LA HEREDERA 2 CAPÍTULO 3: ¿Feliz Cumpleaños?





Londres junio de 2015

Las puertas de la mansión Tilman se abrieron y Marie recordó la última vez que había estado en ese lugar, apretó sus labios algo triste, había insistido con ese beso a la fuerza con miss Bracho, incluso él había terminado enojándose. Marie había estado cansona, en parte por eso había querido irse temprano sentía que no se calmaría fácil y así fue, solo William enojado y una hemorragia, había cambiado drásticamente su humor.

Sin embargo no todo ese día había sido malo, William había hecho la mejor propuesta para Marie: irse de viaje, los dos con otros nombres lejos de todo eso, por un momento ella no podía creer lo que le proponía, una vez lo asimiló fue simplemente feliz.

Marie había llegado discutiendo y él con otros planes eso la hizo sentir peor aún si eso era posible, así que ese día después de ver a Pauline una visita ciertamente incómoda, se fueron a la habitación de él e intentó compensar su actitud anterior y más al ver la expresión de congoja de él, no le dijo que era lo que lo preocupaba, Marie creyó que se trataba de Matthew pues también ese día se dió cuenta que el andaba distanciado de William.

Sus pasos se escuchaban en el camino de piedra y ella estaba cada vez más contenta, lo compensaría y más que ese día él estaba cumpliendo años y después de lo mal que lo había tratado quería darle algo especial que esperaba que disfrutara. Le había tocado pedir permisos para poder salir de París, las investigaciones en contra de ella iban en aumento y aunque solo le dieron un día, sentía que sería suficiente, no quería ganarse una reprimenda otra vez.

Marie tocó la puerta suavemente y una de las mucamas abrió, la miró con su ceño fruncido, ¿estaría molesta de que ella estuviera ahí? Sin decirle nada la condujo hasta el salón de invitados, la escena que se gestaba ahí era de otro mundo, un William totalmente descolocado, golpeaba a un hombre que al mirarlo con detenimiento se parecía a Heinz Hammer. No entendía qué estaba sucediendo, pero debía hacer algo, si bien ese hombre le valía una mierda, no podía permitir que William se convirtiera en un asesino.

Sin pensarlo demasiado dejó su bolsa de lado y se le tiró a William por la espalda, pero su esfuerzo fue inútil, forcejeó y finalmente ella cayó al piso sintiendo un crujido en su brazo con la férula.

Sin importarle nada más volvió a rodear el cuerpo de William con sus brazos, lo llamó desesperada de manera infructuosa, sintió un codazo en su pecho que la dejó sin aire, William tenía mucha fuerza, ella no podía contenerlo y él solo seguía golpeando aquel hombre, aunque estaba inconsciente y su rostro estaba desfigurado.

Esta vez comenzó a darle puños en su espalda y luego lo mordió duro en su cuello, gritando su nombre y que se detuviera, él pareció volver a la realidad por un instante y se levantó ocasionando que con la fuerza de su gran cuerpo la lanzara al piso nuevamente como si fuese una muñeca de trapo, lo miró aterrada, tenía sangre en sus manos, su ropa estaba hecha un desastre, ni siquiera la miró si no qué salió disparado de la sala.

Estuvo unos instantes en el piso y se tocó su pecho no dolía como de costumbre, pero podía advertir que se había hecho daño. Miro a Heinz que a duras penas respiraba, llamó a una de las mucamas, debían hacer algo con ese hombre, localizar a un médico, pero uno que fuese discreto.

Se movió nerviosa sin saber qué hacer, no podía dejar a Heinz ahí, pero sentía que se estaba metiendo en asuntos que no le correspondían, se acercó a él y lo tocó con su pie y él se revolvió estaba medio consciente, pero no podía conducir ni irse por sus medios.

Recordó que Aiden tenía muchos contactos de ese tipo, él se movía en esa delgada línea de la ilegalidad como buen director de una compañía de seguridad virtual, quizás podría ayudarla.

Cuando pudo contactarlo, lo cual no había sido fácil, nuevamente estaban las preguntas incómodas que solía hacerle, pero que afortunadamente él entendió no debía hacer y él finalmente le explicó lo que debía hacer a continuación.

Le recomendó que no tocara a ese hombre, era peligroso sin los instrumentos necesarios, solo debía estar una distancia prudencial hablarle y asegurarse que estaba vivo o consciente y por último esperar a que llegaran los refuerzos.

De forma obediente lo hizo, esperó y luego de quince minutos largos llegaron los paramédicos, no fueron en ambulancias, no sería bien visto que a la casa de William entraran, así que en medio de un silencio incomodo los hombres hicieron su trabajo llevándose a Heinz Hammer quien después de recuperar levemente la consciencia había vuelto a perderla.

No entendía que había hecho ese hombre para molestar tanto a William, ella por experiencia sabía que Heinz era un hombre agobiante, pero no para llegar a esos extremos, apretó sus labios y miró hacia las escaleras afortunadamente Pauline no había bajado.

Mientras salía de ese lugar solo podía sentirse preocupada por William, no sabía para donde se había ido en ese estado, si no había logrado matar a Heinz le daba miedo que lo hiciera con otra persona.

Suspiró angustiada y esta vez se dirigió al aeropuerto no eran ni medio día, pero quedarse en la casa de él le parecía infructuoso, había decidido dejar de usar el jeep del grupo, ya no era tan sencillo viajar como en otras épocas, pero después de dos horas de espera arribo a París, se sentía cansada y confusa.

