La Heredera CAPÍTULO 16: Mírame a mí





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Thomas, New York, Primavera de 2014


-Ah, ah-Los jadeos se escuchaban en la habitación.

Movía su cadera sobre él y sus pechos se tambaleaban, se encontraban en ese desenfreno sexual que ella sabía llevar con experticia. Acarició sus caderas y ella le sonrió con lujuria y movió su rizada cabellera con coquetería.

Él se incorporó y la cambió de posición, acarició su trasero con fuerza y ella gimió, sabía a lo que jugaba, la puso en cuatro y metió sus dedo por sus labios vaginales, sabía exactamente qué quería y se lo daría la embistió con fuerza y ella enterró sus manos en él edredón, bajó sus manos a los pechos y los apretó, ella se movió incómoda pero no sé quejó, sabía que no le gustaba mucho la presión aun así era muy complaciente.

Movió su redondeado trasero y respondió hundiéndose más, las respiraciones se comenzaron a agitar cada vez más, hasta que la sintió desvanecerse sabía qué había tenido su orgasmo, sin embargo no dejó de acariciarla mientras él mismo llegaba al clímax. Victoria se movió saliendo dentro de él, se veía satisfecha aunque él no había saciado sus apetitos, sabía que si se los decía a su grácil esposa se espantaria del horror, lo abrazó y acarició su largo cabello.

-Te amo tanto. -Dijo ella en un suspiro y él bajó su mano por la cintura-Estoy realmente feliz que hayas aceptado que intentemos concebir, me hace muy feliz-Victoria lo miró a sus ojos amielados y acicaló sus cejas.

Él siempre tenía ese gesto tan serio, era un hombre de pocas palabras, le gustaba muchísimo, sentía que todo lo que había hecho era una gran recompensa al tenerlo a su lado, él simplemente se levantó y caminó desnudo hacia el cuarto de baño.

Era un hombre realmente grande que media casi 1.97, a Victoria le gustaba su cuerpo tonificado y libre de tatuajes, era su esposo, él hombre por qué él qué había suspirado desde que era solo una adolescente, escuchó el grifo mientras ella se tocaba el vientre, deseaba un bebé, un niño que fuese de ambos.

Lastimosamente, llevaban en esa tarea por meses y no ocurría nada, se mojó los labios se levantó de la cama y se miró en el espejo, su cabello estaba hecho un desastre, y sus mejillas sonrojadas se sonrió tímida,  tomó la sábana blanca y se tapó sus pechos, cuando lo vio salír totalmente empapado.

-¿Vas a algún lado? -Preguntó ella tímida, quería que se quedara un poco más.

-Si, Jun me llamó. -Habló con su tono acostumbrado y ella se timbró, al escuchar el nombre de Jun-Vendré más tarde.

-Pero si son casi las doce-Respondió ella en un quejido y él sin decirle nada más comenzó a vestirse.

Victoria lo miró en silencio vestirse, mientras estiraba su boca decepcionada, ¿por qué tenía que irse? ¿Por qué no podía responderle? Eran preguntas que se hacía y ella muy en el fondo sabía la respuesta. Lo vio dirigirse a la puerta y le tocó el brazo.

-¿No te despides? -Ella lo jaló y le dio un leve beso en sus labios y le acaricio su cabello, era tan difícil descifrarlo.

No le sonreía a menudo y sintió rabia al recordar cómo la miraba a ella, como la tocaba, como la besaba, sintió un nudo en su garganta y sus ojos se aguaron, pero no dijo nada, se había prometido no inmiscuirla en la relación, no tenía por qué recordarsela a cada instante, ella era su esposa y la futura madre de sus hijos.

Thomas le dio de vuelta un beso en su frente y salió de la habitación, debía apresurarse y llegar a Upper West Side llevaba en el caso meses y ahora volvió atacar, analizar el modus operandi de ese tipo estaba siendo realmente difícil y no entendía por qué lo sentía tan relacionado con ella.

Atravesó el jardín de la propiedad, comprada cuidadosamente por Victoria, por algún motivo vivía ahí, pero no se sentía parte del lugar, el sonido de las piedras bajo sus botas sonaba excesivamente alto, mientras caminaba presuroso a su camioneta.

Su móvil volvió a sonar y él activó el manos libres, Carl comenzó a darle detalles, el asesinato había ocurrido en Upper West Side, un barrio del distrito de Manhattan en Nueva York que se encontraba entre Central Park y el Río Hudson, el apartamento ubicado en West 67Th Street, se caracteriza por ser un edificio lujoso, era un lugar extraño para que él atacara de nuevo, por lo general lo hacía en moteles de poca monta. Aparcó en la acera de enfrente, y vio una de las patrullas a un costado, Carl estaba hablando con unos policías, cuando lo vio les dijo algo más y se acercó a él.

