Dulce Tentación PREFACIO

 



"El pasillo de repente se hizo angosto sintiendo que su respiración se cortaba, aunque su cuerpo no diera signos visibles de molestia, desde que la conoció se había dado cuenta que era la única mujer que lograba descolocarlo, que con solo un pestañeo sacaba de él lo que quería.

Había pasado tiempo desde que se había sentido tan cerca de su aroma, la miró de reojo y ella caminaba de forma coqueta, aunque sabía qué era algo natural en ella y no se trataba de una provocación o quizás sí, quizás quería pensar qué contoneaba sus caderas para él y qué seguía siendo tan suya como desde aquel día de agosto.

Su pulso acelerado le decía qué le era difícil resistirse ante su compañía, podía divisar sus pequeños pechos firmes debajo de aquella delicada blusa y sintió un cosquilleo en su entrepierna, sabía que era osado pedirle un café y confesar cosas que realmente no le interesaban en aquel instante, notó su respiración y eso lo encendió aún más, aquellas cosas tan provocadoras qué hacía de manera inconsciente era algo qué le fascinaba en ella. No podía decirse qué era lo que más le gustaba, si su voz delicada llamándolo Monsieur, su pestañear, o su boca provocadora e impertinente, porque todo lo que tenía que ver con ella era una combinación que lo enloquecía.

Tragó en seco y pronto se dio cuenta que caminaban solos, su cuerpo de seguridad se había quedado en la entrada y aquel lugar poco frecuentado lo único qué hacía era aumentar su necesidad de alzar su mano y tocarla ¿entonces qué se lo impedía? Suspiró ante aquel pensamiento y en el tiempo en que era prohibida y tuvo que soportar la tentación, nuevamente lo era, era prohibida para él.

En un arranque de impulsividad, la tomó de su cintura y la llevó contra una de las paredes, se deshizo de cualquier pensamiento mojigato y bajó sus manos por sus muslos sin ningún tipo de contención, logró con sus dedos alcanzar el dobladillo y de un tirón alzó su falda, con una de sus manos acariciaba sus piernas mientras la otra la subió a uno de sus pechos, ahí estaba él en su estado más salvaje intentando arrancarle la ropa, ella evitaba su mirada pero su cuerpo reaccionaba ante sus manos, sin esperar mucho abrió su bragueta, no podía esperar más su miembro palpitaba y sentía qué todos esos meses añorándola se comenzaban a acumular.

De forma hábil corrió sus diminutas bragas de encaje y la embistió, ella rodeó su cintura con sus piernas con naturalidad sus cuerpos se reconocían, él la tomó por sus cadera de forma firme controlando los movimientos de ambos, sosteniéndola con gran facilidad soltando ruidos sordos y escuchando los gemidos qué se escapaban de ella, la vio retorcerse y aquello era como una tortura, quería qué no se terminara, pero tanto tiempo añorándola hacía qué no pudiera controlar por mucho más tiempo su orgasmo, pronto vio como ella convulsionó llegando al clímax, sintió como sus paredes aprisionaron su miembro y él sin poder controlarse más también estalló.

Ella se zafó de su agarre de forma brusca y acomodó su falda nuevamente, François no pudo evitar acercarse a ella e intentó besarla, sin embargo, ella se giró poniendo su mirada gélida le dijo:

-Esto fue sólo sexo, no se confunda señor LeBlanc -Él sonrió pero era una sonrisa cargada de dolor, estiró su mano para acariciar su cara, no obstante ella dio un paso atrás y le dio la espalda empezando a caminar lejos de él. 
-Rebecca... -Dijo con su voz queda sintiendo un momento de debilidad no pudo reprimir sus sentimientos -Te amo. - Ella lo miró por encima del hombro, pero su cara no era de la mujer dulce que recordaba, esa expresión fría jamás se la había visto ni siquiera cuando jugaba a ser cínica, él sonrió nuevamente viendo cómo su silueta se alejaba de él."


CAPÍTULO SIGUIENTE

Comentarios

Entradas populares