Marie llegó a la suite, la cual era de las pocas cosas que aun usaba de su vida como la heredera del grupo Keller, no le apetecía mucho está en otro lugar, después de salir del hospital en Londres y llegar París su prima y su tía habían llegado con el fin de cuidarla, pero para ella era realmente difícil ver el rostro de su madre en alguien más así que de forma deliberada la ignoraba, situación que la enfrentaba con Cathie mucho.

No estaba acostumbrada a una vida familiar, había estado sola la mayor parte de su vida, incluso el tiempo que vivió con su madre, habían sido solo ellas dos sin mayor movimiento de personas, así que todo eso la tenía agobiada: Cathie diciéndole que hacer todo el día, su hermano y su algarabía y su tía Louise rondando de vez en cuando el lugar, aunque no le decía mayor cosa.

En esa ocasión para ir a ver a William había dejado a Phillipe con Cathie, esperaba que no estuvieran vueltos un caos, suficiente con lo que acababa de pasar, quería calma, aunque el dolor y no dolor era una constante, habían aparecido unas migrañas que por días no la dejaban ni levantar, era extraño por su alta tolerancia al dolor y los médicos no habían logrado decirle a que se debían, además de qué aún quedaba con las secuelas del atentado, a los médicos les preocupaba que sus niveles de hemoglobina no querían mejorar y ya le habían dado un ultimátum o si no podría caer en un cuadro de anemia.

Abrió la puerta de su suite, pronto la abandonaría también, dejaría ese lugar lleno de opulencia manchado con sangre de gente inocente, sentía náuseas por ser una Keller y lo qué esos hombres querían que hiciera, aunque en esas semanas no habían vuelto a contactarla.

No se veía nadie alrededor y eso la asustó.

-Phillipe, ¿en dónde estás? -Comenzó a llamarlo, pero él no le contestó-Contesta, Phillipe.

Marie comenzó a buscarlo por todo el lugar, ni la sala ni el comedor, ni los baños, ¿en dónde se había metido ese niño? Se preguntó ella angustiada. Abrió la puerta de su closet, pero de la nada salió de este asustándola.

-Hermana me asustaste. -Phillipe habló mirando sus pies, totalmente nervioso.

-No, técnicamente lo hiciste tú conmigo ¿Qué haces en mi closet?

-Sólo buscaba algo.

-Phillipe, por favor deja de hurgar en mis cosas, que yo sepa no tengo nada tuyo. -Lo regañó y abrió la puerta, pero él la detuvo.

- ¿A dónde vas? -Preguntó Phillipe nervioso.

- ¿No es evidente? A cambiarme, apesto y quiero ponerme cómoda.

-¿Por qué no te das un baño y yo busco tu cambio de ropa?

-¿Phillipe qué te he dicho de esa manía de controlarme? -El niño sonrió.

-Te ves cansada.

-No te preocupes, puedo buscar mis propias prendas -Lo quitó y entró al closet que, exceptuando por una hilera llena de vestidos de gala, estaba casi vacío.

Sacó un viejo vestido holgado y unas bragas, tiró su ropa sucia al cesto y se puso un albornoz, se giró ahí estaba su hermano, aunque estaba de espaldas a ella, frunció el ceño, no entendía qué quería y por qué se había quedado a verla cambiar.

- ¿Qué sucede? ¿Ahora te gusta quedarte mientras me cambio? -El niño la miró ruborizado.

-Ehh, no, este...-Tartamudeó y Marie negó con su cabeza.

-Mira mi closet todo tuyo, pruébate lo que desees -Habló algo molesta y salió hacia la habitación y tiró la ropa de cambio en la cama.

Ella se fue hacia el cuarto de baño cuando sintió una mano en su hombro, era su prima que se acercaba a ella jovial, Marie se tensó un poco, el contacto no era algo que le gustara mucho y ella pudo advertirlo porque la soltó de inmediato.

-Te demoraste, ¿qué tal te fue con tu novio? No te demoraste creí que se quedarían toda el día y la noche, ya sabes... -Hizo un gesto que daba a entender que fornicarían.

Ella no le contesto, no le gustaba contar sus cosas con William y menos a una mujer como Cathie.

-Sólo así resultó. Cathie William también tiene una vida -Dijo escueta.

-Por eso te he dicho que te vengas con nosotras a los Ángeles. No me gusta ese hombre, te trata como su sobra.

-No pienso discutir ese tema contigo y no hables mal de William te lo prohíbo.

-Pero Marie, no sé cómo puedes comerte el cuento qué eres su novia, ese hombre es un...

-Suficiente, no más no lo conoces así que no lo insultes. Lo quiero muchísimo es importante en mi vida y no lo pienso dejarlo. -Se quitó el albornoz, se daría una ducha, lo suficientemente rápida para quitarse los restos de polvo y sangre, ya se había bañado la noche anterior y tener que volverlo hacer era harto.

-Ahh-un gritito por parte de Cathie la alertó y Marie la miró sin comprender que sucedía - Te golpea, ese hombre es un patán, ¿por eso te viniste temprano? -Marie la miró con enojo. -Marie, no seas de esas mujeres ciegas, que se dejan maltratar, mira cómo te dejó -insistió y ella finalmente bajó su cara hacia su cuerpo.

Tenía un gran morado y cuando intentó tocarlo sintió un dolor punzante que no había experimentado antes, recordó que él la golpeó en medio del forcejeo, pero no era como Cathie se estaba imaginando las cosas, William no la había golpeado a propósito, a pesar de ser el triple de grande que ella y podría lastimarla fácilmente nunca se había mostrado brusco.