-Thomas, me alegro que vinieras, me gusta intercambiar datos contigo querido amigo-Dijo él animado aunque no era una expresión propia para la noche.

Le pidió a los policías de la entrada que los dejara seguir y se fueron hasta el ascensor, Thomas miró todo con detenimiento, la observación de una escena del crimen era esencial para entender la mente criminal.

-No utilizo el ascensor ni al subir o bajar. -Dijo de repente y Carl lo miró con una sonrisa.

-Eso es acertado, como siempre, este hombre se aseguró de no utilizarlo, se fue por las escaleras, las cuales están libres de cámaras.

Thomas asintió y no dijo nada más, no era el hombre que buscaba al menos eso parecía, por lo general él trataba de captar la atención para si, estar en el ascensor le brindaría ese goce de saberse observado después de cometer un crimen atroz, cosa que no cuadraba con el patrón.

Este otro hombre, conservaba un bajo perfil y aun así había imitado a Black como lo habían apodado en la comisaría ¿por qué demonios estaban replicando crímenes de famosos seriales? Era una pregunta constante, aunque para muchos era él renacer de un monstruo que había aterrorizado años atrás.

Las puertas se abrieron y tomaron uno de los pasillos hasta llegar al 34B, había muchos más policías y forenses que con trajes blancos recolectaban evidencia, lo saludaron con familiaridad y después de darle algo para sus zapatos lo dejaron ingresar. Era brutal, había sangre incluso en el techo, no entendía cómo había podido ocurrir algo de esa envergadura y nadie se dio cuenta.

Se fijó en el ángulo de las gotas de sangre, estaban alineadas y pudo notar un patrón, era realmente extraño porque a pesar de la cantidad de sangre en el lugar, eran unas cuantas gotas las que se diferenciaban. Comenzó a seguirlas y notó que de alguna manera no era un patrón lo que seguían, simplemente parecía que entraba a lugares de forma aleatoria.

El lugar era lujoso y tenía vastas fotografías de una mujer joven y rubia que no parecía de la ciudad, además le pareció curioso notar que tenía artículos de imitación al lado de una escultura que valía cientos de dólares.

-Qué buscas Thomas. -Carl le habló después de unos minutos.

-No estaba solo.-Habló pensativo refiriéndose al asesino y el hombre lo miró consternado.

-No entiendo, cómo llegaste a esa conclusión-Thomas no contestó y caminó a la alcoba principal.

Observó todo en silencio y luego se fue a la sala en donde se encontraba el cuerpo, estaba amarrado una silla, sus manos pendía de dos cuerdas perpendicular a su cuerpo, tenía un número inscrito en su pecho, pero esta vez no decía Roux como en los anteriores, miró todo extrañado al notar la cantidad de sangre que manchaba las paredes, parecía como si lo hubiesen hecho adrede.

-¿Quién era el tipo?-Preguntó de repente y Carl miró una libreta pequeña.

-Umm tenía un sesenta y pocos años, un contable suizo, radicado en la ciudad hace unos diez años, en general conservaba un bajo perfil.-Thomas soltó el aire y sacó una pequeña caja cuadrada de Camel y tomó un cigarro, pero Carl lo miró.-Acá  no amigo-Le señaló con la cabeza las puertas dobles de cristal hacia la azotea.

Thomas no dijo nada más y camino al exterior, la brisa fría golpeó su rostro, sacó su encendedor y prendió el cigarrillo, el humo con olor denso y tostado emergió, aspiró mientras miraba las luces de la ciudad, sacó el cigarro de su boca y vio la mano de Carl estirada con un cenicero de cristal, lo miró un instante y luego dejó caer la ceniza.

-¿Qué tienes Thomas?¿Algo interesante para mi?-Thomas volvió a aspirar el cigarrillo.

-Al parecer otro crimen pasional, nada del otro mundo. -Aplastó el cigarrillo en el cenicero y comenzó a caminar al interior.

-Tengo un dato importante de Water Corporation-Thomas se detuvo-El tipo que solía ser el vicepresidente en esa compañía ahora está adherido a la campaña republicana a la cámara-Thomas lo miró esta vez con estupefacción-Tengo mis ventajas al estar en crímenes violentos-Respondió él suficiente y le tendió una fotografía del hombre que él recibió- Es obvio que oficialmente no posee nexos con estos, pero de descubrirlos estaría en graves aprietos.

