La Heredera CAPÍTULO 7: Primera Vez

 



Vancouver, Verano de 200
8


Nuevamente estaba enfrente de las puertas del gran colegio, esperando a que ella saliera ya era algo habitual, come as you are de Nirvana se escuchaba en el estéreo, miró su reloj y se bajó a encontrarla. Pronto la pudo divisar a lo lejos, venía con su largo y pesado cabello suelto, ella se quitaba los pocos hilos que tenía en su cara luchando con este.

Traía un vestido holgado de Saint Laurent, era algo raro porque tenía esos pensamientos tan simples y ahí estaba con su ropa de marca, un anillo en zafiro naranja y la diminuta cadena de oro que se podía ver en su cuello, su postura y caminar denotaban que había recibido una educación estricta, incluso algunos de sus modales cuando no era informal, se comportaba como una señorita rica que renegaba de su origen.

Thomas negó con su cabeza hasta que pudo sentir el aroma a fresas que la caracterizaba, esta vez no saltó sobre él, traía una sonrisa tímida y movía su anillo de forma nerviosa, Marie lo miró y le sonrió, su móvil sonó y ella tomó el bolso vintage color café que traía a su espalda y sacó el teléfono lo miró unos instantes y contestó con una sonrisa.

-Re-le habló su pequeño hermano del otro lado.

-¡Mon pousin!

-La nana esta ca, papa y  lala, ti  amo, Re

Marie sonrió sabía que era la nana que le ayudaba a marcar y aun así no lograba articular bien palabras, recordó la última vez que lo vio, lo habían llevado hasta Toronto y había sido solo por una semana habían comido, dormido y hasta se habían bañado juntos, verlo a él era reconfortante en medio de todo, miró a Thomas y sonrió era verdad tambien lo tenia a él, sus ojos se aguaron un poco de repente.

-Cha, Re -Muack escuchó un beso del otro lado. -Marie le tiró un beso y guardó el móvil, suspiró lo quería tanto.

-¿Tu hermano pequeño?-Thomas la sacó de sus pensamientos y ella asintió sonriendo.

Sus ojos azules lo miraron con curiosidad y le tomó  una sus manos, sus delgados dedos tomaron uno de sus anillos y comenzó a girarlo en su dedo era habitual que hiciera eso, él soltó su mano y rodeó su cintura, al inicio eso la hacía tensar ahora simplemente se acercaba y recibía su abrazo, ella abrió la puerta de la camioneta y se acomodó como solía hacerlo con sus piernas, mientras Thomas se acomodaba el cinturón de seguridad, en su lugar.

-¿Cómo lograste que me dejaran salir un fin de semana entero? -Marie preguntó y lo miró curiosa.

Él volvió a zafarse el cinturón y se acercó y la besó, sintió sus labios suaves, introdujo su lengua y encontró la de ella, mientras acariciaba su rostro, metió sus dedos en su densa cabellera, sintiéndola suspirar, era una pequeña criatura ávida de amor. Luego se separó lentamente.

-Es un secreto -Sentenció y ella estiró su boca ante la respuesta.

Realmente quería saber, no entendía porque era algo muy inusual, luego Marie abrió su bolso y comenzó a hurgar en él, se sentía ansiosa por lo que haría a continuación y guardó silencio de repente. Thomas se giró y la miró ante su mutismo, no era normal que estuviera tan callada, de hecho una vez habían estrechado sus lados ellas era más suelta 

-¿Qué sucede?-Preguntó volviendo su vista a la carretera.

Marie lo miró con sus mejillas rojas de repente sacó una tira de condones de su maletín, Thomas freno en el semáforo en rojo y la miró con su boca abierta y sus ceño fruncido.

-Según leí es el método más eficaz para prevenir un embarazo y enfermedades sexuales, son condones -Thomas no pudo evitar reír ante su inocente comentario.

-Los conozco.

-¿Has utilizado condones?

-Si - dijo algo incómodo por la pregunta.