La sacó de la habitación y se metió en la ducha, enojarse no era bueno se ponía fatal y no quería eso, Cathie entendió el mensaje y no la molesto más, al menos por ese momento, porque cuando salió del baño y comenzó a cambiarse inició nuevamente con el discurso de por qué estaría mejor en los Ángeles, le daba argumentos como que el lugar era cálido y a Marie le gustaba eso, además estaba la playa, ese lugar tenía un sin fin de ventajas, pero no estaría lo más importante para Marie: William.

Así que descartó una a una sus recomendaciones, además de que, aunque no se lo había vuelto a mencionar por los lados, le hablaba de la violencia doméstica y como no debía ser parte de ella. Afortunadamente les dio por llevar el televisor a la habitación y dijeron que verían películas y allí murió el asunto de los Ángeles por un día más.

Marie suspiró ante el nuevo plan, si era sincera sólo veía películas con William porque le gustaba dormir abrazándolo, pero incluso él ya le había dado un ultimátum diciéndole que no le gustaba que se durmiera ni diez minutos transcurridos.

Ellos se entretuvieron, mientras ella hacía el intento de leer, porque lo único que hacía era pensar en William y qué le había ocurrido, estaba totalmente distraída y sólo tomaba el teléfono para marcarle, pero él no le atendió ni una sola vez, dejó su libro y su pobre intento de lectura de lado.

Cuando llegaron las medias tardes que para ella sería como su almuerzo, estaba con mucha hambre. Le pareció curioso que Phillipe estaba más comelón que de costumbre, se había comido dos sándwiches y muchas malteadas de chocolate, cuando renegaba que no le gustaban.

Ella dejó de prestarles atención y se concentró en su libro una vez terminó su comida, realmente no le interesaba lo que ellos hacían, solamente podía pensar en William, lo había vuelto a llamar un par de veces, pero no podía comunicarse, finalmente se levantó del sofá, no soportaba más, se fue a su closet a buscar algo para salir a caminar, no quería quedarse ahí encerrada dándole vueltas a lo mismo. Comenzó a buscar un abrigo cuando sintió un estornudo.

-Achú.

-Salud -Dijo Marie de forma automática.

-Gracias Marie -Respondió una voz delgada y ella se giró buscando a la dueña.

¿Estaba mal o había escuchado la voz de Lousiane? Miró su reloj ya era tarde no podría estar ahí, no cuando su madre había sido tajante y él mismo William, no la querían cerca de ella.

-Lousiane sal de donde estés.

-No estoy acá -Dijo con su nariz tapada.

-Bueno, gracias -Respondió Marie

-De nada -Volvió a hablar Lousiane, pero ella detectó en donde se encontraba y la sorprendió detrás de sus vestidos de cóctel.

Marie quedó estática mientras la niña le sonreía y se le tiró encima y la abrazó.

-No me eches, no tengo donde ir. -Marie la miró con su acostumbrado rostro plano, estaba nerviosa, pero a pesar de todo no la podía echar de ahí.

-No, Lou no te pienso echar, pero me pones es una situación difícil, tus padres deben estar preocupados -Ella negó.

-Por favor -Suplicó.

-Hagamos algo, yo le avisaré a tu madre y ya después le pedimos que te de permiso, pero no la dejes con la incertidumbre -Ella asintió y Marie le sonrió.

Sabía que era probable que esa mujer llegaría a arrancarle cada uno de sus cabellos, pero esta vez no sería condescendiente. Llamó a Sebastien y le explicó la situación le avergonzaba ponerlo en apuros, pero realmente no le apetecía hablar con su hermana, él como de costumbre fue comprensivo y le dijo que en cuanto lograra salir de una urgencia le avisaría.

Se movió incomoda de alguna forma sentía que debía avisarle a William, Lousiane había pasado todo un día escondida en su suite ya era tarde y la señora Hammer debía estar furiosa y si bien la trataba bien había otros momentos en donde para Anna Hammer ella era como el mismísimo demonio.

Le marcó y esperó a que contestara, no lo había hecho en todo el día, no quería verse envuelta en una ridícula situación, ya estaba acusada de estafa, irregularidad de contratos, intento de asesinato para añadirle secuestro de menores de edad.

-Hola Fresa.

-Hola, William -Hizo una pausa no sabía cómo decirle que Lousiane estaba ahí y que muy seguramente crearía otro caos con la señora Hammer -Yo, llamaba por qué... -Soltó el aire-Encontré a Lousiane en mi closet, lo sé, lo sé dijiste que me mantuviera a metros de ellas, pero no soy capaz de sacarla sin más, sé qué le ocurre algo. -William guardó silencio

-Ya voy para allá, no le digas que voy y trátala bien, por favor.

-Umm, no entiendo por qué dices eso, nunca la he tratado mal. -Expresó contrariada.

-Lo sé Fresa, sólo quiero que olvides lo que te dije antes y la hagas sentir a gusto. - le colgó de inmediato

Marie soltó levemente el aire, él le decía que la hiciera sentir a gusto y meses antes que ni se le ocurriera hablarle, se sentía confusa y por un momento pensó si aquello tenía que ver con la golpiza que le había propinado a Heinz.

Caminó a la habitación y la vio entusiasmada al lado de Phillipe armando un rompecabezas 3d Lousiane se levantó y caminó hacia ella y la abrazó.

