La Heredera CAPÍTULO 22: Decadencia

 



-Necesito saberlo todo, a costa de lo que sea-La voz dura de Marie se escuchaba a través de la pantalla del laptop mientras Aiden la miraba estupefacto.

¿Era la misma mujer que días antes le había dicho que no cometieran ilegalidades? Marie Elizabeth, era de esas mujeres que incluso se sentían mal por descargar una película de la internet, bueno en el caso que ella viera películas, por qué si para algo era realmente mala era concentrarse en una pantalla.

-Das miedo-Le respondió del otro lado, ella estiró su boca y se levantó del escritorio y la vio renguear-Bueno con ese suéter y tu cojera ya no te ves tan intimidante.

-Aiden no estoy para bromas.

-Ok, capitana-La miró preocupado-Pero me preocupa, me preocupas, Marie.

-No hay manera de salir del fango sin ensuciarse-Dijo más triste de lo que quería sonar.

Sintió un nudo en su garganta, era difícil tomar esa determinación: ensuciarse, no había vuelta atrás si lo hacía, eso temía ¿qué podía hacer?

-Me tienes a mí, a los muchachos, Marie no te enfrentes sola a la marea. -Marie lo miró unos instantes, sacó un caramelo del escritorio y se lo metió a la boca.

¿Cómo podía llevar a su cargo si les pasaba algo? Suficiente con pedirles ilegalidades, aunque de alguna forma no era como si ellos no las cometieran, pero saber que lo hacían por ella le ponía un peso extra. No le respondió nada, básicamente no les decía mayor cosa de sus movimientos, les pedía ayuda, aunque no les explicara realmente qué tenía pensado hacer.

-¿Qué es eso que tienes atrás? -Aiden le preguntó de repente y ella se giró.

-Práctico algunas fórmulas matemáticas-Respondió escueta mientras se levantaba hacer un poco de café. Poco después regresó con una taza humeante de café y un paquete de dulces.

-Te vas a enfermar-Aiden la regaño y ella estiró su boca los ojos.

-¿Aiden? -Lo miró frunciendo el ceño

Aiden le hizo una mueca y finalmente le comenzó a mostrar lo que tenía, ella le pidió que se lo enviara cifrado y qué lo revisaría después. Su plan consistía en comprar la mayor parte de las acciones, en el momento trabajaban en la elaboración de la nueva gama de celulares en colaboración como un línea especial de ambas empresas, quería hacerse al holding y lanzar la gama como una nueva línea independiente, esto no solamente afectaría a comunicaciones Schultz, pues gran parte de su capital estaba esperanzado en los dividendos que esta colaboración le generaría, si no que el Grupo Keller también tenía un margen de pérdida que debía considerar.

Absorber esa empresa y que hiciera parte del gran cementerio de empresas que el Grupo Keller absorbía y desechaba, debía hacer que los bonistas una vez Marie las obtuviera le dieran poderes ejecutivos y hacerse al control, obviamente hacerse de las acciones era ilegal y por eso debía hacerlo con cuidado.

Lo primero que haría seria sacar los trapos sucios de esas personas, algo que los acorralara y no tuvieran más opción que estar de su lado, todo parecía sencillo, pero la cantidad de personas que se llevaría por delante la hacía sentir insegura. Metió sus dedos es sus cabellos aterrada, quitarle la empresa a Gerhard sería una gran venganza, se lo quitara de encima sí, ¿pero a qué costo? De repente recordó aquel hombre mientras intentaba estrangularla, cómo la arrastró por el piso y la impotencia que sintió, además la foto de Philippe como advertencia, su mirada se endureció.

Ellos no habían sido considerados, ella no lo sería, encontraría la verdad a como diera lugar y luego se iría muy lejos con su hermano, él no tenía que vivir bajo el apellido Keller, lleno de maldición y zozobra. Aiden se despidió y ella continuó trabajando, para esos meses abarrotados de trabajo, amanecía y ella ni cuenta se daba cuenta en qué momento sucedía.

