qué tal qué en una próxima relación te enredes con un hombre con hijos? -Hizo una mueca-Juro qué así tenga que darte un golpe te alejaría de uno de esos tipos. Esos hombres lo único que tienen es rollos con sus ex con la excusa de su bendición.

-La edad no tiene qué ver Cathie. -Dijo Marie después de un rato, al menos para ella qué prefería relacionarse con personas mayores qué ella, realmente no se veía emparentada con un hombre de su misma edad. Suspiró y se fijó en el agua, la luna estaba llena y se reflejaba de forma majestuosa.

-¿Qué no?-Cathie la increpó- Por supuesto que sí, Marie los hombres mayores se aprovechan de jovencitas como nosotras creyendo que nos pueden mandonear. Marie se quedó pensativa, mientras suspiró, Cathie la miró curiosa.-En quien piensa ¿en el francés?

-¡Cathie!-Marie la miró con rabia siempre tan metida en sus asuntos.

-Lo siento aún no sé qué te pasa por eso pregunto, has estado rara y ahora no quieres saber nada de hombres, Thomas fue tu novio hace tanto, ¿cuánto tenías? ¿Diecinueve? Eres linda y estas así, rara porque no te das la oportunidad de mirar a alguien. Mira a Joseph es guapo.

-No me interesa y deja de nombrar a Thomas o incluso a François, es verdad le extraño, pero no tienes que echarme eso en cara. -Le dijo escueta no le diría nada mas de Fran.

-¿Lo extrañas? ¿Cómo amigo o como algo más?

-Lo extraño es todo-Dijo escueta- quiero hablar con él, saber que le pasa así que no se supongo que le quiero. ¿Contenta? -Dijo una respuesta qué quizás las calmaría.

-Lo que te falta es sexo. -Marie abrió sus ojos muy grandes con un dejo de rabia.

-No me gusta que te metas con mis intimidades y no, no creo que sea eso no soy tan primaria. -Tomar esa actitud quizá haría qué su prima dejara de molestarla y lamentablemente no funcionó.

-Lo siento-hizo una pausa - Si necesitas hablar de eso te escucharé.

-No quiero hacerlo - Se giró quedando de frente.

-Lo extrañas. -Cathie junto sus manos como sí obtuviera una gran revelación.

-Viví con él por más de dos años, supongo que es normal.

-¡¿Que?! ¿Tú viviste con él?

-Sí, él me ofreció su casa poco después de llegar a Zúrich después de salir de Vancouver.

-¿Por qué no supe de él hasta el diciembre pasado? ¿De verdad no le amas?

-No sé, -era verdad lo quería eso ya se lo había reconocido a sí misma, pero no sabía qué tan grande era eso-siempre he creído que la persona que ame es porque primero confié en él, mi madre lo decía se convierta en la primera persona que quiera decirle todo.

-Déjate de pensar que el amor tiene un decálogo.

-Entonces no sé qué me sucede con él, -Dijo sincera, quizá sí lo amaba muchísimo, pero ella necesita razones para saber qué tanto-amé a Thomas, tanto como para después de tres años volver a buscarlo.

-Espera, ¿lo buscaste? -Dijo con sus ojos tristes.

Ella se quedó en silencio ahora mismo le estaba diciendo cosas a Cathie y no sabía porque quizá solo necesitaba hablar así fuese de manera escueta.

-Sí, lo hice.

-Tienes tenacidad cuando te lo propones, yo creía que estabas en un año sabático.

-Yo, estoy cansada quiero dormir.

-Ve, descansa -Le dio un beso en su mejilla - Recuerda que te quiero, aunque estemos lejos.

Marie sonrió ante la cursilería de su prima, pero no podía negar que en algún tiempo fue cursi con Thomas, se rió y después de hacerle un ademan se alejó de la playa.


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