-Gracias por dejarme quedar, por favor no dejes que me lleven -Marie apretó sus labios, no podía prometer algo así, principalmente por los antecedentes con Anna Hammer.

-Lou, no creo que pueda prometer algo como eso. -Los ojos de la niña se aguaron. -Es mejor no evadir los problemas.

-No quiero volver con ellos -dijo con su voz cortada.

-William. -dijo su nombre y las mejillas de la niña se pusieron rojas y negó con su cabeza.

-No, a él tampoco, no -hizo un puchero y Marie le tomó su carita entre sus manos.

- ¿Quieres comer algo? -Lousiane asintió y le pidió dulces.

Marie le señaló uno de sus cajones con dulces que Lousiane sacó con gusto, luego se acostó en su cama y siguió jugando otro rompecabezas con Phillipe, Marie no se sentía en la capacidad de preguntar lo que le estaba ocurriendo, tan sólo la dejó ser por ese momento. Se sentía confusa al no entender la situación, ahora Lousiane reía y bromeaba con su hermano como si minutos antes no estuviera a punto de llorar, no sabía si solo había sido una treta por parte de ella para convencerla de dejarla quedarse.

Se acordó que William llegaría en cualquier momento, en la mañana después de esa golpiza había quedado lleno de sangre, no sabía que había hecho William en todo el día, pero prefería tenerle un cambio de ropa, si él venia para convencer a Lousiane de que volviera a casa, la niña se asustaría si lo veía así, ella misma se había asustado un poco en ese momento si era sincera.

Afortunadamente, el hotel de manera solicita le trajo un cambio completo de ropa, de la misma que él usaba por fuera de la oficina, ya solo era esperar a que llegara y ver en qué estado estaba.

El teléfono sonó y le anunció que William iba para la habitación, después del atentado no le gustaba que la puerta sonara sin saber quién era, era tonto y quizás con el tiempo eso se esfumaría, pero prefería por el momento las cosas de esa manera.

Se levantó de la cama y notó que Lousiane se fue curiosa tras de ella y se quedó en el umbral de la habitación, mientras ella abría la puerta, sus ojos se expandieron al observar al visitante, él estaba hecho un asco, sangre, sudor, se veía totalmente descompuesto. Se escuchó un grito escandaloso, era Lousiane quien al parecer lo había visto, William intento entrar, pero Marie lo detuvo.

-Creo que mejor te limpias, así no conseguirás nada, estás hecho un asco -Se acercó y lo olió, mientras él le asentía obediente. -Hueles a sangre.

Ella lo tomó de una de sus manos, estaba pegachenta y estaba casi segura que no se la había lavado desde que golpeó a Heinz. Le pidió que se sentara en el váter y ella mojó una toalla y comenzó a limpiarle la cara y sus manos, a veces cuando le veía sus ojos agónicos sentía qué a ella le dolía él, aunque no sabía cuál era la situación, era extraño como si le pasara a ella directamente.

Le quitó su chaleco de lana y comenzó a desabotonar su camisa, muchas veces lo había hecho, claro para tener sexo y del mejor que pudiera tener, pero en ese instante no lo hacía por eso, simplemente él le generaba una ternura, aunque muchos dijeran cosas malas sobre William, ella no lo veía así, en el fondo era un niño indefenso, lo había visto meses atrás cuando lo había visto triste, -el día que quiso bailar para él- esa noche no le dijo por qué estaba así y ella no quiso saber simplemente quiso curar eso doloroso, no ser su terapeuta, ella estaba más jodida que él como para hacerlo, sino simplemente como alguien igual de roto qué entendía qué era estar vacío.

Él se abrazó a ella y la apretó fuerte poniendo su cabeza en su vientre, Marie se sonrió con tristeza y acaricio su cabello rubio y corto, lo quería tanto y eso en el fondo no le gustaba, recordar los días después de perder a su madre le hacían sentir que era mejor no querer, que era mejor soltar, pero con William pasaba el tiempo y más quería aferrarse a él.

Lentamente Marie vio como las blancas toallas comenzaron a quedar carmesí, las tiro a un lado y lo repasó, ya sus manos estaban limpias y su rostro libre de sudor, ahora solo faltaba un cambio de ropa, salió del cuarto de baño había pedido algo para él intuía qué él estaría así, meses de tocar su cuerpo le había ayudado a escoger una talla, se detuvo y pensó unos instantes en su trasero, era realmente bello, negó con su cabeza ella comenzaba a divagar y a pensar en cochinadas.

Volvió y le sonrió le dio un beso en su mejilla y le paso la ropa ayudándosela a poner, como pensó era justa, lo miró nostálgica ¿qué pasaría si en algún momento estuviera lejos de él? No sabía hasta donde seguirían con esa relación, él mismo le había dicho qué la dejaría en algún momento, además no es como si fuesen novios, sólo eran dos personas que se necesitaban, le sonrió cuando él terminó de ponerse la camisa y le sonrió, acicaló un poco su corto cabello

-Gracias encanto- le dio un beso en sus labios.

-Ahora sí, guapo como siempre -Hizo una pausa, recordó que también había pedido algo más, saco una loción y se la rocío -Ahora sí, listo. - Lo abrazó unos instantes, no sabía por qué después de ese incidente había quedado con un halo de tristeza qué no lograba sacar.

Volvió a tomarlo de la mano y esta vez camino donde sabía que estaba Lousiane le pidió que esperara un momento mientras ella entró, sabía que en cuanto lo viera saldría corriendo por cómo había reaccionado anteriormente.