Iba a la oficina y seguía haciéndolo aun cuando pasaba la noche sin dormir, lo sabía estaba en un descontrol total, pero su ansiedad por conocer más y más detalles la estaban agobiando demasiado. Afortunadamente las negociaciones con la empresa Chen, iban tal como quería, había iniciado con los prototipos, mientras el grupo de diseño se encargaba de los modelos.

Escuchaba elogios combinados con sátiras, entre más le decían que no podía hacerse con el control más se esforzaba por conseguirlo, era competitiva y en ocasiones perfeccionista, así que utilizaba lo que tenía a su alcance para lograr sus objetivos, su mirada se tornó aún más fría y su confianza en su alrededor disminuyó, cosas extrañas seguían sucediendo, carros sin frenos, notas y en cada ocasión su reacción era mínima, quizá de forma masoquista Marie se había acostumbrado a éstas.

En ese momento se dirigía hacia su café favorito, la calma que sentía  frente a una taza humeante de café la relajaba, se sentó en las mesas de fuera aprovechando el buen clima y sacó un libro de Hofstadte, Gödel, Escher, Bach: un Eterno y Grácil Bucle, le gustaba las hilarantes historias en las que planteaba como los seres animados pueden surgir a partir de materia inanimada, uno de los mejores capítulos para Marie, era el qué leía en ese momento, alternaba diálogos entre personajes imaginarios basados en la narrativa de Lewis Carroll.

En este caso la conversación entre Aquiles y la tortuga en donde discutían la paradoja relativa a los modus ponens, las cuales eran formas de argumentos válidos y una regla de inferencia en lógica proposicional, en términos sencillos era como si P implica Q y P es verdad es proporcional a qué Q es verdad. Le encantaba sumergirse en ese tipo de temas, además que esos momentos le hacían sentir tan cotidiana.

-¿Interrumpo? -Una voz conocida llegó a sus oídos y ella sonrió era François.

-Responder tu pregunta es tonto -Le susurró ella y luego se percató que una mujer rubia lo acompañaba.
-Elizabeth, ella es Madison. -Se la presentó él.
-Mucho gusto Marie Keller -Dijo formal.
-Madison Williams, es un placer, señorita Keller -De pronto su móvil sonó -Si me disculpan - Madison se alejó un poco.

François se sentó una de las sillas al lado de ella y tomó una de las muletas que tenía a un costado y luego la repasó.

-¿Qué te sucedió?
-Un pequeño accidente de tacón. -Él movió su cabeza.
-Deberías aceptar el hecho de que eres pequeña. -Marie alzó sus ojos.
-Tú no eres tan alto -Se encogió de hombros y él se rió.
-Oye, te has vuelto famosa. -Dijo cambiando de tema.
-¿Yo? ¿Famosa? -Se sonrió -Creo que has tomado mucho vino.

Él se giró y vio del otro lado de la calle.

-Un hombre te toma fotos desde hace rato -Dijo serio.
-Debe de estar siguiéndote. -Respondió ella.
-Umm, no, definitivamente es a ti quien sigue -Le dijo girándose al hombre y volviendo su vista a ella. -Yo conozco las personas que me siguen y definitivamente este hombre no lo he visto.
-Es tonto aseverar algo como eso, cuando puedes ser su objeto de interés de forma reciente.
-No, ya te dije que sé quién me sigue, por algo lo hacen. Aunque es extraño.
- ¿Qué es extraño?
-¿Para qué querrán seguirte? -Dijo en su acostumbrado tono juguetón y suficiente- La máxima exclusiva que obtendría es que pediste un capuchino en vez de un expreso. -Dijo divertido y Marie lo miró con desdén.
-Eres tan odioso, a veces agrego crema a mi café -Dijo estirando su boca.
-Y tú eres una niña buena y no tienes nada interesante qué hurgar ¿debería pedirle que se vaya? -Marie lo miró pensativa en silencio.

Estaba dejando de ser esa niña buena, además ¿y si era uno de esos hombres que le habían hecho daño a ella? ¿Estarían ahora detrás de François?