Ella se cayó de repente mientras su corazón se aceleraba, era verdad sabía que la novata en ese asunto era ella, sintió vergüenza por tratar el tema a la ligera, pero ya lo había puesto sobre la mesa.

-Yo creo que.. quiero estar contigo.-Lo dijo por fin y tragó saliva.

Sabía qué era un paso importante, no solo podía concebir sino que tenía que pensar en las enfermedades de las que tendría que cuidarse, debía ser responsable con su cuerpo. Su parte baja se humedeció excitada, esa sensación que había experimentado por semanas. Thomas contuvo una risa y estiró su mano tomando los condones.

-¿Crees que necesitas todos estos?

-No lo sé -ella lo miró pensativa - Se utiliza uno a la vez ¿no? -Sin esperar a que el dijera algo se respondió -Supongo que no los necesito todos. -Thomas no paraba de reír mientras ella lo miraba confundida, se veía tan bien riendo.

-Eres algo atrevida.-Dijo con su voz gruesa y masculina.

-Esto también es coqueteo- Le respondió y él la miró con una sonrisa, era más que coqueteo- La vida no está hecha para segundas oportunidades -Dijo sonando mucho mayor de lo que era - Mi madre asi me lo decia, que tomara lo que quería y que me diera la oportunidad de elegir.

-¿Estás lista para esto?

-Después de pensarlo mucho, creo que es lo que quiero, cuando me besas, mi cuerpo fisiológicamente se prepara para estar contigo, lo quiere decir que me gustas mucho, tanto como para dejar que me toques-Hizo una pausa y le miró mientras conducía con su cara roja de la vergüenza - Y ahora mismo decir todo esto me cuesta mucho y no sabes cuantas veces pensé en cómo decirlo. Pero si quiero, si por el contrario no te parece lo entenderé, pero quiero que sepas mis intenciones.

-Calmate un poco, solo nunca había recibido una proposición de ese tipo

Una de sus piernas tembló levemente, sabía que en aquel momento estaba siendo demasiada obvia, pero no sabía otra forma como decirle todo aquello, se llenó de valor y con su voz un poco temblorosa le habló

-Eres apuesto, ¿como nunca te habían dicho algo así? -Moviendo su anillo ahora de forma frenética.

-Bueno, no como me lo acabas de decir, por lo general las mujeres son tímidas y no hablan de estas cosas, solo aceptan la proposición de su hombre o simplemente se dan.

-También puede suceder, pero ese sólo aceptan no lo creo, también pueden proponer ¿no lo crees?

-Claro -Se sonrió para sí mirando de frente el aeropuerto - ¿Trajiste tu pasaporte y tu permiso?

Ella asintió, el parqueó el auto Marie se puso los zapatos, se acomodó su bolso, salió de la camioneta y se estiró. Thomas la miraba en silencio, era tan directa con sus sentimientos y eso era algo que definitivamente le gustaba.

-Que tierno el vestido que llevas - Se escuchó la voz de Crystal - Pero Roux, es verano ¿no crees que el azul turquí es muy lúgubre para tu adorable rostro? -Marie alzo su mirada y la vio, miró luego miró a Thomas.

-¿Qué hace aquí ella? -Le preguntó - No me cae bien.

-Tu tampoco me caes bien -Interrumpió Crystal.

-Yo te dirijo la palabra por Thomas-Dijo Marie en un tono pelión

-Y yo te molesto por el tonto.

-Además no me digas Roux -Dijo disgustada al recordar que asi le decia su padre.

-Yo te digo cómo se me pega la gana -Se acercó a ella y tocó su rostro - Tienes un rostro muy bonito, pero eres espinosa. -Marie se retiró y Thomas le tomó la mano.

-Vamos

-Si, vamos cariño -Dijo Crystal por detrás dirigiéndose a Marie.

Marie la miro.

-Ahora que estamos claras no tenemos por que dirigirnos la palabra.

-A mi no me mandonees -la miro Crystal con su rostro divertido sacando un paquete de gomas de su bolsillo.