Lousiane estaba escondida nuevamente en sus vestidos de cóctel con su cabeza entre sus piernas, Marie los apartó y se sentó a su lado emulando su posición, estuvo en silencio, ese tipo de situaciones le eran familiares, estuvo en una posición similar hacía más de diez años, podía entender la soledad de esa niña, la impotencia de no entender nada, de qué todos te dijeran cosas solo para confortar, pero qué nada de eso sirviera, sólo fuesen palabras vacías qué lastimaban aún más, en su caso por qué sentía qué nadie en la vida la podría amar como lo hizo su madre y eso era realmente vacío y sin sentido.

- ¿Por qué no tienes nada en tu closet? ¿Tus joyas, tus vestidos dónde están? -Marie sonrió, ahí estaba ella cambiando de tema, aunque si era sincera no entendía por qué tenía tanto miedo de ver a William, él no la regañaría, sólo la instaría a volver a su casa y ya.

Así que estaba ahí evadiendo el tema, Marie se sonrió ella también lo había hecho por años, de hecho, lo seguía haciendo, la figura de su madre la perseguía a donde iba y para no experimentar la amargura tan solo hacía de cuenta como si eso nunca hubiese existido.

Odiaba su deseo de vivir antes de que su madre fuera cenizas, le gustaba la sensación de placer que le daba la arena debajo de sus pies y la adrenalina que sentía cuando se lanzaba al vacío, vivir, en otras palabras, hizo una pausa respiró y la miró, comenzó acariciar su cabello, en 10 años sólo había experimentado dolor y soledad y las veces que había decidido confiar se había quedado decepcionada, pero en ese instante sentía ternura por esa niña de bucles dorados que aunque William le decía que ella mentía al decir que era cariñosa, para una persona como Marie lo era a su manera.

Lousiane se acomodó en su pierna permitiéndole acariciar con más propiedad su cabello.

-No los necesito, quizás me engrandecí un poco, pero finalmente supe qué no puedo cambiar quien soy.

-Pero las cosas brillantes y caras son tan lindas. -Replicó la niña. -Cuando alguien te hace el regalo más grande y bonito es porque me quiere más-Marie movió su cabeza de forma negativa.

-No Lousiane un sabio proverbio dice que las cosas se usan y las personas se quieren, no al contrario, no por qué te den cosas costosas te querrán más o menos.

-Mi madre me daba cosas porque me quería.

-Aún sin dártelas lo hace -Replicó a su vez Marie- ¿Sabes? Afuera hay alguien que muere por verte.

- ¡No! -Gritó volviendo a un estado de histeria que tenía minutos antes- ¡No quiero! -Comenzó a llorar, no quería verlo, tampoco a su madre, sólo quería quedarse en ese closet por siempre.

- ¿No puedes darle la oportunidad? -La miró fijamente, sabía qué ese instante no era quien para pedirle cosas a ella

-No -Respondió con un puchero, sus labios estaban muy rojos, sabía qué había llorado bastante. -Marie... -se acercó a su oído y le susurró -Hoy me di cuenta que mi prometido...-negó con su cabeza- que él es mi... papá -Marie relajó el rostro y la miró asombrada, no pudo decirle nada por unos minutos -Tu ahora me dijiste que era mejor no evadir tus problemas -Dijo Lou de repente, repetía sus palabras, aunque ella misma no las llevara en práctica- ¿Tu alguna vez lo has hecho?

- ¿Qué? -Preguntó Marie y Lousiane la miró.

-Olvidarte de todo -Ella le asintió.

-Si, pero después igual la realidad vuelve así que no sirve de mucho.

-La mía es un asco -Gritó levemente Lousiane- Ellos... se odian -Marie le sonrió.

-Qué tengan diferencias no quiere decir que no te amen a ti, William te dirá toda la verdad, escúchalo y después te decides, ¿Te parece? William no miente -se repitió incluso para ella misma.

Lousiane la miró, no sabía qué pensar ¿y si tenía razón? Levemente asintió y Marie le dio un beso en su cabeza y se levantó aun le dolía su cuerpo y la posición en la que había estado no era la mejor, salió del closet y él estaba ahí realmente impaciente, ella se hizo a un lado y él entró inmediatamente.

Se fue al estudio y buscó un libro de su biblioteca, la revelación de Lousiane había sido impactante, William y la señora Hammer habían tenido una relación tiempo atrás a juzgar por la edad de la niña quizá en la época de la adolescencia. Pensó en ese episodio en el hospital, Anna Hammer le había dicho cosas y después que todo era una broma, ¿o no lo había sido? Movió su cabeza intentando no hacerse ideas estúpidas, igual era un asunto de William y para Marie era mejor no entrar hacer conjeturas.

Se puso sus gafas de lectura y finalmente se sumergió en el libro, habían sido demasiadas emociones por un día, estuvo ahí largo rato leyendo sobre su nuevo pasatiempo: el sánscrito. De repente sintió que alguien le arrebataba el libro y le quitaba sus lentes de descanso y la abrazaba, era William que en ese momento le acariciaba su cabello y ella se sonrió al sentirlo.

-Fresa ¿recuerdas lo que hablamos?

Preguntó sin soltarla y ella asintió, claro que lo recordaba había sido muy feliz de sólo pensarse con él viajando sin preocupaciones, pero ahora entendía que todo en la vida de William había cambiado y no podrían hacerlo y así se lo dijo, no quería que pensara que ella sería una carga, suficiente con el espectáculo que le había hecho días anteriores por cuenta de besos sin sentido.