-Hey -François llamó su atención y ella lo miró -Qué si quieres que le diga que se vaya.
-No te preocupes, cuando sé de cuenta de mi aburrida vida, dejará de seguirme -Le sonrió de forma distraída.
-Tan sólo quería ayudar es tedioso dar un paso sin que media prensa se entere.
-Te escucho y diría que es verdad lo que dices.
-Bueno es verdad que ya no me agobia, las noticias sobre mi se retienen  en un 90% aun así  a veces leo artículos de personas que consideran que saben más cosas sobre mí, que incluso yo. Y aquello a veces me molesta -Hizo una pausa -Realmente miento, -se echó a reír- me divierte mucho leer ese tipo de artículos -Marie lo miró en silencio.
-Oh, es una novedad -Respondió sarcástica.
-Me divierte, porque sólo especulan y en ocasiones dicen tonterías. -Agregó François.
-Tu vida es un misterio a voces abiertas -Dijo Marie divertida y François rió.
-Digamos que sólo se sabe lo que quiero que sepan. Y el resto lo inventan.

Marie sonrió y se incorporó, François se levantó y le ayudó, luego le alcanzó una de las muletas.

-Fran, debo irme -Cojeó un poco y tomó la otra muleta -Despídeme de tu amiga -Al ver a Madison aun hablando por teléfono, él solo asintió.
-Elizabeth -La llamó -Cuídate -Le miró el yeso en su pie derecho preocupado - Cuídate de los feroces zapatos de tacón.
-Lo haré -Dijo arrugando su cara acentuando las palabras de forma juguetona, François se acercó, le entregó el libro que había dejado en la mesa y tocó su cabello, parecía una niña pequeña.

Marie se sentó de forma pesada en el auto, ese encuentro la había hecho sentir tan mal, que su pecho se comprimía, no podía ir arrasando con todo a su alrededor, François no podía ser parte de toda esa mierda.

La semana pasó y finalmente pudo volver a caminar sin muletas, cambió su zapatos altos por zapatillas, le importaba un bledo si alguien la criticaba por eso, debía estar en óptimas condiciones para lo que se le venía encima, ya casi obtenía lo que quería, había estudiado las acciones y su fluctuación, sólo era cuestión de esparcir algunos rumores y éstas  reaccionaron como había previsto, aunque Gerhard lo guardaba bajo llave, la crisis que estaban sufriendo para no afectar la fusión, ella obtenía información de primera mano.

Lentamente sus escrúpulos declinaban y ella se degeneraba más, su pecho se comprimía por el remordimiento, su madre no aprobaría nada de eso, la reñiría diciendo que había formas más amables de hacer las cosas, pero ella no estaba ahí para decirle qué hacer, estaba sola y esto era lo mejor que se le ocurría.

Nadie podía entenderla, su madre abarcaba gran parte de su vida y su partida la había dejado vacía, Thomas había estado ahí para ella, pero una vez más le había demostrado que las personas no eran eternas, te dejaban eventualmente destrozando todo lo que una vez se había creído. No había un para siempre, no lo había y eso la entristecía, quería encontrar un halo de esperanza, pero simplemente se hundía más y más, ya no había redención para ella.

...☕...

Ese día había ido a un restaurante a una cita de negocios según había solicitado Gerhard no sabía qué resultaría de eso, pero tendría la diplomacia de ir no quería arruinar todo su trabajo por caprichos personales. Él pedía al mesero la cena alegre, incluso pidió su comida, ella se cruzó de brazos y soltó el aire mientras lo esperaba no entendía para qué tanta ceremonia si sólo hablarían de negocios.

-Mi amor-Le dijo de forma exagerada-me gusta que aceptes tener citas conmigo.