Marie se quedo mirando fijamente el paquete de gomas se soltó del agarre de Thomas y se hizo a un costado de Crystal con su mano extendida.

-Dame.-Crystal la miró extrañada hacia pocos minutos le había dicho que no le hablara.

-Que atrevida eres

-Lo soy cuando algo me gusta. -Crystal sonrió ampliamente.

-¿Te refieres a mi?

-No, la gomas -Dijo ella con sus ojos abiertos sin ocultar sus ganas por el paquete.

Crystal la miro detenidamente quería ser cruel y negárselas, pero miraba el paquete con tantas ansias que no se pudo resistir y se las dio.

-Eres muy consentida - Dijo despectiva sin mirarla.

Marie tomó el paquete y se metió una goma a su boca haciendo un sonido de placer, cerró sus ojos y las saboreó detenidamente, se metió otra y volvió hacer la misma expresión mientras Thomas la miraba en silencio. Crystal la miró de soslayo con una leve sonrisa.

-Te gustan inocentes y tiernas - le susurro Crystal a Thomas en su oído.Luego se giró a Marie y tocó sus mejillas, cuando queria podia ser linda, de resto parecía una maldita bruja, ella se soltó de su agarre, no le gustaba esa chica, había algo que le fastidiaba.-En ocasiones eres dulce -Marie la obvio y miró a Thomas.

-¿A dónde vamos?

-Riviera Maya. - Thomas le guiñó un ojo en un gesto que a ella le pareció sexy, era tan apuesto - Estuviste ahí antes ¿no es así? -Ella asintió, emocionada, era un lugar bello, aunque para ella las playas lo eran, lo bosques, es decir todo lo que eran paisajes amaba estar en exterior.

Thomas acarició su mejilla, le gustaba verla sonreír, pero esa breve intimidad no duró mucho porque Aiden llegó con una pinta caribeña y un sombrero, diciendoles que ya tenía los boletos Thomas asintió y miró a Marie, quien buscaba su pasaporte, lo sacó junto a su tarjeta de crédito y su permiso firmado. 

Después de conseguir los tiquetes y cumplir los requisitos necesarios, emprendieron el viaje de casi 10 horas, Marie dormía al lado de Thomas, él la miraba en silencio, aunque estaba decidida en estar con él sabía que ella aún era una niña asustadiza y no sabía como terminaría todo aquello sobre todo por sus intereses sexuales.

….Ver a Marie feliz mirando todo y preguntando era agradable, las chicas con las que había salido tenían otro tipo de preocupaciones, era relajante y sentía que había sido una buena elección estar ahí con ella, había sido un día agotador y en ese momento Thomas caminaba con Marie en su espalda, sus pequeños y descalzos pies se bamboleaban en el aire mientras con sus brazos rodeaban su cuello.

-¿Entonces Rick se enamora de ella? No entiendo. -Marie le preguntaba por uno de sus personajes de su libro de suspenso.

-No Marie, Rick no es un hombre que se enamore, sólo la utiliza.-Marie acaricio su cabello y recostó su cabeza en el hombro de él, pero no dijo nada más, Thomas bajó su mirada y notó que su rodilla estaba lacerada.- ¿En dónde te hiciste daño?

-¿Umm?-Respondió pensativa.

-Tu rodilla, está lastimada.

-No me había dado cuenta-Respondió ella moviendo su pierna.

-Marie, ¿cómo no podrías darte cuenta? Debió doler, se ve feo.

-No, Tom no duele-Lo apretó y se sonrió- A veces pasa.

Thomas se giró levemente pero no le dijo nada, a veces le preocupaba la contextura delicada de ella, no le gustaba pensar que su cuerpo tuviera problemas serios. Marie se deshizo de su agarre y se tiró a la arena.