- ¿Aún serías Lisa? -Preguntó él, sin embargo.

No pudo disimular cuánto le agradaba que el plan siguiera en pie, así que solamente le afirmó que ella seguía adelante con lo que fuese que él le propusiera, le hacía mucha ilusión viajar con él, incluso no le importaba si ahora eran más.

Él le explicó lo que tenía en mente, le hablaba de Anna Hammer como una lunática y realmente se sentía perdida, al parecer se la quería llevar a la fuerza a Lou si la señora Hammer no accedía a que estuviera con él, era normal, finalmente ante la ley Lousiane era hija de Heinz, ya lograba entender lo que había sucedido en la mañana, ese hombre había ido a provocarlo, y él simplemente había enloquecido al saber que su hija había vivido por 11 años con ese hombre chocante.

-...quiero saber si tú vendrías con nosotros. -William le decía mientras Marie sonreía ante la pregunta, no le importaba ser una ilegal.

-Ya te había dicho que sí, no he cambiado de opinión.

-Bueno antes éramos sólo los dos sin hacer nada ilegal, ahora estaríamos raptando una menor. -Le explico él y ella volvió a sonreír, porque entendía a la perfección las implicaciones del viaje y realmente no le importaba.

Como tampoco le importaba la relación de William con esos hombres, había aprendido a entenderlo, ambos compartían cosas, aunque no fuesen de forma similar, sabía que en el fondo ella era un hipócrita porque por un instante disfrutó todo eso y pudo quedarse ahí, fue William quien le hizo ver que tenía alternativas.

-Te dije que confió en ti, así que mi respuesta sigue siendo la misma.

El rostro de William se relajó y la besó, ¿cómo podría dejarlo? No, esa sola idea hacía que su pecho se comprimiera de forma horrible no lograba explicar lo que sentía al pensarse lejos de él, le quería y Marie sabía cuán débil podía ser ante eso. Al parecer a él le ocurría lo mismo y de alguna manera le gustaba no sentirse así solamente, le gustaba pensar que él también la quería en su vida que estar juntos era algo mutuo.

Por un momento pensó en su hermano, irse prófugos quería decir que no volverían así que le pidió llevarlo, no quería dejarlo en manos de Alice y sabía que a Phillipe le ocurría lo mismo.

-Pues no lo llevábamos, qué más da un niño más no cambiará la condena. -Marie se rió extasiada, hijueputa lo quería tanto y él le llevaba todas sus ideas por bizarras que parecieran, le acaricio su rostro y le dio la razón.

-Además Alice también es una mala madre, tú serías mejor madre para esos niños.

Toda la alegría se esfumó y bajó su cabeza algo triste a veces sentía que William se burlaba de ella, ir con ellos era diferente a sentirse madre de Lousiane y Phillipe, primero porque cada uno fuesen malas o buenas tenían sus propias madres y segundo porque ella no era una excelente persona, a veces incluso sentía que arruinaba la vida de William.

Eso último le causó risa a William, quien no creía que Marie fuese mala persona y en cierta medida podía ser verdad, hasta el momento se había pensado que mataría con tal de salir de todo eso, pero después de saber que tantas personas habían muerto por cuenta de ella y Pauline había salido lastimada, se había sentido realmente mal y nadie mejor que William lo sabía. William la tomó por las piernas, la cargó y la besó con pasión, la misma que en momentos que sentía su pecho reventar aminoraba todo y la hacía sentir en éxtasis por cuenta de la lengua de él.

Lo haría, lo intentaría, no se veía a sí misma como una madre, pero intentaría darle a Lousiane lo mejor de ella, finalmente no era complicado, desde antes habían tenido una relación y le tenía algo de cariño, pero prefería ser cauta con los nominalismos finalmente Anna Hammer... Ya le había reclamado en el pasado que no se creyera la madre de Lousiane y le enseñara cosas que no le incumbían.

- ¿Preferirías el de madrastra? -Escuchó a William divertido poco después de dejarla de besar y ella le sonrió negando con su cabeza.

Él no entendía a qué se refería Marie y ella realmente no se sentía en la capacidad de explicarle, masajeo su cabeza mientras pensaba cómo expresarle que, aunque no se llegara a sentir madre de ese par de niños, los querría mucho y haría lo posible por protégelos, finalmente era leal a William y por ende a Lousiane.

-Pues no sé a qué te refieres, pero vas a tener que entender que el paquete William ya no viene solo, esa niña estará siempre conmigo, ya me la perdí suficiente tiempo. -Eso había sonado realmente tierno y no podía refutarle nada, le gustaba que él le dijera que Lousiane era su prioridad número uno, era un instinto paternal que en general admiraba.

-Y nunca te pediría que lo hagas, además el paquete William nunca ha estado solo. -se sonrió al recordar su charla de él y sus vicios en ese jeep en enero-Yo me refería a otra cosa, para mí ser madre es algo tan especial que no se si yo logre serlo.

-Tú eres especial.

Marie lo abrazo conmovida por la fe que él tenía en ella, tenía miedo de defraudarlo, tenía miedo que todo eso en algún momento cambiara, odiaba esa sensación y lo hacía porque le hacía sentir demasiado. Se lo agradeció, él confiaba en ella y ella se sentía tan pequeña e incapaz por momentos, deseaba salir de esa habitación no quería que viera que había hecho que sus ojos se aguaran así que se separó y se levantó.