Marie lo seguía mirando en silencio con asco, ella era consciente que llevaba mucho tiempo en callada, pero realmente no le provocaba hablar con ese hombre, pronto lo vio sacar una caja aterciopelada y la puso sobre la mesa le sonrió de manera coqueta y luego sintió una de sus manos en su rodilla, Marie vio su pierna quitando su mano de encima sentía que la ira comenzado a invadir su cuerpo simplemente seguía con sus labios sellados, se suponía que era una junta de negocios, pero ese hombre se empeñaba en hacer todo tan difícil.

-Querida prometida que este anillo sea el signo de nuestro enlace- le dijo con burla, mientras abría la caja y le mostraba un anillo gigante de diamantes.

Soltó el aire y apretó sus puños la verdad quería contenerse de verdad no quería asesinarlo, pero era realmente Inevitable estar ahí y no sentir toda esa molestia

-Creí dejarle claro que no había nosotros y se suponía que esto era una junta de negocios, pero veo que se empeña en seguir alterando mi vida
-No seas modesta mi querida prometida yo sé que por dentro estás feliz de recibir mi anillo no te ofendas, pero indagué en tu pasado y pues no es que tuvieras muchos pretendientes deberías sentirte afortunado de que yo me interese en ti.
-¡Ja! -rechiflo Marie -me voy no tiene caso que yo siga aquí- En esta ocasión la mirada de Gerhard era fría y su postura cambió.
-Te quedas -dijo autoritario- y no lo estoy preguntando es una orden. -La tomó del mentón con su dedo índice y la acercó a él -Creo que ya me cansé de tus desplantes debes saber tu lugar y yo soy muy bueno enseñándole a las mujeres cómo deben portarse.

Marie se soltó de su agarre y lo miró con rabia ahora se atrevía amenazarla parecía que todo comenzaba a volverse de castaño a oscuro.

-Me está amenazando y creo que no está en la posición de hacerlo.
-Por supuesto que lo estoy soy tu prometido y aunque no lo quieras muy pronto tomaré las riendas del grupo Keller ustedes las mujeres sirven para una sola cosa y es para complacer a los hombres, así que querida te aconsejo que comiences a bajarte de ese pedestal en donde crees estar y te des cuenta que eres simplemente una cualquiera.

Marie lo miro plana, se levantó de la mesa haciendo ruido con su silla y los del restaurante la miraron algo espantados, el piloto automático se disparó y sin pensarlo tomó una copa de agua en hielo y se la tiró en la cara de Gerhard.

Los murmullos no se hicieron esperar y todos comenzaron a mirarla con desaprobación lo sabía esa no era una actitud propia de una señorita, pero le importaba una mierda si lo era o no.

Salió de lugar sin mirar alrededor, tenía cólera, no solo la había tocado, sino que creía que la podía tratar como una mierda, ella intentaba no ser vengativa soportar, pero definitivamente no lo haría, no esperaría de forma paciente.

…💍...

Marie caminaba por el jardín del club, necesitaba contactar a un hombre que tenía información importante, en ese momento se encontraba en una de las mesas, Sébastien se sentó a su lado y le sonrió, lentamente la gran mesa se comenzó a llenar, algo que no estaba en los planes de ella.

El medico la saludó y tuvieron una breve conversación, Marie le sonrió, su relación con ese hombre era tan ambigua, se le parecía tanto a Fran de alguna manera, pero tenía algo diferente no era tan prepotente y vanidoso como él, pensar en François era difícil después de esa penosa pelee, según ella para alejarlo de sus problemas, pero lo había tratado muy mal y no le gustaba.

Estaba hablando con Sébastien cuando escuchó voz que sobresalía de la multitud e hizo que el resto se quedaran callados.

-Las damas piadosas son un grupo selecto para mujeres nobles de corazón dispuestas ayudar a su prójimo, no todas son aptas, ahora mismo estamos con niños de zimbabwe, ayudándolos.

-Oh, Audrey ustedes son tan nobles. -Dijo otra mujer y Marie se dio cuenta que se trataba de la madre de François.