-Me encanta el mar- la voz delgada de Marie se escuchó, cambió de tema y su ánimo, Thomas la miró con detenimiento, había llegado con preservativos a decirle que se acostaría con él, pero ahora no parecía pensar mucho en eso.- ¿Sabes?-Lo miró con picardía, sus grandes ojos azules se entornaron y Thomas sonrió levemente y con una de sus manos lo hizo sentar en la arena y ella se paró en frente de él.

Comenzó a mover sus caderas al ritmo de la música que se escuchaba a lo lejos.

-Científicamente relacionan la habilidad del baile con la atracción sexual, hombres con mayor simetría de movimientos, determinaran mayor calidad subyacente para ser un compañero potencial.-Marie dio un giro de forma hábil, realmente no sabía que podía bailar de esa manera-Ahora Tom, baila para mí-Lo miró con sus ojos encendidos y con una invitación en sus movimientos, eran sexis, tímidos y a la vez inocentes ¿cómo lograba crear ese efecto? No lo sabía. Marie intentó hacer un movimiento sexy subiendo un poco más su falda, y Thomas rió, al parecer su pobre intento de ser una mujer fatal había fracasado.

-No Marie no soy de bailes-Respondió Thomas tajante y la tiró de una de sus manos atrayéndola hacia él.

Metió sus manos por debajo de su suéter y acaricio su piel tersa, subió hacia sus pechos y rió con soltura cuando percibió que no tenía sostén, masajeó sus pezones por primera vez desde que la conoció y el cuerpo de ella se retorció, con fuerza lo empujó haciéndolo recostar en la arena. Marie lo besó, al parecer decidir de forma clara lo que quería había ayudado, su cuerpo ya no se sentía incómodo por sus caricias y le gustaba pensar que ahora confiaba lo suficiente en él.

Las risas de personas se escucharon y Marie se separó levemente de él con sus mejillas encendida, aun le faltaba mucho para que se soltara, ella era arcilla moldeable, Thomas lo sabía sin embargo quería darse su tiempo, iría muy despacio con ella no tenía prisas.

Él se levantó y lo tomó de la mano, la llevó directamente al chalet que tenían cerca a la playa, cuando llegaron a la habitación la besó mientras se deshacía de sus prendas, se quedó sorprendido cuando sus pechos quedaron al aire, eran grandes y sus pezones tenían un delicado color rosa, sus amplios suéter no dejaba verlos. Se sonrió con malicia y llevó sus dedos por su vientre hasta llegar muy cerca a sus labios vaginales, el cuerpo de ella se movió instintivamente, estaba húmeda, presionó un poco su monte y Marie sintió unas ganas terribles de orinar, ¿porque le sucedía eso en ese preciso momento? Aguantaría un poco más.

Thomas la miró con un tinte de lujuria y perversión, tenía algo en mente y sabía que para ser su primera vez no sería bueno, aun así quería ver su reacción, la sentía como un asustado conejillo de indias y él un retorcido investigador.

Estiró sus dedos corazón y anular y comenzó a masajear su rosada vagina era muy estrecha, pero estaba muy mojada y eso facilitaba las cosas, la miró a los ojos y vio su rostro contraído, estiró sus manos y masajeó sus pechos acariciando la punta erecta de su pezón. Se aventuró a meter más sus largos dedos hasta sentir una zona que se sentía estriada, su punto g, en cuanto lo tocó el rostro de ella intensificó su mueca.

Marie sentía como sus ganas de orinar se acrecentaban y a la vez tenía una sensación extraña, había leído sobre orgasmos, pero no sabía si era lo que sentía en ese momento, sintió miedo al pensar que no podría llegar al clímax, aunque realmente le daba miedo no poder satisfacer a un hombre como Thomas.

Él la miraba la sentía retorcerse y a la vez podía ver una expresión de angustia, acarició su delicado cuerpo mientras intentaba relajarla, aunque lo que le hacía sabía que era totalmente nuevo para ella, no creía siquiera que se hubiese llegado a masturbar, movía sus dedos viendo como el flujo había aumentado, ella estaba a punto podía notarse en sus movimientos, era un orgasmo intenso según había escuchado de sus otras parejas, aunque claro ellas ya habían tenido experiencias previas y podían compararlo con este tipo de placer y Marie era totalmente novata y eso le daba un toque extra de malicia, sonrió un tanto perverso quizá no sería un primer orgasmo normal y quería ver su reacción.