Al caminar a la salida vio que se trataba de Lousiane y que estaba más calma, Marie le sonrió y sin mirar a William comenzó a salir de la habitación

-Aún no terminamos de hablar.

Le dijo antes de salir y ella sólo asintió y salió sin decirle nada, estaba como una pendeja sintiendo demasiado porque lo que él le proponía era tener una familia, aferrarse a un lugar y todas las implicaciones que eso tenía, eran recuerdos realmente dolorosos, aun podía sentir ese desespero al pensarse en una casa con cosas propias, cenando todos en un comedor. No quería vivir nuevamente el dolor de la pérdida, le aterraba que después de dejarlos entrar a su vida, se fueran o peor aún, tal como pasó con su madre les pasara algo por su culpa.

¿Y si lo intentaba? ¿Y si dejaba sus estúpidos miedos e intentaba hacer una familia con William? ¿No era demasiado pronto? Apenas hacía seis meses se conocía con él y era su novia no hacía no más de tres meses. De forma automática se fue a la cafetera y comenzó a moler los granos de café, quería relajarse sabía que muchos de esos miedos irracionales venían de esa noche... Pero también era consciente que no podía permitir que eso siguiera manejando su vida.

Lentamente el olor a su café preferido comenzó a inundar el lugar, eso la hizo tranquilizar un poco, no debía nublarse por sentimientos irracionales, aunque William lo minimizara ella estaba muy jodida, demasiado y aunque a veces lo disfrutaba otras no, porque actuaba según esos sentimientos y lo odiaba.

Solía criticar a su madre por eso, solía decirle que la razón era más importante, Lisa su madre por supuesto una mujer sumamente bohemia le decía lo contrario que se debía guiar por el corazón. Y no, definitivamente para Marie no era lo mejor, sentía que no dejaba ver las cosas con claridad.

Sintió que alguien la abrazaba por detrás, se trataba de William Marie se sonrió, aunque él no podía verla, ella teniendo dudas por tener una familia y el ahí dispuesto para estar con ella en su vida con ese gran cambio que había sufrido: ahora era padre de familia, el mismo hombre que meses atrás le había dicho que ser estéril por elección.

Esta vez le preguntó por Lou y él comenzó a despotricar, sentía que la niña estaba influenciada por Anna Hammer, su madre, a Marie le gustaba ver esa preocupación en él, que aceptara todo tan rápido y se ubicara en su rol de padre, aparte de quererlo muchísimo lo admiraba, admiraba de alguna forma el hombre que era y aunque él se igualara con esos hombres para ella él tenía un algo diferente, por algo se sentía tan enamorada de él.

-Ella es bastante receptiva, -Marie hablo en referencia a Lousiane-aún intenta asimilar todo, que te digan que tu vida no es tal como siempre has pensado no es sencillo.

-El caso Fresa, es que en realidad su vida no ha cambiado tanto, si lo piensas con perspectiva Heinz nunca la trató bien, - por un momento se detuvo y vio en sus ojos tristeza- ahora es claro sus motivos y en cuanto a mí, tuve un mejor amigo que me obligó a siempre estar presente en su vida.

Marie podía entender que para él todo resultara tan sencillo, pero después de escuchar a Lousiane hablar de él todo el tiempo como su prometida, no creía que fuese tan fácil para ella, sentía que lo veía como hombre, aunque fuese pequeña aguardaba la ilusión de tener un romance, algo de índole sexual, entendía que William no lo viera de esa forma, él la quería desde antes y la miraba como una niña.

Era verdad él no había aparecido en la vida de Lou hace poco, estuvo ahí para ella y eso lo sabía incluso desde la misma Lousiane, no podía comprender el dolor de ambos a cabalidad, quizás había algo como su madre solía llamarlo: el destino o la leyenda japonesa que solía contarle sobre un hilo rojo entre dos personas que por más que se enredara no se cortaba y terminaba encontrando a las dos personas.

-...Quise a esa niña desde que nació, -William le decía -no entendía por qué si con el mocoso no me pasaba igual, si por años la creí el fruto de la traición de Anna y si te fijas, lo es, es el fruto de la mayor de sus vilezas, mira que dejar que el imbécil de Heinz criara a mi hija, como si ella no me tuviera a mí, hay que ser demasiado estúpida.

En esta ocasión Marie se sonrió y dejó su taza medio vacía de café en el mesón y se giró, realmente no le interesaba juzgar a Anna Hammer, había actos, había motivos y ella no era quién para meterse en los asuntos de ellos.

-Para ti era un juego, para ella no, se había tomado muy en serio lo de ser tu prometida.

-Tú y yo sabemos que eso nunca fue así, tú eres mi novia.

Nuevamente Marie se volvió a sonreír, no entendía la correlación entre las dos situaciones, el mismo se lo había dicho, conocía a Lou desde bebé y el tema del prometido mucho antes de ella conocer a William, así que esa idea estaba insertada en la niña desde tiempo atrás, aunque William argumentara que nunca sostuvo ese tipo de relación con ella.

Eso mismo le expuso y él le hablo algo de impregnación, Marie no le entendió, pero como era de esperarse él entendió el punto al que Marie deseaba llegar, Lousiane estaba enamorada de él y pasaría algún tiempo antes de que lo viera como un padre, si bien William era abierto sexualmente al parecer el incesto no le iba para nada.

Estaba absorta mirando su rostro cuando Cathie los interrumpió, volvía con lo mismo de que se fuera con ellas a los Ángeles, sin importarle que William estaba a su lado, la miraba con el ceño fruncido esperaba que no dijera sobre los golpes en su cuerpo, no quería que William se diera cuenta que la había lastimado en medio de la contienda con Heinz Hammer, no lo quería hacer sentir mal.