-No se trata siempre de nobleza -Marie interrumpió- Por lo general la caridad implica autosuficiencia, se da al necesitado para sentirse bien consigo mismo y pensar que no se es tan malo porque se da unos pocos centavos sin solucionar la problemática real de su miseria  para que vuelvan a pedir a sus misericordiosos dadores cuando se acuerden de ellos, es una cadena de dependencia, por qué aunque países ricos podrían acabar con el hambre mundial prefieren seguir de largo ante esta, con sólo el equivalente del 0.3% del PIB global, como unos US$267 mil millones.

Marie se quedó callada cuando cayó en la cuenta qué se había instalado un silencio sepulcral, las mujeres la miraban confundidas como si no acabara de hablar en francés si no que en mandarín o ruso

-Y este año qué les darán a los niños-Una de las mujeres rompió el silencio haciendo que el resto comenzara hablar.

-Playeras hechas de diseñador, estuvieron en la pasarela de París y fueron toda una revolución.

Marie soltó el aire, y se levantó de la mesa alejándose de ese lugar, no tenía caso seguir ahí, al parecer esas personas jamás entenderían que el tema de la desigualdad no se trataba de shows mediáticos las soluciones reales no estaban en la caridad, lo sabía por como había evolucionado la fundación en Latinoamérica, según Rosa ya habían salido las dos primera mujeres cabeza de familia con una micro empresa y ya no dependerían de la fundación, pero para esas personas era más fácil darle una “playera de diseñador” que estaría en la basura a la vuelta de un año.

Logró alejarse, pero no contó con suerte estaban los amigos de François con el plus de Jean Pierre su hermano y que definitivamente le caía muy mal, así que no pasó mucho tiempo cuando comenzaron a atacarla, en manada siempre era más fácil, así que les contestó unas cuantas cosas y cuando pensaba en irse apareció Gerhard a “defenderla” lo miró con rabia no tendría que estar ahí si no fuera por ese hijueputa.

Para su sorpresa ese par eran íntimos, así que Jean Pierre habló animadamente y finalmente se despidieron prometiendo que saldrían de fiesta la próxima semana, suspiró, pero no se fue necesitaba de ese ese idiota y debía tener paciencia, muy pronto esa sonrisa de idiota se le borraría.

-Mi amor viniste estas, bellísima como para comerte, quizás podríamos ir a otro lado. -Le dijo coqueto.

-Gerhard, rogarle a una dama que no lo quiere ¿no es algo de muy mal gusto?

Escuchó la voz de François y se timbró y en ese momento, aunque necesitaba de Gerhard, no pudo evitar echarlo, de hecho, quería irse en ese momento, no quería estar con Fran, le dolía todo lo que estaba pasando entre ellos, él no era un mal tipo y merecía una vida lejos del fango que la rodeaba.

Pero muy al contrario de lo que pensó la charla con él comenzó a volverse densa y él comenzó a soltar cosas hirientes, y ella le contestaba de manera dura, aunque le dolía intentó decirle cosas peores, a pesar que no estaba en ella hacer eso, lo peor fue cuando él le sacó en cara sus extrañas costumbres y eso le había dolido mucho, así la veía él con lastima por ser una rara.

Las palabras de François surgieron efecto, porque Jean Pierre y los demás que estaba no muy lejos comenzaron a usar esas cosas para insultarla, lo miró fijamente con decepción y la misma vez con rabia quizás eso sería suficiente para que ambos definitivamente se alejaran.


…🎩...

Los días pasaron y tal como Marie lo había previsto, ahora era la segunda socia con el mayor número de acciones, ver la cara descolocada de Gerhard al verla entrar había valido la pena, le había quitado el control en un santiamén y ahora el Grupo Keller estaba en el proceso que tenía con todas las empresas que caían en sus garras.

La venganza había traído un incentivo extra en ella, esa sensación indescriptible de poder, él no sentirse indefensa y ver suplicar al padre de Gerhard y ver su cara al decirle que su empresa sería historia. Lo sabía la oscuridad de los Keller comenzaba a invadirla, su madre había hecho de todo por alejarla de todo eso, extrañaba su vida con ella, sus risas y la calidez que ella emanaba, su madre había sido todo en su vida y aunque por mucho tiempo su influencia había sido grande, Marie sabía que en este medio no servía ser blanda pues eso solo le significaba la muerte.