Marie comenzó a sentir el malestar en su vejiga y a la vez un placer extraño, los movimientos de los dedos de Thomas la hacían moverse, quería pedirle que se detuviera, pero de forma obediente lo dejaba hacer lo que quería, su curiosidad por saber que haría era más grande; lentamente un explosión comenzó a emerger de su parte baja y los miedos se esfumaron por un instante hasta que... Hasta que sintió que se estaba orinando, el líquido tibio mojó sus piernas e hizo que abriera sus ojos con pánico finalmente se había orinado después de aguantar durante un buen rato, sin dejar que el terminara lo que hacía e incorporó asustada, incluso sus pies temblaban.

Se sentía fuera de lugar, no se había imaginado nada en particular sobre esa noche, pero definitivamente nada que tuviera que ver con orinar o defecar estaba en sus planes, se levantó sintiendo como el líquido recorría su entrepierna y se sintió totalmente humillada, mientras el rostro de Tom permanecía impasible, tomó su rostro con ambas manos mientras ella hacía un puchero.

-Lo hice fatal, lo siento-Se disculpó nerviosa.

-No, has estado perfecta-Respondió él mirándola fijamente, Marie le sostuvo la mirada ¿cómo podía mentir tan bien? Era obvio que todo había salido como la mierda, ella no le dijo nada más y caminó a prisa hacia el váter y cerró la puerta tras de sí, mientras Thomas seguía cada uno de sus movimientos, las cosas no habían salido como esperaba, debía pasar algo de tiempo para que ella se abriera a nuevas experiencias, por el momento debería ser a lo tradicional.

No demoró mucho y la vio salir del baño totalmente desnuda y esta vez su mirada cambió, la deseaba y eso no era nuevo, aunque ya para ese momento decidió no explorar nuevas cosas, simplemente dejarse llevar por la lujuria, acarició y besó cada parte de su cuerpo, su piel era suave y tersa, incluso cuando ella le dijo que no le dolía, no pudo evitar moverse un poco rudo, y verla apretar sus labios era algo adictivo.

También era la primera vez que estaba con una virgen y se sentía muy bien, con ella se sentía diferente, Marie era suya y eso nadie se lo podría quitar, finalmente llegaron al clímax y la expresión de ella ya no era de pánico, se veía un poco más calma, aún así le dijo de manera honesta como se había sentido al inicio y eso lo hizo sentir mal, se suponía que le daría placer, pero al contrario la había incomodado.

Él le dijo que iría a otra habitación del chalet y ella se quedó leyendo, Thomas tenía mucha curiosidad sobre la última carta que le había llegado, aún estando en una escapada de fin de semana no dejaba de pensar en esa relación extraña que sostenía con un asesino, era como descubrir cosas nuevas, cosas que a veces no saciaba su curiosidad de escritor, quería más y más.

Seattle, veraño 2008

“Curiosity  kills a cat”    

Thomas  sonrió ante la respuesta tan escueta, guardó la carta y buscó un cigarrillo, se concentró en la playa, era algo confuso para estar en el pasillo de la muerte, Black -como se había decidido a llamarlo- era un personaje intrigante, sobre todo porque era demasiado abierto en algunas cosas y en otras se cerraba. Había creído que al estar al final de sus días quería dejar su legado, pero… ¿Por qué? ¿Por qué actuaba de esa manera?

Meneo su cigarrillo en la baranda para quitar el exceso, totalmente pensativo hasta que sintió que lo abrazaban por detrás, se sonrió y se giró para verla de frente, le dio un beso en su cabello, le acarició sus labios y parte de esos pensamientos se esfumaron, quizás Black por el momento podría salir de su lista de prioridades.


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