Thomas movió sus dedos inquietos con la fotografía con ganas de otro cigarrillo, pero esta vez se contuvo, detalló al hombre y la guardó en su chaqueta de cuero.

-Fue una mujer-Dijo antes de salir Carl lo había sorprendido, debía recompensarlo.

-¿Una mujer?-Carl se apresuró y lo tomó del brazo.

-La utilizada por el ignoto. -Carl lo miró con malicia.

-¿Cómo puedes aseverar eso?

-Específicamente la esposa  -Dijo antes de salir, era tan evidente que era mejor que él se divirtiera mientras obtenían las pruebas.-La dominatrix, debe estar en algún rincón de la casa.

Había indicios de práctica BSDM, además de que había mucha rabia en escena, factores que combinados apuntan a un crimen pasional, era extraño que no hubiesen visto aún el segundo cuerpo.

-Carl-Escuchó un hombre apresurado los interrumpió -Encontramos un segundo cuerpo en el armario, al parecer es una dominatrix.

Carl paso al lado de él con una mueca en su rostro,  le palmeó la espalda y Thomas dejó de mirarlo, no entendía a ese sujeto o no sabía si realmente no tenía nada que ver en el crimen, todo apuntaba a que era una disputa de pareja que había salido muy mal en medio de una sesión de bondage. Ni él y su capacidad analitica lograba encontrar una respuesta satisfactoria, sobre todo porque ese hombre era egocéntrico y le gustaba dejar su firma  ¿para qué ocultarse? 

Pensó por un momento en la posibilidad de un cómplice, que no hubiese sido algo fortuito, sino planeado al detalle, que le hubiese dicho a la esposa que utilizara las escaleras para obtener una coartada y finalmente el mismo sujeto la matara, al menos la duda al cercernarlo, la rabia e incluso la culpa al intentar ocultar el crimen le decía eso,  pensó en un inicio que había sido la mujer, pero el el suicidio era algo que no le cuadraba, aun así no dijo nada prefería que descartaran ese asesinato y lo dejaran como algo resuelto.

Eso le despejaria el camino entre Black y él, así que simplemente sé sacó los elementos que le habían dado antes de entrar y se dirigió al elevador, pudo notar muescas de sangre, era obvio que la mujer se había dejado llevar por las circunstancias. Esta vez se fue directo a su estudio, ya casi amanecía y realmente no le apetecía volver con Victoria.

Condujo mientras encendía otro cigarrillo, escuchó su móvil sonar, pero lo ignoró, pronto llegó al edificio en donde tenía su estudio y después de aparcar se dirigió al interior, mientras se fumaba el tercer cigarrillo de la noche, lo cual era realmente un récord, solía fumar más y sobre todo cuando estaba analizando algo de importancia.

Digitó la clave y encendió la luz del corredor, se detuvo ante el gran tablero en donde tenía el cuadro de nexos, quitó un interrogante y en su lugar puso la foto del hombre. Había visto el nombre de Water Corporation en papeles de su padre hacía mucho, intentaba atar cabos, pero en ocasiones todo estaba tan oculto que terminaba topándose con callejones sin salida.

¿Qué era lo que estaba pasando por alto? Se preguntaba una y otra vez, habian cabos sueltos y la frustración crecía, parecía que su padre podía seguir destruyendo a su antojo sin que no lo pudiese detener. Sacó la caja de sus Camel y jugueteo con esta.

-Deja de fumar y préstame atención-Le pareció oír la voz juguetona de Marie en algún lugar de la habitación.

Era inevitable no pensar en ocasiones en ella, buscó en uno de los cajones y sacó su foto, tenía una falda corta y sus medias hasta sus muslos, le gustaba la sensación de ese trozo de piel expuesta en sus manos, la mirada de ella ante su toque, esa mezcla de inocencia y lujuria que sus cristalinos ojos guardaban. Además la avidez con que le pedía más y su latente curiosidad, le gustaba eso en ella y quizá por eso le había gustado dejarla con esa sensación de pedir más.

Marie Elizabeth hacía parte de sus más oscuras pasiones, no entendía qué tenía esa mujer que aún la anhelaba, era adictiva, aún recordaba la primera vez que la hizo suya y la mueca de placer que se veía en su rostro. Aunque era totalmente casta en ese momento, en la cama se había desinhibido y dejado llevar por sus instintos, aquello le daba muestras de la mujer insaciable en la que podría convertirse. Obviamente estas sólo eran suposiciones, él la dejó antes de poder evidenciar eso, la había alejado y en su mente no se apartaba la idea del próximo imbécil que llegara y se diera cuenta de eso.