Afortunadamente sólo insistía en que se fuera, incluso William se sintió aludido e intervino, no quería que se enojara ahora que lo veía más calmo y volvió a dejarle claro a Cathie su posición, no se iría, no se alejaría de William Tilman, para bien o para mal su vida estaba con él y no lo quería de otra forma.

-No me cae bien tu prima. -Se quejó William una vez Cathie se fue.

- ¿Por qué? Unos meses atrás dijiste que te caía bien.

-Pues he cambiado de opinión, me parece intrusiva.

Si, Marie era consciente cuan fastidiosa lograba ser su prima, en ese caso Cathie sentía que con ellos estaría mejor, cosa que era totalmente falsa, pero por más que se lo explicaba no entraba en razón y eso comenzaba a molestarla, en ese momento la puerta sonó y ella se estremeció un poco, no esperaba a nadie y eso la inquietó

-Debe ser servicio de habitación, le dije a Lousiane que pidiera algo, dice que tiene hambre.

Después de la explicación de William se tranquilizó y decidió ir abrir la puerta, sin embargo los adolescentes se adelantaron y la abrieron, poco tiempo después estaban devorando todo mientras Marie los miraba a un costado con William, quien los miraba asombrados por la forma de comer.

-Si, llevaba un rato escondidos -Marie le dijo a modo de explicación- y Phillipe le daba bocadillos a escondidas no entiendo por qué no me dijeron antes -Suspiró vencida.

-Porque no son tontos, tú eres una chismosa, lo primero que hiciste fue llamar a Anna.

-No sabía nada al respecto, así que pensé en ella, bueno realmente en Sébastien, es evidente que no soy de los afectos de la señora Anna, ahora entiendo por qué.

Por más que le daba vueltas a ese episodio en el hospital, sentía que por un momento Anna Hammer sin sentía cosas por William y quería hacérselo saber, lo raro fue que después dijo que todo era una broma, era totalmente confuso, en ese momento sintió que los dedos de William le alzaron su barbilla e hizo que lo mirara.

-No te hagas ideas en tu cabeza Marie, mira la edad que tiene Lou. -le señaló algo que ella misma había pensado antes.

Marie lo miró y le dijo que le creía, es decir ese día él dejó claro que ellos no tenían una relación íntima y era obvio que Lousiane no era fruto de una relación reciente, pero eso no quería decir que ella no sintiera cosas, bueno eso a veces sospechaba por como actuó meses atrás, aunque no le dijo eso ultimo a William, eran sólo supuestos y no desea entrar en una discusión innecesaria. Es decir que Anna Hammer amara o no a William no era algo que la afectara, para Marie los sentimientos eran libres.

-... Anna fue mi novia en el instituto, estuvimos juntos cerca de 4 años, ya ni lo recuerdo. El caso es que terminamos hace mucho tiempo, ella se casó y en cuanto a mí me dediqué a disfrutar de mi soltería como bien conoces. No pensé que tuviera que hablarte de todo mi historial sexual, es largo.

Marie evitó suspirar, él le daba explicación, si, lo sabía la última vez actuó como una lunática y se disculpó por eso una vez más, sabía que no había podido decirle uno de los motivos principales, no quería lastimarlo y decirle que odiaba pensar que era un hijueputa abusador y si rollo de la fidelidad, aun ella sabía que había cosas que era mejor no remover y realmente no quería lastimarlo con palabras hirientes. Ahora entendía un poco la actitud de Anna esa noche en el hospital, no era como si hubiese salido con eso de la nada. Se le salió eso en voz alta y William replicó:

-No entiendes nada, -William le refutaba-Anna le gusta fastidiarme, lo hizo con Laurent, lo hizo contigo, lo hizo con Lousiane, ya ves, si yo hubiera sabido con la loca que me metía nunca lo hubiera hecho, creo que está mal de la cabeza y yo quizás debí advertirte que había hostigado a Laurent, pero sentía que ya tenías muchas cosas en las que pensar con el asunto de las amenazas, como para ponerte a cargar con una loca sin oficio.

-Tan sólo entiendo que ustedes se amaron -le restó importancia al asunto -Aquello no es malo. No pretendo malgastar el tiempo que estemos juntos en tonterías como esas, me importas tú.

-Yo no sé a quién amé.

William dijo pensativo y Marie no entendía su anotación, si, era verdad ya no era Anna Lefevre, su apellido era Hammer, además estaba mayor, al igual que él, era obvio que no era la misma mujer que él conoció en su adolescencia, en ese presente, era como si la disociara.

-Quisiste lo que ella era en aquel momento, inevitablemente cambiamos y no siempre para bien, si me hubieses conocido en mi adolescencia me habrías llamado tonta muchas más veces, creía conocerlo todo de la vida y sólo era una ingenua que no sabía nada.

No lograba explicarlo de otra manera, al menos en su caso quiso a Thomas en aquel tiempo en lo que fueron en ese tiempo, sin embargo en el presente tenía claro que no tenía sentimientos por él ni buenos ni malos, ambos simplemente habían elegido otras formas de vida y no estaban uno o el otro incluido, sintió los dedos de William acariciar su rostro en un silencio incómodo quizás hablar de ella fuese difícil, lo entendía también tenía temas en su vida intocables, así que sólo se sonrió y preguntó una tontería que lo sacara de ese tema bochornoso.

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