La Heredera CAPÍTULO 3: Primer beso

 

Thomas vio a caminar a Marie por su apartamento, tenía una pequeña falda de uniforme y se había quitado la chaqueta, ya completaban un mes de verse y podía decir que no era nada fácil, daban un paso retrocedía dos, a veces no podía evitar tocar su cabello o su cara y era en esos momentos en los que ella se cerraba.

Al menos ya entraba en su casa y veía todo curiosa, le gustaba eso, también lo inocente que podía llegar a ser, era una chica de otro planeta y quizás una de esas rarezas era lo que deseaba en su vida, así que sin poderlo evitar se acercó a ella por detrás y tocó su espalda, inmediatamente se quedó estática, bajó su boca hasta su oreja.

-Ya pedí algo para comer. -Le susurró y de inmediato se giró como olvidando el contacto.

-Tengo hambre. -Thomas asintió sonriendo y en ese momento le fue inevitable acercarse y besarla, sus labios eran rojos, tan apetecibles que finalmente los devoró con ansias, aunque los labios de ella estaban estáticos y había comenzado a temblar.

Thomas se separó algo preocupado, no entendía qué era lo que sucedía con ella y sentía que era impaciente, se retiró y acarició su mejilla y ella lo miró con su respiración acelerada con ganas de llorar, la vio hacer un puchero y se sintió como la mierda, a sus 21 años había sido un tanto recorrido, no se consideraba un mujeriego empedernido, pero sí había logrado tener varias compañeras sexuales.

Suspiró y la llevó a sofá y la sentó, quizás ella se iría y con razón él no perdía oportunidad para estarla tocando, le acarició su espeso cabello negro, era exageradamente largo, no era particularmente de su agrado, pero según había podido leer, le ayudaba a darle algo de calor, habían muchas cosas que entendía de ella, las podía leer era como un libro abierto y aun así había otras oscuras y misteriosas que aún él no era capaz de discernir.

-¿Eso también era coqueteo? -Le preguntó ella de repente y él se sonrió y asintió.

-Me gustas mucho y cuando alguien te gusta deseas besarlo y tocarlo. 

Marie lo observó en silencio, tenía sentido lo que decía, pero aun así sentirse tocada era algo que le generaba mucha angustia, su garganta se sentía atorada y a la vez sentia asco de sí misma, odiaba sentirse así, porque Thomas le causaba mucho impacto, al parecer era gusto como decía él, pero se sentía tan impotente al respecto que pronto sintió vergüenza.

-¿Todas las chicas con las que has salido les ha pasado igual?- Thomas negó y ella suspiró al parecer no era normal sentir tanto miedo y rechazo por un beso.-Lo siento.

Thomas no alcanzó a contestar porque la puerta sonó, debía de ser el domicilio, no era muy bueno cocinando, solo sabía hacer una receta que su madre le había enseñado, pero hacía mucho no lo intentaba, le acarició su mejilla y le dijo que iría abrir, al hacerlo frunció el ceño cuando vio a Aiden lo que podría llamarse su mejor amigo, habían compartido muchas experiencias juntos algo alocadas, pero en ese instante estaban en una fase más tranquila, tenía en sus manos las bolsas del domicilio y sus brazos abiertos.

-Tenías una fiesta privada y no me invitaste. -Thomas le arrebató las bolsas.

-Gracias por invitar a la cena, ahora vete. -Aiden se asomó y divisó una pequeña figura en la sala.

-Una nueva conquista, que linda dejame verla, pero te pueden acusar de pedofilia. -Thomas soltó el aire.

-No es una niña. -Era más bien una adolescente y quizás podría tener problemas. -Vete, tengo asuntos importantes que atender. -Aiden alzó sus manos vencido.

-Ok, hablamos después. -Le dijo con un gesto en su mano, al menos tenía sentido común.

Cerró la puerta y volvió al sillón en donde estaba Marie y ella lo miró un poco más calma, ya no temblaba y de hecho sonreía, ella cambiaba de humor fácilmente, se decía a sí mismo que tendría paciencia aunque ni entendía el por qué, esa chica lo hacía sentir diferente y le gustaba lo que eran juntos.

-¿Tienes hambre? -Marie asintió contenta, tenía mucha hambre y olía a carne, especias y eso definitivamente le gustaba.

-Mucha, mucha. -Le respondió estirando su boca y Thomas quiso volver a besarla, pero al parecer eso tendría que esperar, así que simplemente puso todo en la mesa de centro y la vio arrastrarse hasta ahí con sus ojos llenos de expectación.

Ambos comieron animados, ya no había tensión, quizás para la próxima vez que desee tocarla debería intentar con comida primero, al parecer era lo único que la animaba y la hacía bajar sus defensas, estiró su mano y acarició su cabello y no se dio por enterada, estaba concentrada en el cordero que comía.

Se sonrió para sí cuando el teléfono fijo sonó, no deseaba contestar, sabía de quién se trataba y a donde lo estaba invitando, Marie lo miró fijamente y él sonrió y fue a contestar, era mejor a que siguiera llamando una y otra vez.

-Diga -Respondió plano.

-Thomy, hoy en el club hay un evento tu padre y mi padre estarán, quieren vernos juntos.

-Victoria no puedo, estoy ocupado.

-Thom, por favor no creo que haya algo más importante que el club.

-Lo siento… -Fue lo único que dijo y colgó sin esperar la réplica.

Thomas volvió y Marie lo miraba fijamente, sabía que le diría algo a continuación cuando tenía esa mirada algo rondaba por su cabeza y esperaba lo sacara pronto, porque odiaba el dramatismo y no deseaba comenzar con eso.

-¿Era tu novia? -Marie le preguntó directamente.

-¿Te molesta? -Marie negó y eso lo sorprendió.

-He leído que la promiscuidad es algo natural, es más difícil no serlo. -Dijo mientras se metía un bocado de carne a la boca y Thomas se rió con ganas, esa chica tenía una forma de decir las cosas que de verdad lo dejaban sorprendido.

-No, no es mi novia tuve… Algo pasajero, pero que ahora mismo no me interesa continuar, no sé más adelante. -Marie lo miró y le sonrió.

-Me gusta que puedas ser abierto al respecto, mi madre me decía que si no estoy segura de algo jamás me cierre a la posibilidad, es más inteligente. -Thomas se acercó y volvió a acariciarla, quizás ella sí tenía lo que necesitaba.

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