Guardó la fotografía junto a todos sus recuerdos de ella -no tenía sentido ahogarse en recuerdos y su vista volvió al tablero miró la foto de su padre junto a un petrolero francés, su próximo objetivo sería acercarse a él y su familia, de alguna manera el estar casado con Victoria le representaba una buena fachada.

Ya había investigado algunas cosas de esa familia, a simple vista la típica y muy normal, la fortuna venía de dos generaciones atrás, así que se consideraba una de las más tradicionales el petróleo era la base de sus negocios, pero tenían inversiones en otras áreas en su mayoría  el ensamblaje de motos, quizás no había nada turbio en ellos, pero el sólo hecho de que su padre fuese tan íntimo con los LeBlanc ya era una alarma para rebuscar por ese lado.

La luz de la mañana se coló por las cortinas y él seguía leyendo sobre cada pista, algo que le diera la posibilidad de enlodar a Patrick padre, pero simplemente había podido escribir una lista de políticos, empresarios y artistas cercanos a su progenitor y para poder acercarse tenía que  volver con su esposa, si algo tenía Victoria era contactos, era amada en casi cualquier medio no como… Marie que por causa de su apellido era repudiada.

Se fue a la cocineta y se hizo una taza de café, se fumó un cigarro y se dirigió al exterior, había sido una noche llena de recuerdos y se debía reafirmar así mismo que Marie Elizabeth era su pasado, tener debilidad en su mundo significaba su destrucción y no estaba dispuesto a eso, primero destruiría a Marie...

Una hora después caminaba por el mismo sendero en piedra por el que había salido horas antes. En la entrada principal se encontraba el mayordomo.

-Señor-Lo saludo ceremonial y él simplemente hizo un leve gesto y se fue directo a la la habitación.

Las escaleras eran amplias y de un blanco mármol inmaculado, Victoria había estado muy emocionada al buscar cada detalle, según ella mostraba el tipo de hogar que eran, lo que era realmente ridículo.

Abrió la puerta y la vio llorando sobre un costado de la cama, él se detuvo y la observó en silencio, llegar a semejante drama era realmente agobiante, esperó  hasta que ella se percató de su presencia. La vio levantarse con uno de sus libros y una foto en su mano se la tendió finalmente y él la detalló, se trataba de Marie dormida, abrazaba una almohada y uno de sus redondeados senos sobresalía a un costado, se podía detallar su rosaseo pezón y parte de su espalda.

Le había tomado esa foto en una de las ocasiones que había estado con ella, habían sido tan pocas que lo único que pensaba en ese momento es que era una lástima. Era un maldito por fotografiarla desnuda sin su consentimiento y más aún conservar esa foto en lo que era su hogar, pero en vez de sentirse culpable sintió rabia de que ella revisara sus cosas y que la viera profanando sus recuerdos.

-¿Qué haces revisando mis cosas?-Sonó más hosco de lo que pretendía.

-Thomas ¿Cuándo podrás mirarme a mí?-Sollozó y él la observó en silencio arrebatándole la foto.

Sin decirle nada más se fue al cuarto de baño a darse una ducha rápida y salió en busca de ropa, no estaba para dramas, ni explicaciones, a veces ese juego del matrimonio ideal lo hartaba, estaba poniéndose la camisa negra cuando unas delgadas manos lo rodearon, Victoria lo abrazaba fuerte y él evitó suspirar ante eso.

-Thomas. -La voz de Victoria emergió esta vez jovial- Mi amor, ya Nick te espera en la barbería, llamó a confirmar la cita esta mañana, es momento que te quites, este look aburrido.

Thomas se giró y le hizo alzar su cabeza, ella le sonrió como si no hubiese ocurrido nada, parecía otra mujer, una que se reprimía y dejaba los fantasmas afuera acarició sus labios hasta que ella volvió abalanzarse y se apretó a él.

-Te casaste conmigo. -Lo expresó como una afirmación para ella misma más que para él mismo. Thomas quedó en silencio, porque no podía decirle algo sin terminar lastimándola, porque en su plan muchas personas serían daños colaterales.

Él se retiró para ponerse su chaqueta y salió de la habitación después de acariciar su mejilla, eso era lo que ella podría tener de él y esperaba que en algún momento tuviese la sensatez de dejarlo.


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