Dentro de las ventajas de su decadencia era qué Gerhard había dejado de molestarla, como si de repente ella no existiera, se lo había quitado de encima y eso era un gran logro. Después de la tormenta llega la calma rezaban algunos dichos, pero ella sabía perfectamente que esa calma no era otro que el ojo de la tormenta y aunque era consciente que era una paz falsa le gustaba sentir ese pequeño descanso, dejaron de llamarla, de llegar mensajes amenazantes, de intentar entrar a su suite.

Quizás ellos no esperaban sus movimientos y ahora creaban un plan más aterrador para arrastrarla más hondo, o quizás ya la habían olvidado y la dejaran seguir su vida, pensar que todo había acabado era utópico ella misma de forma racional estaba convencida de lo contrario, sin embargo era feliz.

Aprovecharía esos instantes e iría a ver a su hermano, había mandado a traer dulces y algunos juguetes extraños que había conocido durante sus viajes, no sólo para él sino para todos sus amigos, le gustaba saber quiénes eran sus personas cercanas su hermano era alguien realmente importante en su vida, él la había rescatado cuando ella creía que no había nada más, en cuanto lo vio lo amó y lo hacía aún, quizás era extraño ante los demás, pero sentía que la conexión con las personas simplemente se daba sin preguntas o argumentos.

Esta vez iba por los caminos de piedra con sus blusher negros, unos jeans negros rotos y una chaqueta de cuero, aunque el clima había mejorado Marie era friolenta y prefería la calidez de un suéter, debía reconocer que tenía secretos sucios, prefería bañarse poco, su cuerpo no era particularmente oloroso y esa era una ventaja, repetía ropa del día anterior y lo único que hacia todos los días sin falta era cepillar su larga melena negra.

Le gustaba la simplicidad de la vida, aunque en ese instante no lo pareciera, las joyas y los vestidos caros gritaban lo contrario; sintió unos dedos calientes recorrer sus brazos, Marie se giró y vio un par de ojos cafés, su cabello estaba recogido en un moño alto típico de las bailarinas, tenía un leve cojeo, pero aun así se veía una niña grácil.

-Hola Marie-Su voz delgada emergió algo tímida con un gran acento ruso.

-Hola, yo...

-Lo sé no me conoces estuve acompañándote mientras buscabas a Phillipe, mi nombre es Petruska -Le sonrió cálida y se pegó a ella. Marie se sonrió y acarició su mejilla,

-Como la pieza para orquesta de Stravinsky, Petrushka, la marioneta bailarina que tomó vida-Marie la miro y la niña sonrió.

-Oh la conoces-Dijo emocionada - ¿Te gusta la música clásica? -Marie negó.

-No, pero conocí a alguien que le gustaba mucho.

Phillipe se paró frente a ellas, se veía apenado, tenía un ojo morado y eso le llamó la atención a Marie.

-¿Qué te sucedió?

-Me caí-Dijo él dudoso y Petrushka hizo una mueca.

Marie soltó el aire y buscó una de las bancas en donde se acomodó, le pidió a Phillipe que llamara a sus amigos, los quería conocer, Lousiane Hammer llegó junto a John y le sonrió de forma amplia, pero su ceño se frunció cuando vio a Petrushka pegada a Marie.

-Yo la vi primero-Dijo haciéndose espacio entre ambas de forma brusca, rodeó el brazo de Marie. - ¿Qué me trajiste? -Marie sonrió.

-Lou, lastimaste a tu amiga.

-Pero tú eres mi amiga, no la de ella-Se quejó.

-Existen mejores formas de demostrar el aprecio por los demás -Le tocó su frente.

-Ok, -dijo Lousiane - ¿pero me trajiste algo?

-Quizá, te traje algo-Dijo divertida, pero en cuanto vio a Phillipe jugando con John guardó silencio, le preocupaba pensar que lo estuvieran acosando.

-Fue el grupo de Alex, se peleó por qué le dijeron bastardo -Lousiane se adelantó al notar la preocupación de ella.

¿Lo estaban acosando? Sus ojos se apagaron, por más que intentaba protegerlo, se daba cuenta que no podía hacerlo totalmente, ella misma había sido víctima de acoso, no era algo fácil de soportar, había terminado cediendo a las provocaciones inmiscuyéndose en peleas.

-¿En dónde está Alex? -Lousiane la miró.

-Son del curso más grande, están en el campo de rugby-Marie le sonrió y asintió.

Sabía qué ir a hablar con ellos sólo empeoraría las cosas para su hermano, pero no se podía quedar cruzada de brazos, apretó sus labios impotentes cuando escuchó un alboroto, era François que había llegado y todos los niños habían corrido tras él.

-Amigo Fran-Philippe gritó emocionado y Marie alzo su mirada, la última vez habían quedado en malos términos.

-Hola Phillipe-Su acento parisino inundó el lugar y Lousiane se levantó y corrió hacia él.

-Fran, ¿viniste a verme? ¿Qué me trajiste? -Lou le habló.

-Terremoto, estas muy grande-Dijo él divertido

François, asintió y le entregó algo, mientras Marie miraba la escena en silencio, Phillipe se veía feliz, le decía que era una total coincidencia que él y él asistente de François se llamaran igual. Las niñas le mostraron entusiasmadas lo que él los había llevado y Marie les devolvió la sonrisa, pero no se reflejaba en su rostro. Se levantó y lo vio acercarse, los niños ahora hablaban distraídos.

No tardó en dirigirse a ella, su cuerpo sintió un corrientazo, no tuvo más remedio en contestarle, si era honesta ya no estaba enfadada con él, así que aceptó cuando le pidió caminar por uno de los senderos en piedra que no conocía del lugar, ninguno se atrevía a hablar solo se escuchaban sus pasos, Marie no sabía qué era lo que ocurría era como si lentamente  e inevitablemente todo se resquebraja entre ellos y no pudieran hacer nada para ser los mismos amigos de antes, lo sabía no debió besarlo, no debió volver.

-Si François tiene rabia, es un imbécil François tiene rabia, por lo tanto...

-... François es un imbécil -Marie concluyó el razonamiento que él proponía del modus ponens.

Se miraron en silencio a veces sentía que era solo un niño bonito, pero ¿qué tan equivocada estaba con él? En ese momento lo veía tan diferente, había hablado con François en dos ocasiones después del altercado de forma escueta, sabía que él no quería perder la amistad que tenían hacia cuatro años, si era sincera ambos se lastimaban de diversas formas. Y ella... ella lo había hecho más.

Marie sonrió y puso sus manos en la espalda, aprovecharía la calma que el ojo le estaba brindando, quizás sería un momento que no volvería a repetirse, miró a François y por un momento imaginó que podía estar a su lado sin temer que le llegarán sus ojos por correo.

-Aunque el razonamiento puro y la lógica sea una rama fuerte en las ciencias duras, -Marie miró a François sorprendida - somos humanos, no robots programados con algoritmos-La miró-No se trata de extremos, hay puntos intermedios. -Soltó de repente.

Sabía que intentaba decirle era una disculpa y una con un punto muy sólido, aun así ¿porque lo sentía tan extraño? ¿Por qué no podía ver al mismo François de siempre? ¿Cuándo fue tan profundo e intelectual?

-Te siento tan extraño-Marie soltó en un hilo de voz.

-Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río-Marie lo observó sorprendida metía a Heráclito de una forma genial así que simplemente rió muy fuerte sintiendo que sacaba toda la presión que tenía dentro.

El proceso de conocer a las personas era dinámico y ella nunca podría llegar a entenderlo, ese día François se lo había dado a entender, aún le faltaba mucho por aprender, sobre los demás.


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